El director de los Mossos d’ Esquadra (policía catalana), Albert Batlle, presentó ayer su dimisión ante el dilema que supone para su cargo la celebración del referéndum de secesión unilateral convocado para dentro de dos meses y medio por el gobierno catalán en abierta confrontación con las leyes españolas. 

Battle, un alto cargo político, era una pieza clave para los planes de los independentistas catalanes, puesto que de cara al referéndum de secesión del 1 de octubre los Mossos d’ Esquadra tendrán que posicionarse entre seguir las ordenes del gobierno catalán o atenerse a lo que diga la Justicia española. 

El Tribunal Constitucional español ya advirtió que cualquier decisión tendiente a la organización del referéndum es ilegal, por lo que sus responsables deberán asumir las posibles consecuencias penales. 

Precisamente, el gobierno catalán adelantó que hoy comenzará el proceso de compra de urnas para la consulta unilateral después que el concurso público convocado para ese propósito fue declarado desierto. 

El vicepresidente catalán, Oriol Junqueras, y el Consejero de Asuntos Exterior, Raül Romeva, asumirán esta responsabilidad. El viernes pasado, el presidente catalán, Carles Puigdemont, acometió una reforma de su gobierno para reforzarse ante la deserción de algunos de sus consejeros por las diferencias internas que existen respecto a la viabilidad de un referéndum de secesión, que el gobierno español garantiza que no se llevará a cabo por inconstitucional. 

Entre los consejeros salientes figura Jordi Jané, ex titular de Interior, a quien respondía el director de los Mossos d’ Escuadra, Albert Battle, un socialista que en el pasado también estuvo al frente de los servicios penitenciarios catalanes. Tras asumir el nuevo consejero de Interior, Joaquim Forn, de perfil claramente independentista, aseguró que la policía catalana felicitaría que el referéndum del 1 de octubre “se desarrolle con normalidad”.

Sin embargo, la situación en Cataluña se plantea excepcional debido a que el referéndum de secesión es un desafío frontal al orden constitucional español, que consagra la unidad de España. 

En su mensaje de despedida, dirigido a todos los agentes policiales, Batlle se mostró convencido de que “en los actuales momentos de la vida del país”, la policía catalana “seguirá perseverando” en su “misión de defensa de la seguridad y del bienestar” de los ciudadanos, y “lo hará, como siempre, con escrupuloso respeto y sujeción a la ley”, según publicó la prensa local. 

El hasta ahora director de los Mossos, que asumió su cargo en junio de 2014, defiende que el cuerpo de seguridad regional debe “cumplir y hacer cumplir la ley”, manteniendo su “neutralidad” política e imparcialidad. 

En la misma línea, el ministro de Justicia español, Rafael Catalá, insistió en que la policía catalana cumplirá con su mandato y con la ley, y remarcó que el gobierno español está en condiciones de actuar en 24 horas ante cualquier acto ilegal, luego de calificar de “preocupante” situación que se está viviendo en Cataluña. “(Los Mossos) no están al servicio de un gobierno y menos de radicales que quieren incumplir las normas”, subrayó. 

En tanto, la vicepresidenta del gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, lamentó que Batlle haya tenido que dimitir por “motivos políticos” y remarcó que los independentistas “pueden asumir su responsabilidad ahora o hacérselo el 1 de octubre, porque el referéndum no se va a celebrar y será un fracaso”. No obstante, los independentistas catalanes se mantienen firmes en su desafió. 

El partido anticapitalista CUP (Candidatura de Unidad Popular), socio indispensable del gobierno de Puigdemont, presentó ayer un escrito judicial ante un tribunal que investiga un acto relacionado con el referéndum para “auto inculpándose” en la organización de la consulta. 

Si bien el 80 por ciento de los catalanes están a favor de que se celebre una consulta de secesión, la gran mayoría es partidaria que se haga en acuerdo con el Estado español y sólo una minoría manifestó su respaldo a la vía unilateral planteada por Puigdemont, según los sondeos.