A Ricardo Arédez le duele su provincia, Jujuy. Es el hijo de Luis, el intendente de Libertador General San Martín desaparecido el 13 de mayo de 1977. Vive en Buenos Aires, pero viaja todos los años a su pueblo –también llamado Ledesma, por el ingenio– a participar en cada marcha que se hace por la Noche del Apagón. Esta vez, en vísperas del 41 aniversario del hecho ocurrido el 20 de julio de 1976, habrá actos, se proyectará el documental “Una historia de Madres” y una vigilia en la plaza principal precederá a la evocación. Arédez denuncia presiones de los Blaquier para cerrar el caso. También contra el sindicato de los obreros del azúcar al que le suspendieron las últimas elecciones. Y vincula la detención de Milagro Sala con la represión durante la última dictadura.
–¿Qué cambió del año pasado a éste en Libertador General San Martín?
–Se está incorporando el conflicto de los obreros de Ledesma que ganaron las elecciones y las presiones de Blaquier contra su sindicato. Ellos sumaron a la marcha del Apagón el reclamo por los trabajadores desaparecidos. Significa que eligieron caminar juntos en esta búsqueda de verdad y justicia. Además está el tema de cómo se va alargando el inicio del juicio por los crímenes del ingenio. Evidentemente hay presiones, más que nunca si se analiza el contexto nacional y provincial. Jujuy fue la última provincia que tuvo un juicio de lesa humanidad porque el poder económico sigue presionando por todos lados para que se termine con este tema. Esa es la realidad que se está viviendo.
–¿Cuál fue la última instancia a que llegó el juicio por La noche del Apagón?
–Aunque debía empezar en octubre del año pasado, lo corrieron a marzo de 2017 y después lo siguieron posponiendo y posponiendo. El juicio es solamente para los militares y algún policía suelto. No va contra los responsables del directorio de Ledesma que pusieron los móviles para desaparecer trabajadores. La Cámara de Casación ya dio por válido el dictamen que establece que Blaquier no sabía para qué se utilizaban las camionetas del ingenio, a pesar de las pruebas que conseguimos en todos estos años. Ledesma no pudo hacer otra cosa que ubicar a amigos de la Justicia de Buenos Aires para que terminara el tema como terminó.
–¿Queda alguna vía judicial en pie para ir contra ese fallo?
–En esta instancia no y tampoco en el país. Pero ahora lo que más importa es la detención de Milagro Sala. Hay mucha gente que nos podría ayudar a saber la verdad de ese tema, pero en este momento lo principal es conseguir la libertad de Milagro. Nosotros quedamos ahí, no sé en qué parte de la historia. Salimos a buscar verdad y justicia frente a ese poder económico tremendo que es Ledesma y que ha castigado tanto a su pueblo.
–¿Qué otro camino falta recorrer si no es el jurídico?
–Solamente el de los organismos internacionales y eso habría que conversarlo con el CELS y con la gente que nos fue ayudando a buscar la verdad estos años. Todas las pruebas están sobre la mesa y lo único que nos resta ver es si quedan jueces probos. Si los hay, deben ir contra el directorio de ese tiempo en la dictadura.
–¿Qué pasaría si alguno de los militares hablara y acusara a la empresa de que hizo listas de obreros para desaparecerlos o de que prestó sus camionetas para los secuestros?
–En el caso de la Noche del Apagón y sobre todo, en el de Juan de la Cruz Kairuz, uno de los abogados defensores de éste último le dijo al juez cuando se estaba por dictar la sentencia: ‘señor juez, ¿por qué no le pregunta a la empresa Ledesma por lo que pasó ahí y lo dejan a mi cliente tranquilo? ¿Cómo este abogado hizo la relación entre la empresa Ledesma y los militares? Yo digo que las cosas más chicas, a veces pueden abrir una puerta gigante en este juicio.
–¿Encuentra vinculaciones entre la detención de Milagro Sala y la Noche del Apagón, o que el juicio contra los responsables económicos del genocidio no avanzara?
–A nosotros, los que siempre estamos en la calle en Jujuy, los que conocemos la realidad, sabemos que había que desarticular a la organización Túpac Amaru, porque tenía tanto poder en las calles, ese poder de exigencia a la democracia jujeña. Pero el poder económico en Ledesma le ordenó a la democracia y a los que gobiernan a hacer tal cosa. Porque ellos son los que dirigen la provincia desde hace más de cien años. Lo mismo ocurrió cuando mi padre era intendente. Y duró un año en su mandato. Después, todo lo decidieron ellos con el peronismo de derecha que gobernaba Jujuy en los 70. Todo cierra. Jujuy se detuvo en el tiempo. Cambiemos, el PRO, la UCR conservadora y Sergio Massa están gobernando por eso.
–¿Cómo vive el pueblo de Ledesma lo que está sucediendo hoy?
–Libertador General San Martín vive con una indiferencia notable el tema, como cuando reprimieron a los obreros el año pasado y nadie salió a la calle. Existe un desinterés de la gente del lugar. Es muy triste. ¿Qué más podemos hacer por los que uno piensa que tienen derecho a vivir una vida más digna en Libertador, en Calilegua? Si ya está todo hecho. Solo falta que alguna vez la gente se anime a decir: este lugar es Argentina y como decía mi padre: aquí me quedo. Y tengo los derechos de cualquier otro a permanecer aquí.
–¿Qué le hace pensar que su padre perteneció al mismo partido radical que el actual gobernador Gerardo Morales, que hoy integra una fuerza de derecha como Cambiemos?
–Mi padre estaba en el partido radical de Pisarello, Conrado Storani, Oñativia, Solari Irigoyen. Ellos eran radicales arriesgados, gente que abrió caminos, gente que fue correcta, que no se prendió en la corrupción, que no ha sido cómplice. Mis padres desde muy chicos nos llevaban a mis hermanos y a mí a las villas de emergencia de Libertador cuando iban a atender. Y nosotros tratábamos de entender, porque nos enojábamos. Y ellos nos decían: ustedes van a tener las posibilidades de estudiar, pero ellos no, nunca tendrán esa chance. Esa era la idea de mi padre. Nada que ver con el radicalismo de Jujuy. Los que lo ayudaron a mi padre fueron Balbín y el doctor Illia, por eso él salió en libertad. La empresa Ledesma le había dicho a mi madre que iba a estar siete u ocho años detenido. Y estuvo un año porque no se le comprobó nada. Por eso fue una gran sorpresa para Ledesma la llegada de mi padre libre. Aunque después lo desaparecieron.