En 1986, Daniel Melingo se reunió, por única vez, con varios músicos amigos para divertirse sobre un escenario. Y ahora, en 2022, se reunirá nuevamente, por única vez, con varios músicos amigos para divertirse sobre un escenario. Los amantes de las señales a favor de la selección argentina en el mundial tienen otro dato. Quien quiera creer que crea.

En el 86, el escenario fue el de Badía y Compañía, en Canal 13. Ese día, en el último programa del año, apareció la Ray Milland Band, un supergrupo efímero integrado por Melingo, Charly García, Andrés Calamaro, Pedro Aznar, Pipo Cipolatti, Miguel Zavaleta, Gringui Herrera, Camilo Iezzi, Gustavo Donés y Pablo Guadalupe. Una banda que podría haber sido planta permanente de cualquier late night show y que aún hoy se la banca a través de la digitalización de algún VHS subido a YouTube. Son apenas 14 minutos con 49 segundos que alcanzan para mostrar una característica que a la Ray Milland le sobraba y que Melingo hoy describe como un don “de fábrica”: sonar bien.

Eso sí, “tenés que elegir bien el tema” que hay que tocar, advierte, sentado en el bar de Avenida de los Incas donde suele convocar a la prensa. Viene tanto que los mozos ni siquiera le exigen una consumición. Es una “oficina” que queda a pocas cuadras de su casa, no tan lejos de la antigua casona que Fito Páez y Fabiana Cantilo compartieron en los ‘80, una zona que también tuvo a Cerati de vecino y donde vive el baterista Fernando Samalea, compañero de Melingo en varios proyectos, como Las Ligas, la banda que Charly tenía, claro, en el ‘86.

Melingo cuenta que la Ray Milland Band surgió durante los encuentros que los músicos tenían en la casa de Calamaro. Allí apareció el “Himno óptico”, una canción que fue a parar a La máquina del tiempo, el tercer disco de Los Twist. Luego llegó la invitación del programa de Badía. “Ensayamos una vez. El único que no estaba era Pedro Aznar, que apareció en el canal. Los músicos tenían que pintarse la cara de negro y los cantantes, que éramos cinco, éramos ciegos. Era el homenaje al hombre de visión de rayos X”, dice, en referencia a la película de Roger Corman de 1963, protagonizada por Milland.

“Eran unos monstruos los músicos que había. Un poco como este concierto”, sigue Melingo, que conecta aquella experiencia con lo que va a ofrecer en pocos días: el Encuentro Maximalista, un show que servirá para repasar canciones de todos los proyectos que tuvo a lo largo de cuarenta años de carrera. Será, por supuesto, con invitados especiales. Algunos formaron parte de la Ray Milland Band. Otros aparecieron después, a lo largo de una discografía variada y heterogénea, que puede ir del funk al tango y del reggae a la rebética, pero que se vuelve coherente bajo un orden autobiográfico, como la discoteca del protagonista de la novela (y película) Alta fidelidad.

La fecha del Encuentro Maximalista será el 21 de diciembre, en Niceto. Un miércoles, día que para Melingo es especial, la jornada que prefiere para retomar las ideas que baraja cuando hace un disco. “Yo trabajé muchos días seguidos y muchas horas, pero ahora encontré mucho mejor trabajar pausado. Intento dejar todo de una semana para la otra, no darle con intensidad. Es muy importante descansar el oído, corrobar en frío”, dice.

En Niceto, Melingo estará acompañado por un trío compuesto por Muhammad Habbibi Guerra en guitarra, Ahmed Isa Ravioli en guitarra y Fernando Samalea en batería. El grupo será la base para un repertorio compuesto por canciones de Los Abuelos de la Nada, Los Twist, Lions in Love y la carrera solista de Melingo, que desde hace un cuarto de siglo pegó un volantazo hacia el tango y desde allí continúa experimentando en fusiones que superan los límites del género.

Un joven Melingo refrescándose con Charly (Foto: Mariano Galperín)

DE IDAS Y VUELTAS

Como los cabuleros que buscan coincidencias para sobrellevar el mundial, en Melingo hay algo de creyente inquebrantable. Alguien que tiene al futuro como apuesta, con el arte como vehículo para alcanzarlo. A los 65, el aplomo que lo domina parece estar motivado por un entusiasmo constante en los proyectos artísticos y por las ganas de reinventarse. Puede ser música, puede ser cine, puede ser la escritura. Nada extraño en alguien que alguna vez dijo, en este mismo suplemento, que en 1998, apenas cumplidos los cuarenta años, aprendío “todo de nuevo”. Fue cuando publicó Tangos bajos, el disco que cambió su carrera de manera definitiva y empezó a transformarlo en el artista que es hoy.

