Con el objetivo de aprovechar su potencial para la producción de energías renovables, principalmente solar y eólica, los países de América Latina comienzan a dar sus primeros pasos en la industria del hidrógeno verde (H2V).
El gas hidrógeno, utilizado como combustible para el transporte, la generación de energía y las actividades industriales, no emite gases de efecto invernadero cuando se quema, pero a menudo se ha obtenido como subproducto de procesos contaminantes. Sin embargo, su reciente giro "verde" refiere al gas hidrógeno que se produce utilizando fuentes de energía renovable sin emisiones.
El sector energético en América Latina y el Caribe representa el 43 por ciento de las emisiones totales de gases efecto invernadero, según datos del Banco Mundial. A nivel general, el impulso al cambio en la matriz energética apunta a limitar el aumento de la temperatura global en este siglo a 1.5°C, en línea con el Acuerdo de París del 2015.
Experiencias
Para algunos países, el hidrógeno verde es la oportunidad de exportar combustible, mientras que para otros, lo primordial es utilizarlo para la producción local de productos secundarios; ya sea para el desarrollo de combustibles sintéticos, fertilizantes limpios, electromovilidad y otro sinfín de usos tanto industriales como domésticos.
Por el lado de Chile, por ejemplo, María Paz de la Cruz, gerente general de H2 Chile, la Asociación de Hidrógeno de ese país, sostiene que el hidrógeno verde “será una de las puntas de lanza” en el aporte del país trasandino a las medidas de mitigación contra el calentamiento global. Según explicó, este combustible puede aportar el 24 por ciento de la reducción total de dióxido de carbono del país para mitad de siglo. “El hidrógeno verde es nuestra mejor opción para acelerar la transición energética”, plantea de la Cruz.
Chile actualmente cuenta con el 68 por ciento de su matriz energética en base a combustibles fósiles y es quien lidera en la región en materia de H2V, con una estrategia nacional con metas muy específicas, como por ejemplo convertirse en el país de la región con el hidrógeno verde más barato del planeta (menor a los 1,5 U$S/Kg al año 2030).
Colombia es otro de los países de la región que avanza en el desarrollo del hidrógeno. Además de publicar su hoja de ruta para el sector en 2021, el país estableció incentivos tributarios para proyectos de hidrógeno verde y azul (generado con energía fósil pero que contempla la captura de las emisiones), con el objetivo de atraer nuevas inversiones.
El año pasado, Colombia aprobó la Ley de Transición Energética en la que se destaca al hidrógeno. El país ha visto en la elección de Gustavo Petro como presidente un mayor impulso a las iniciativas renovables.
Uruguay incorporó el hidrógeno verde en su Estrategia Climática de Largo Plazo e impulsó una convocatoria para el desarrollo de proyectos pilotos que aún se encuentra en proceso. Y aunque se trata de iniciativas enfocadas en aplicaciones domésticas, las autoridades prevén que sirva para “recorrer una curva de aprendizaje” que ayude a capacitar a los técnicos en el mundo del hidrógeno, dice el ministro de Industria, Energía y Minería de Uruguay, Omar Paganini.
El objetivo de Uruguay es comenzar a producir H2V en 2025, según consta en su hoja de ruta. En ese sentido, Paganini sostiene que el país cuenta con “ventajas comparativas” que le permitirán posicionarse como “proveedor de combustibles alternativos verdes” ante los nuevos mercados, como su ya desarrollado sector de energías renovables. El país genera el 98 por ciento de su electricidad de fuentes renovables.
Proyectos
El Banco Mundial sostiene que América Latina tiene la potencialidad para convertirse en una de las regiones más competitivas del mundo en la producción de H2V para 2030. En ese sentido, el último informe regional de su plataforma H2LAC señaló que si bien tienen diferentes grados de avance, ya existen en el continente unos 13 proyectos operacionales y más de 70 en desarrollo.
Chile, por ejemplo, cuenta con casi una treintena de iniciativas que van desde la aplicación de hidrógeno en el transporte público y de carga, hasta la producción de metanol o amoniaco verde para la industria de explosivos.
