Francia y Marruecos protagonizan el miércoles la segunda semifinal de la Copa del Mundo. Los galos, actuales campeones, buscarán avanzar al partido definitorio en busca de algo que no ocurre desde 1962: ganar dos mundiales seguidos. Enfrente, tendrá a la primera selección africana en acceder a semifinales de un Mundial. Ambos países tienen una historia en común: Marruecos fue colonia francesa.
Los marroquíes y la colonia francesa
El pasado colonial aun se siente y es lo que explica, en parte, la represión a los marroquíes en París por parte de la policía mientras festejaban la victoria ante Portugal y el pase a semifinales. La acción de la policía parisina derivó en más de 70 detenidos. Como habitantes de lo que fue el protectorado francés instaurado en 1912, los marroquíes fueron ciudadanos de segunda. En un país cuya lengua principal es el árabe, el francés se convirtió en un segundo idioma no oficial, casi a la par del español. España fue aliada de Francia en la guerra colonial que se libró en Marruecos entre 1911 y 1927, antes, durante y después de la Primera Guerra Mundial.
El protectorado de 1912 se extendió hasta 1956. En el medio, llegó la Segunda Guerra, la ocupación alemana y el régimen títere de Vichy. Justamente, el Marruecos colonial quedó bajo dominio nazi, algo universalmente sabido por cualquier cinéfilo que haya visto Casablanca.
La independencia de Marruecos
Marruecos se convirtió en un país independiente en 1956. Francia había salido exhausta de la Segunda Guerra y, encima, desde 1945 tuvo que afrontar la guerra en Indochina, que resultó en la independencia de Vietnam en 1954. Mohamed V pasó a ser rey de pleno derecho, tras haber convivido durante décadas con el colonialismo francés y bregado por la independencia.
A la muerte del rey, en 1961, lo sucedió su hijo, Hassan II. Mantuvo durante todo su reinado, hasta su muerte en 1999, buenas relaciones con Francia y España. Y copió de los franceses su método de lucha contrainsurgente utilizado en la vecina Argelia. Reprimió a opositores, hubo desapariciones y presos sin condena. El país ostentó, desde los años 60, un gran historial en materia de violaciones a los derechos humanos.
Fue en 1965 cuando se produjo un hecho conmocionante. El 29 de octubre ese año, desapareció en París el disidente Mehdi Ben Barka. Exiliado en la capital francesa, era un acérrimo crítico del monarca. Desapareció a manos de efectivos de la policía francesa.
Una versión señala que fue torturado en presencia de un alto funcionario de Hassan II, el ministro del Interior, Mohammed Ufqir, que sería condenado en ausencia por el hecho. Nunca se encontraron los restos de Ben Barka. Ufqir protagonizó un intento de golpe de Estado contra Hassan II en 1972. Fracasó y, según una versión, se suicidó. Su cuerpo tenía cinco impactos de bala.
La Marcha Verde, el Sahara Occidental y la incidencia de París y Washington
En 1975, Hassan II alteró el mapa de África aprovechando la crisis que vivía España ante la inminencia de la muerte de Francisco Franco. Mientras el dictador agonizaba, el rey ordenó lo que pasaría a la historia como la Marcha Verde. España, que había dado la independencia a Guinea Ecuatorial (único país de África cuya lengua oficial es el español), se disponía a abandonar el Sahara Occidental y darle la autodeterminación al pueblo saharaui.
Allí entró en escena el gobierno francés junto al de Estados Unidos. En el marco de la Guerra Fría, París y Washington evaluaron que no era conveniente un nuevo estado que podría aliarse a Argelia, rival de Marruecos y, peor, país del bloque socialista. Entonces jugaron el nacionalismo marroquí y Hassan II movió sus piezas. El 6 de noviembre de 1975 dispuso la movilización de 300 mil personas. Esa marea humana entró a pie en lo que, técnicamente, era territorio español.
Mientras, en Madrid, Franco luchaba contra la llegada inexorable de la muerte, que se produciría el 20 de noviembre. Con su líder a punto de fallecer, el franquismo cedió ante la guerra de nervios que propuso Marruecos. El 9, los marroquíes retrocedieron y España firmó un acuerdo por el cual se comprometía a descolonizar el territorio, pero al mismo tiempo se desentendió de la causa de los habitantes del Sahara Occidental. Comenzó una guerra con Marruecos y Mauritania de un lado, y el Frente Polisario (brazo armado de los saharuis) del otro. El conflicto duró hasta 1991: el reclamo sigue, pero Marruecos ocupa el Sahara Occidental.
Al mismo tiempo que cesaron las hostilidades con el Frente Polisario, la opinión pública francesa se vio sacudida por la aparición de un libro, Nuestro amigo el rey, de Gilles Perrault. El periodista, que había obtenido fama en los 60 con La orquesta roja (libro que relata las acciones del espionaje soviético en la Segunda Guerra), describió con crudeza el reinado de quien hasta entonces era visto como un monarca respetuoso de los derechos humanos. Hassan II intentó frenar su publicación y, obviamente, lo prohibió en su país.
Los WikiLeaks dejaron al descubierto al actual rey de Marruecos
El actual rey es Mohamed VI. Los cables de WikiLeaks lo señalan a la cabeza de un entramado de corrupción. Poco después estalló la Primavera Árabe y el reino evitó sacudones como los de Túnez, Libia y Egipto.
En 1986, la Francia de Michel Platini fue tercera en México 86. En ese Mundial, el de la coronación de la Argentina de Diego Maradona, Marruecos fue el primer equipo de África en pasar de ronda. De hecho, ganó su grupo y fue eliminado en octavos de final por Alemania Federal, a la postre, subcampeón. 36 años después, ambas selecciones, con una historia política en común como naciones, dirimen el rival de la Argentina de Messi.