El lugar justo, el momento indicado
La capacidad de metáfora que ofrece la vida real a veces no necesita notas al pie para explicar lo evidente. No sabemos si es esto lo que pasó por la cabeza de la fotógrafa Jennifer Hadley, que obtuvo el primer premio de los Comedy Wildlife Photography Awards, que se otorgan desde 2015 para premiar la fotografía más singular y graciosa de la vida animal. Hadley ganó con la imagen de un cachorro de león de tres meses que cae de un árbol en la región de Serengeti en Tanzania. “Definitivamente fue inesperado”, le contó Hadley a National Public Radio, el servicio de radiodifusión pública de Estados Unidos. “¿Con qué frecuencia ves felinos que se caen de los árboles?”. El salto al vacío del leoncito tiene una particular correlación con el momento personal de la fotógrafa. Y es que ella logró este imagen el año pasado, en el mismo momento en que decidió dedicarse a la fotografía por completo. Para eso había presentado su renuncia a la empresa corporativa donde trabajaba, cambiando su cómoda realidad burguesa por el incierto panorama como reportera freelance. Sí, lo de ella también fue un salto de fe. Hadley recibirá un trofeo hecho a mano y un safari de una semana en Kenia, entre otros premios. Allí espera capturar potencialmente la gran migración, cuando millones de cebras, ñus y gacelas deambulan por el Serengeti durante la estación seca en busca de hierba fresca y agua. Los Comedy Wildlife tienen varias categorías y están abiertos a personas expertas y también, a principiantes en diversas categorías: criaturas de la tierra, del aire, del mar, un premio junior para fotógrafos de 18 años o menos, un premio por imágenes publicadas en Internet y un premio de elección popular. “De lo que se trata es de estar en el lugar justo en el momento indicado” apunta John Caney, que también fue premiado por su foto de un diminuto salmón que parece estar atravesando la cabeza de un oso como certera una flecha acuática en medio del paisaje congelado de Alaska.
Girl Power!
Para el desfile de verano de Dior en 2020, la firma francesa convocó a la artista Judy Chicago quien ubicó en las zonas contiguas a las pasarelas una serie de gigantografías hechas con textiles y bordadas con preguntas en torno a la igualdad de género. Ahora, esa intervención está en la web, al alcance de todos, todas y todes como parte de un proyecto que esta pionera del arte feminista está realizando junto a Nadya Tolokonnikova, del colectivo Pussy Riot. What if women ruled the world? es el título de esta flamante colaboración que pone en diálogo a dos generaciones de arte disruptivo. Es que Chicago viene siendo reconocida desde su instalación La cena, de 1979, donde por primera vez sentó a referentas mundiales de todas las épocas en la misma mesa, mientras que las Pussy Riot están agitando el avispero de la corrección política con intervenciones punk desde su surgimiento en Rusia hace más de diez años. La primera en responder las preguntas de Chicago sobre ¿Y si las mujeres gobernaran el mundo? fue, claro, Tolokonnikova. Las dos se reunieron para grabar las respuestas en la casa de Chicago, en New México. Parece que Judy se emocionó hasta la punta de sus rizos magenta mientras Nadya mantenía el aplomo. “Me dijo que durante su juicio por vandalismo en Rusia en 2012, aprendió sola a controlar sus emociones, porque ‘no quería ser la niña que Putin hizo llorar’”, comentó Chicago. En aquella oportunidad, las Pussy hicieron su irrupción inaugural a través de una perfo en la catedral ortodoxa de Moscú para reclamar contra la reelección del presidente ruso, conocido por su conservadurismo en torno a la comunidad LGTBI+. Pero el diálogo no se cierra sobre ellas dos: cualquier persona que entre a la página puede responder las preguntas que allí aparecen en forma de texto de 150 caracteres o subiendo una imagen. Habrá una selección que transformará este intercambio en preciados NFT’s, esos bienes intangibles que están revolucionando el mercado del arte.