Proyectos en desarrollo como el H2_02122021_EN_FINAL-TC_pp_V2.pdf">“H2 Magallanes” impulsado por la empresa francesa Total Eren, que incluirá instalaciones portuarias; el piloto “Haru Oni”, de la empresa chilena HIF, la italiana Enel Green Power y la multinacional Siemens Energy, que apostará a la creación de e-combustibles en la región de Magallanes; o el proyecto “HyEx”, de la energética francesa Engie y la chilena Enaex, en Antofagasta, son algunos de los más relevantes.
Colombia tiene más de diez proyectos a estudio, y las áreas de aplicación van desde la construcción de un hub de H2V que abastezca la industria siderúrgica, hasta la producción del combustible a partir de excedentes de energías renovables, movilidad y uso industrial. Se destacan, por ejemplo, una iniciativa de hidrógeno verde ya operativa en la refinería de Cartagena de la empresa Ecopetrol, alimentada por paneles solares, y otro proyecto de la proveedora de gas natural Promigas.
Uruguay, por su parte, trabaja en el piloto “H2U”, una estrategia que podrá ser aplicada tanto en el transporte pesado como en la producción de amoníaco y fertilizantes verdes. Y desde el sector privado, la compañía alemana Enertrag en cooperación con la uruguaya SEG Ingeniería, impulsan el proyecto “Tambor Green Hydrogen Hub”, una planta de producción de H2V y derivados como metanol en Tacuarembó.
Argentina, en tanto, ya tiene en funcionamiento una planta de producción de hidrógeno limpio en Comodoro Rivadavia gestionada por la empresa local Hychico. Y las autoridades anunciaron meses atrás el desembarco del proyecto “Pampas” en la provincia de Río Negro, una iniciativa millonaria enfocada en la producción de H2V a escala industrial liderada por la empresa australiana Fortescue Future Industries.
Proyecciones
Entre la expectativa de acceder a un potencial mercado millonario y las dificultades que supone la puesta en marcha de una nueva tecnología, la carrera por ser el líder regional en hidrógeno verde ya comenzó y América Latina se dispone a definir sus próximos movimientos de cara al futuro.
Uno de los puntos que aún genera cuestionamientos respecto a la sostenibilidad del hidrógeno verde es el consumo de agua necesario para su producción, en una región que ha sido afectada por sequía, desde Chile a Brasil.
Es que para obtener una tonelada de este combustible se requerirían alrededor de 9 toneladas de agua, lo que podría suponer dificultades para los lugares que no dispongan de este recurso en abundancia. Sin embargo, se trata de un aspecto que depende de la realidad de cada país: Uruguay, por ejemplo, no considera esos volúmenes como algo problemático en relación a las cantidades de agua que se utilizan en otros de sus sectores productivos.
Para la directora ejecutiva de la Asociación Colombiana de Hidrógeno, Mónica Gasca, el mayor reto que deberá sortear la industria será incentivar la demanda local de H2V, así como establecer nuevos instrumentos financieros que permitan apalancar los proyectos. Igualmente, Gasca se muestra precavida respecto al desarrollo del hidrógeno verde y afirma que el combustible “no es la solución para todo”. “No es la navaja suiza ni la bala de plata. El hidrógeno tiene ciertos nichos que hay que aprovechar pero primero hay que resolver temas de eficiencia energética y electrificación”, señala.
Otro de los desafíos será articular los avances tecnológicos con las políticas públicas, así como implementar las diferentes iniciativas de forma armónica con las comunidades urbanas e indígenas, coincidieron los expertos.
Este punto es mencionado por Ivan Zimmermann, ingeniero eléctrico, quien se desempeñó como jefe de gabinete del Ministerio de Energía de Chile hasta septiembre. Según Zimmermann, en el futuro será fundamental “generar una sinergia” entre el accionar público y privado, que permita un desarrollo sostenible de la industria a largo plazo. “Si esto no se aborda como una política de Estado, va a generar conflictos socioambientales en los territorios que pueden entorpecer la maduración saludable de la tecnología”, explica.
En el contexto geopolítico actual, afectado por la guerra entre Rusia y Ucrania, las dificultades de países europeos para comprar energía a su principal proveedor revalorizan a la seguridad energética y abre la puerta a nuevas oportunidades de mercado para América Latina. El timing será “estratégico” para el desarrollo de esta industria, mientras se perfecciona la normativa del sector, se alcanzan precios de la energía que vuelvan competitivo al H2V y se definen temas logísticos a gran escala.
* Universidad de la República de Uruguay. Artículo publicado originalmente en Diálogo Chino.