Mientras continúa abierto el conflicto por la exclusión de 500 científicos de la carrera de investigador del Conicet, quienes todavía no tienen precisión sobre su destino y mañana volverán a manifestarse (ver aparte), en la comunidad científica ya generó rechazo y preocupación por un posible nuevo ajuste un “documento de planificación estratégica”, elaborado por funcionarios del Conicet, que plantea una serie de reformas para el organismo. El borrador que comenzó a circular en los últimos días aborda cuestiones como los temas de investigación, la ubicación geográfica de los científicos, sus condiciones laborales y el financiamiento de los proyectos de investigación.
Uno de los puntos centrales del documento afirma que en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) hoy predomina el “investigador clásico”, que sería aquel que está “concentrado en publicar papers, centrado en lo disciplinar”, “academicista e individualista”. Aclaran, eso sí, que en las nuevas generaciones hay una tendencia a modificar esas características.
“La ‘planificación estratégica’ estigmatiza a sus trabajadores, pero no puede evitar reconocer el papel de los propios protocolos de evaluación de la institución en el fomento de esas cualidades, tal como muchos venimos denunciando desde hace tiempo. En cambio, el documento se preocupa por asegurar la supuesta transparencia de las evaluaciones, a pesar de la negativa a incluir veedurías gremiales para las convocatorias a becas y de las muchas denuncias sobre arbitrariedad y criterios impredecibles que hemos elevado”, cuestionaron desde la organización Jóvenes Científicos Precarizados, para la que el borrador es una “reserva de argumentos” para la implementación de políticas de ajuste, privatización y precarización.
Desde el Directorio del Conicet, que está integrado por representantes de las distintas áreas disciplinares de investigación, aclararon a PáginaI12 que no tuvieron “la más mínima” participación en la redacción del borrador. El documento sí dice contener “opiniones” de miembros del directorio, recogidas anteriormente. “Es una iniciativa administrativa interna, nosotros –remarcaron desde el directorio– no elaboramos ningún documento. Es preocupante armar un plan estratégico que no tiene una perspectiva clara de aumento de recursos ni de expansión”, advirtieron a este diario. “Más que plan estratégico, necesitamos un plan de emergencia, porque la situación es grave.”
Un punto del documento que también fue muy criticado es el que expresa que “el sistema actual de cupos por grandes áreas no permitió el ingreso de investigadores en disciplinas que se deben fortalecer, en parte debido a que la oferta de candidatos fue insuficiente en algunas de estas”.
Al cuestionar la distribución de recursos entre áreas disciplinares, el argumento parece apuntar contra las ciencias sociales y humanidades, el área que el ministro de Ciencia, Lino Barañao, pretende reducir para darles más fondos a las ciencias duras, las que considera entre aquellas “disciplinas que se deben fortalecer”.
“La verdadera causa del problema –retrucan desde JCP– reside en que ‘la oferta de candidatos fue insuficiente’.” Desde esa perspectiva, se debería estimular el interés por las disciplinas relevantes para la Nación y no de “atacar un sistema de cupos que resguarda a cada grupo de disciplinas”.
Otro aspecto del documento que generó preocupación es su referencia a las demandas socioproductivas: “Disfraza de interés social el plan de hacer del Conicet un insumo para el rédito empresarial, pese a que el sector privado no asegure ningún beneficio para la población”.
Informe: Gastón Godoy.