Antes, a mediados de los 90, Melingo avanzó y retrocedió. Tras una primera mitad de los ‘80 en el que había sido un protagonista todoterreno del rock argentino, tocando el saxo o el clarinete, formando parte de Los Abuelos de la Nada, cantando un hit inmediato como “Chalaman”, fundando Los Twist, participando de las bandas de Charly y Fontova, y grabando con grupos como Sumo o Nylon, Melingo abandonó Argentina y viajó a España, donde formó Lions in Love, una banda de culto con la que publicó dos discos y aprendió a trabajar con la fusión de géneros. Su regreso al país fue con H2O, su primer disco solista, de 1995. Una obra hoy afuera de Spotify, casi relegada tras el cambio musical que Melingo realizó con Tangos Bajos.

H2O me parece un gran disco que vamos a tener la oportunidad de tocar en el Encuentro”, dice. “Yo acababa de llegar de Londres. Estaba laburando en el estudio de Phil Manzanera, produciendo a un grupo mexicano que se llamaba La Lupita, mezclando también Big Bombo Mamma, de Willy Crook. Me llama Cachorro López y me dice ‘¿No tenés ganas de hacer un disco solista?’. Entonces, motivado con esto, en el viaje a Buenos Aires fui craneando qué podía hacer. Cuando llego a la compañía hago una reunión con Pelo Aprile y Cachorro. ‘Ya tengo la idea’, les decía. En ese momento no se había hecho todavía: hacer todos temas del rock nacional fundacional. Almendra, Vox Dei, Manal. Los temas que yo cantaba cuando era chico”, cuenta.

Aprile y Cachorro rechazaron la idea de las versiones y le propusieron hacer algo propio, con libertad creativa. Así, en H2O sólo quedó “Fermín”, de Almendra, como una muestra de lo que podría haber sido el proyecto original. “Empezamos a grabar en La Diosa Salvaje, el estudio del Flaco Spinetta, con Pomo, con Pedro Aznar, con Patán Vidal, con Guillermo Vadalá, y después nos fuimos a terminarlo a Nueva York con unos sesionistas de primera: Tom Malone, Larry Etkin, todos unos musicazos, vientistas que tocaban con Frank Zappa. Lo masterizamos en The Hit Factory, todo con la mejor calidad, por eso suena así. Toqué de telonero de Simple Minds en Obras, di varios conciertos, pero me apareció toda la imagen de Tangos bajos. Me dio la pulsión del tango muy fuerte”.

El Encuentro Maximalista de este miércoles será, entonces, una oportunidad para reivindicar ese repertorio tan olvidado como muchos de los tangos pre Gardel que a Melingo le gusta revisar. Esa noche, el trompetista Hugo Lobo participará de alguna de las canciones de H2O, como “Maldito policía”. La participación del líder de Dancing Mood será también otra manera de unir entre sí el repertorio de Melingo: en 2010, Lobo participó del breve regreso de Lions in Love. “Para mí, haber participado de una banda que en la gente de mi generación influyó un montón, fue muy importante”, dice Lobo. “Ya veníamos tocando con Dani, pero a partir de ese momento empezamos a trabajar juntos. Cada vez que me convoca y me hace tocar con gente tan grosa para mí, que respeto tanto, es un gran placer”, cuenta, y reconoce que admira “muchísimo” a Melingo. “Es completísimo todo lo que hace y es un privilegio hacer cosas con él”, dice.

Retrato de portada de Tangos bajos (Foto: Mariano Galperín)

DESDE LAS ORILLAS

Al comienzo, Melingo quería incluir tantas canciones en el Encuentro Maximalista que el primer borrador de la lista de temas superaba las tres horas y media de concierto. “Originalmente íbamos a empezar con un repertorio rebético, con instrumentos de la música griega. Después, una segunda parte de Tangos bajos, y una tercera como la que vamos a hacer ahora con el trío. Entonces iba a ser un poco kilométrico. Después se redujo al trío y a una serie de temas, que son como catorce o quince. Es una hora y media ya solamente con eso”, explica.

