Mujeres de la Comunicación Argentina, editado por la Fundación Friedrich Ebert y compilado por Alejandra García Vargas, Nancy Díaz Larrañaga y Larisa Kejval (directora de la Carrera de Comunicación de la UBA), invita a conocer las experiencias pioneras de mujeres que en los años setenta comenzaron a preguntarse sobre los medios de comunicación y la cultura masiva.
En este libro, según sus compiladoras “emergen la irrupción de la última dictadura militar y el forzado silencio intelectual. Emergen las experiencias de los exilios y las posibilidades que estos abrieron para construir una comunidad intelectual y una perspectiva latinoamericana. Emergen la recuperación de la democracia y la gesta fundacional de las Carreras de Comunicación y Periodismo que las mujeres protagonizaron en diversos lugares del país”.
En sus diferentes capítulos se plasman las trayectorias, los recorridos, los pensares y los sentires de las mujeres pioneras que empezaron a pensar sobre el campo de la comunicación y de las primeras graduadas de la Carrera de la UBA, que estudiaron en la apertura democrática. Vargas, Larrañaga y Kejval dicen en la introducción que a la luz de las urgencias por completar esas narrativas, el caso argentino se les impuso como tarea imperiosa, necesaria: “la certeza de la fuerte presencia femenina en la constitución del campo no hizo más que convertirse en un sólido argumento que posibilitó que nos sumemos al desafío de (re)construir la historia situada del modo como se fue consolidando este espacio en Argentina”, explican.
Las mujeres de la Comunicación en Argentina han construido redes de intercambio intelectual y afectivo: como compañeras, como amigas, como maestras, como discípulas y las huellas de estas relaciones emergen en cada uno de los artículos. “Recuperamos el término maestras en un sentido freireano: esto es, poniendo en valor el rol docente y el trabajo a enseñar, a compartir conocimientos, a construir equipos, a transmitir, a transformar subjetividades”, dicen las editoras.
La idea, desde el comienzo, fue construir un texto federal que recorriera todo el territorio, con los aportes de las mujeres de la comunicación académica de todo el país. Dentro del ámbito académico, explican las compiladoras, se hizo hincapié en la incidencia de las mujeres en tres grandes ejes: “sus aportes teórico-metodológicos al campo, su formación desde la docencia y la investigación y sus roles de gestión en ámbitos universitarios. Otro elemento que se tuvo en cuenta fueron las líneas de investigación y trabajo desplegadas por las mujeres, con el objetivo de abarcar diferentes abordajes disciplinares que, en su confluencia, constituyen el campo de la Comunicación en su diversidad”.
El libro tiene, además de un recorrido federal, una gran riqueza generacional: los artículos sobre las “pioneras” relatan los senderos de las mujeres que se dedicaron a la comunicación a comienzos de la década de los sesenta pero que debieron suspender la tarea cuando tuvo lugar el golpe cívico eclesial militar de 1976. Ellas fueron Alicia Entel, Silvia Delfino, Margarita Graziano, Mabel Grillo, Elena Maidana, Stella Martini, Nora Mazziotti, Ana María Nethol, Mabel Piccini, Ana Celina Puebla y Patricia Terrero. Pero también están los trabajos sobre los aportes de las “primeras graduadas”, que luego de la llegada de la democracia, tuvieron un rol central en la consolidación del campo académico de la comunicación, como Mariana Baranchuk, Silvia Elizalde, Paulina Emanuelli, Patricia Fasano, Cora Gamarnik, Liliana Lizondo, Lila Luchessi, Sandra Massoni, Daniela Monje, Vanina Papalini, María Graciela Rodríguez, Marita Soto, Sandra Valdettaro y Claudia Villamayor.
En palabras de sus editoras: “Este libro parte de un diagnóstico, el campo académico de la Comunicación no es ajeno al sistema de desigualdades y jerarquías sociales que impone el patriarcado. En su historia oficial predominan las figuras masculinas. El trabajo de las mujeres aparece, en el mejor de los casos, desjerarquizado; cuando no, invisibilizado. Desde nuestro reconocimiento a los feminismos, el libro que aquí presentamos pretende ser, entonces, un pequeño acto de justicia: apunta a reparar la omisión y subestimación que las mujeres de la Comunicación en Argentina han (y hemos) padecido”.