La Justicia de Catamarca condenó a un hombre a la pena de 15 años de prisión por los delitos de abuso sexual con acceso carnal, amenazas y coacción agravada. Su hija y víctima de los ultrajes relató lo dura que fue su vida y la de su madre hasta poder escuchar la sentencia.

“Costó bastante. Lo hice para mostrarle que yo puedo y siempre pude y para otras víctimas, para que sepan que se puede salir adelante a pesar de que quede sin nada; sin casa, sin ropa, sin familia y en la calle con mi mamá pero pude salir”, dijo la joven que hoy tiene 19 años.

Según relató, los ultrajes comenzaron cuando ella tenía 12 años. No obstante, su padre “siempre fue violento”. Recordó que siempre había golpeado a su madre de una manera brutal, llegando incluso a producirle una fractura de cráneo que casi la mata. El terror siempre las acompañó, por esa razón cuando comenzaron los abusos sexuales ella no se animó a contarle a su mamá lo que le sucedía.

Fue a sus 15 años, mientras permanecían encerradas y ella sin poder concurrir a la escuela, que su madre decidió irse con su hija, pero el sujeto las golpeó, echó a su esposa y quedó la adolescente como si fuera su propiedad.

Me quedé tres o cuatro meses. Hasta que dije que no podía estar sin mi madre. Si bien yo no le contaba nada de lo que me pasaba, sabía que yo a ella la abrazaba y lloraba y ella me entendía. Necesitaba el calor de mi mamá, fue lo más duro para mí, esa separación. Además, estaba el encierro, el no poder tener amigos, no poder salir a estudiar, prácticamente estaba todo el día encima mío. Me escapé porque no me quedó otra opción”, contó.

Cuando pudo escapar, le contó a su madre y fue ella quien denunció lo que sucedía, ya que su hija aún era menor de edad. Durante los cuatro años que pasaron hasta llegar al debate, pasaron hambre y además fueron discriminadas por su propia familia.

“Mucha gente me dio la espalda pero acá estamos firmes, y voy a tratar de seguir con mi vida. Tuve una que hija es lo mejor que me pasó en la vida y acá estoy feliz y espero ahora poder tener la paz que nunca tuve ahí”, explicó.

“Seguiré para adelante y espero que las personas que sufren violencia se animen a dar ese paso a poder hablar. Hace bien, tiene sus pro y contra pero no se imaginan la paz, la tranquilidad de saber que voy a salir a la calle sin que nadie me golpee o me acose. Si bien voy a tener gente que me pida perdón por no haberme creído no me importa: les pido que se alejen, que no vuelvan, que no me llamen, que no me escriban. Yo estoy bien sin ellos, lo único que necesito es a mi hija y a mi mamá que me esté acompañando en todo momento como lo hizo”.

La joven, tras salir de su casa, pudo mantener una pareja con quien tuvo una hija. Actualmente está trabajando y estudiando. “También agradezco a mi abogada que me acompañó siempre”, agregó.

Debate

El juicio contra el agresor sexual se iba a realizar bajo la modalidad de juicio por jurados. Sin embargo, el defensor del sujeto, mientras se hacía la audiencia de admisión de pruebas en la Cámara en lo Criminal de Primera Nominación, dijo que el imputado quería declarar.

Así lo hizo y admitió por primera vez todo lo que hizo, por lo que las partes, incluida la querella decidieron hacer un juicio abreviado y condenarlo a 15 años de cárcel.