Hasta ahora, el resto de los artistas confirmados son Andrés Calamaro, Katja Alemann, Fernando Noy, Hilda Lizarazu, Richard Coleman y Maxi Prietto. Puede haber algunos más, como también puede ampliarse la lista de temas que Melingo publica en sus redes sociales desde hace varios días con un aviso de “se aceptan sugerencias”, un mensaje propio de las celebraciones donde el disfrute es lo que más pesa. El evento tiene dos antecedentes inmediatos. El más directo es el del 7 de diciembre de 2021, cuando Melingo fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Fue una ceremonia que incluyó discursos breves y emotivos, como el de Enrique Symns que leyó el periodista Rodolfo Palacios. “Los hombres como Melingo y yo hemos vivido varias existencias en una”, escribió Symns. “Había en Melingo algo de alma sabia y milenaria en un cuerpo joven. Siempre fue un músico de primer nivel y una gran persona. Muy talentoso. Nunca se quedó en un mismo sitio”, seguía. Tenía razón. Si hay algo que caracteriza la carrera de Melingo en estas cuatro décadas que lleva como artista profesional, es la falta de quietud, la tendencia al aprendizaje perpetuo como camino contrario al estancamiento.

Esa tarde también hablaron Luis Ortega, Noy, Calamaro y Pipo Cipolatti. Cantaron Pablo Dacal, Maxi Prietto, Gigio Gonzalez y Pablo Grinjot, y luego el propio Melingo dio el cierre interpretando canciones como “Chalaman” con su hijo Félix.

El segundo antecedente del Encuentro Maximalista es más reciente: la Ópera Linyera que Melingo escribió, compuso e interpretó en el teatro del Centro Cultural 25 de Mayo durante ocho noches de septiembre y octubre pasados. Una historia basada en el personaje que decidió adoptar desde Linyera, su disco de 2014. Un álter ego que continúo en los álbumes Anda (2016) y Oasis (2020) y seguirá en Oasis 2, que trabaja en este momento junto a Oniria, productor de artistas urbanos como YSY A y Toto Ferro. La ópera superó las expectativas de Melingo, lo abrumó un poco, con funciones viernes y sábados. Pero también lo dejó “manija”, con ganas de más, lo que impulsó el Encuentro. “Me pareció acertado dejar descansar un poco al Linyera, tener una buena excusa para juntarme con mis amigos a rememorar viejas épocas y celebrar un poco el advenimiento del verano en camaradería, en cofradía. Cuando Maxi Prietto me dice que tiene la idea de hacer con esta base de trío eléctrico canciones de Tangos bajos, como 'La guitarra', me pareció fantástico”, dice.

Prietto, líder de Los Espíritus y también un artista capaz de sumergirse en géneros diferentes entre sí, cuenta que desde hace algún tiempo ronda la idea de dar un show conjunto entre él y Melingo. “Nos juntamos muchas veces en mi terraza, guitarra en mano, y empezamos a preparar canciones suyas, canciones mías, a dúo”, dice sobre ese encuentro que por ahora se da en cuentagotas, con invitaciones mutuas. Para Prietto, Melingo es un maestro. “Alguien que admiro hace muchos años por sus composiciones, por su pluma, por todo su talento y su versatilidad que va del rock al tango y del tango a la música experimental. Es un artista que no tiene límites, así que es un honor que me tenga en cuenta para este show de Niceto. Va a haber muchísimos invitados y me parece que es un show imperdible para el público que conoce su obra. Me parece que no pueden faltar porque va a ser una noche muy especial. Estoy muy agradecido de poder estar ahí”, dice.

Melingo, mientras tanto, analiza este show de Niceto y asegura que el revival no es algo que él frecuente. Separa sus etapas, las identifica con claridad. “Yo con el rock aprendí a ser profesional arriba del escenario. Con el tango fue un timonazo, de alguna manera fue un terremoto. Fueron emociones diferentes. Porque primero era la inconciencia de hacer y hacer. Aprender. Y a los cinco años tomo la decisión de mudarme y estar diez años afuera. Ahí experimenté a fondo musicalmente la necesidad que tenía de mezclar musicalmente. Me satisfizo todo lo que era fusión. Por eso H2O tiene como una sombra de Lions in Love. Y Oasis también. Oasis, con Lions in Love o H2O, tienen una similitud”, dice, y así confirma que en toda su obra hay conexiones con los pasos anteriores. Que la obra, finalmente, es uno mismo.

Daniel Melingo presentará el Encuentro Minimalista este miércoles 21 en Niceto, Niceto Vega 5510. A las 20.