Con ojos saltones
A primera vista, no parecen rockstars. Esbeltos en demasía, un poco tiesos, con peluquitas desgreñadas y ojos de juguete, no parece que vayan a mover el amperímetro. Sin embargo, su cover de “Harder, better, faster, stronger”, de Daft Punk los sitúa en una zona de riesgo que los enaltece. No sólo porque la versión que hacen es muy buena: también porque ellos son unos simpáticos cepillos de dientes. Se trata de cepillos eléctricos conectados a una faja ejercitadora Vibratone, de esas que prometen la baja de peso con solo colocarla en la zona abdominal. También están conectados a un par de pesas para ejercicio físico (sí, el video que circula en redes tiene un aire enrarecido de gym casero). A esto se le suman arreglos musicales, filtros y plugs que suman lo suyo para emular el tema del dúo de french house, que a la vez es parte de la película animada Interstella 5555: The 5tory of the 5ecret 5tar 5ystem. Todo esta red intrincada es parte de The Device Orchestra, integrada por celulares en desuso, secadores de pelo y otros objetos domésticos cuyo director es un youtuber finlandés del mismo nombre. Rodeado de cables unidos entre sí, Device explica: “Lo primero que di a conocer fue una versión de ‘The Imperial March’ de La guerra de las galaxias hecha por una tostadora en 2014. Después llegó ‘My heart will go on’ de Céline Dion hecha por un lavarropas en 2017. Así fui sumando más objetos. En 2019 me pidieron que le pusiera ojitos a los cepillos de dientes y también me pareció oportuno que tuvieran pelucas y sombreros”. Desde Imagine Dragons hasta Rick Astley, The Device Orchestra tiene un amplio repertorio reunido en su propio disco disco doble llamado Never Enough Googly Eyes.
La única verdad
Que el arte es una ficción es algo que a William Shakespeare no se le escapaba en absoluto, según apunta cierto viejo sabio que en su momento de mayor entendimiento perdió la vista, quizás para redoblar un poco más la apuesta en torno a las fronteras difusas entre arte y vida. Ahora, la discusión retorna en términos bastante más prosaicos. Sucede que se ha puesto a la venta un retrato que, aseguran, es la única imagen firmada y fechada del enorme poeta inglés. Se trata de una obra de Robert Peake, pintor de la corte del rey James I, que habría sido terminada en 1608 según se indica en uno de sus laterales. El propietario, que desea permanecer en el anonimato, ofrece la pieza a la venta por contrato privado, sin ningún deseo de entrar en el círculo de las subastas. Si bien no colgó una cartelito que diga “dueño vende” al lado del retrato, es sabido que pide por la obra un poco más de diez millones de libras esterlinas. Todo esto se conoció luego de que la obra se exhibiera en el Grosvenor House Hotel, en el oeste de Londres. El experto en arte Duncan Phillips, quien respalda la venta, asegura: “Hay más evidencia de este retrato de Shakespeare es verdadero que cualquier otra pintura conocida de él. Es un trabajo con monograma y fechado de un retratista de estatus serio con conexiones con el artista que produjo la imagen para el Primer Folio”. Se refiere así a la recopilación de las primeras obras de Shakespeare, que se publicó en 1623, siete años después de la muerte del escritor. Este texto tiene en la portada un grabado de Martin Droeshout, considerado el único retrato válido de Shakespeare, además de la escultura en el monumento funerario de Stratford-upon-Avon, donde este juglar incombustible vivió y murió a los 52 años. “La imagen ha sobrevivido los últimos 400 años casi intacta por el desgaste gracias a que fue propiedad de una familia de entusiastas de Shakespeare que la colgó en su biblioteca”, agrega Phillips para no aplacar cualquier suspicacia frente al excelente estado de conservación de la pieza. Por supuesto, los detractores, como el experto Michael Dobson, ya salieron a decir que solo se trata de falsedades. Ajeno a la mundana polémica, Hamlet sigue jugando con la calavera en esa zona sin tiempo donde la única verdad es la realidad. Porque, se sabe, la escritura de Shakespeare tiene toda la potencia real de las ficciones perdurables.