El IPC de noviembre terminó dando un 4,9 por ciento de incremento, número que en el Ministerio de Economía veían posible y que, a la vez, exige lecturas varias para comprender por qué y cómo se pasó del 7,4 por ciento de inflación de Julio bajo la gestión de Martín Guzmán a esta cifra actual, que es la tercera inflación más baja del año, detrás del 3,9 de enero y el 4,7 de febrero. Según contaron a Página I12 funcionarios que trabajan cerca del ministro de Economía, Sergio Massa, hubo mucho de política y ponerle el cuerpo a la micro por parte de Hacienda.
"Estamos yendo en la dirección correcta: el camino para combatir la inflación y llevar tranquilidad a la economía de los hogares es el de generar acuerdos inteligentes y estratégicos, demostrar que los argentinos podemos sentarnos a la misma mesa y tirar para el mismo lado", les dijo Massa hoy a sus allegados, con los números del INDEC en manos. Y agregó que hay que "combatir la inflación pensando en cada actividad económica y en cada eslabón de la cadena productiva es la única forma de garantizar previsibilidad en la economía argentina".
En el IPC de noviembre hay mucho componente de muñeca política, en varios casos, sobre todo en dos: Alimentos y Textiles. Ropa y Calzado tuvo un aumento del 4,5 por ciento, cuando durante todo el Gobierno de Alberto Fernández no bajó de 8 o 10 puntos mensuales de aumento, incluso en 2020, cuando por la pandemia estaban cerrados los locales que vendían indumentaria. Cuentan en el Gobierno que hace unos meses, Massa se reunio con los textiles de Protejer y FITA en la sede de la Unión Industrial (UIA). Con modos bastante duros, les dijo que no podían vivir de la ayuda del Estado y matener estos precios. La charla, casi un monólogo de tono alto del ministro, fue áspera. Antes de eso, ya se habían hecho acuerdos de precios con el sector que no habian producido efecto. Luego de eso, se hicieron otros dos, uno incluso de congelamiento de precios de los hilados en fábrica, que sí generaron un cambio y el IPC textil bajó a la mitad.
Con Alimentos pasó algo similar, incluso con mayor impacto al que el Gobierno había medido. Días atrás, el secretario de Comercio, Matías Tombolini, tuvo el reporte de noviembre de evolución del precio de los alimentos en grandes supermercados, a través de un sistema que se llama SEPA, que permite ver la info en tiempo real. Cuando en octubre la inflación general dio 6,3, los alimentos subieron 5,7. En noviembre, ese mismo indicador fue de 3,8. Pero en el IPC final del INDEC, Alimentos dio 3,5 por ciento de alza, menos de lo esperado. Esto ocurrió por dos razones: las alimenticias que no respetaron los acuerdos no tienen dólares para importar, y porque Massa puso un tope de aumento de 4 por ciento para todo lo de canasta básica esté por fuera del congelamiento de precios. Eso terminó ordenando las expectativas más cerca del 4 que del 6 o 7, velocidad a la que venían corriendo esos precios.
Objetivamente, y más allá de lo que digan en Economía, las condiciones fundamentales de la economía no variaron demasiado como para haya cambios tan bruscos desde los números desbocados de julio a hoy: las reservas del BCRA siguen con problemas, la inercia aún es fuerte y la brecha de los tipos de cambio sigue alta. Ergo, hay que mirar por qué un ministro que no es economista sino abogado logró los que los técnicos no pudieron. No es tan complejo de ver si se entiende que la gestión se hizo con política, zanahoria y garrote, y con Massa que comprendió que la crítica del kirchnerismo a Guzmán no era solo la del acuerdo con el FMI, sino la de un funcionario sin contacto con la microeconomía y los sectores y temas de la gente.
Vale decir también que, de haber tenido decisión política, el Gobierno podría haber regulado otros precios para bajar antes de la inflación. Como el IPC es un promedio, si hubiese contenido tarifas, descongelamiento de subsidios y combustibles, la nominalidad hubiese cedido antes. Pero FMI y metas de ahorro fiscal mataron esos objetivos. Tampoco hizo nada para moderar aumentos desmedidos en Prepagas, que será un rubro que pesará en el IPC de diciembre.