Un atentado planificado con tiempo, una clara conexión con un grupo revulsivo financiado por exministros macristas y hasta la promesa de un nuevo intento para asesinar a la vicepresidente. Todas esos indicios que se suponían sobre el atentado a Cristina Kirchner fueron confirmadas por "Lía", una testigo -cuyo nombre original no trascendió- quien declaró este jueves en el despacho de la jueza María Eugenia Capuchetti. La joven formaba parte de las reuniones en la casa de Nicolás Carrizo, el mismo que unas horas después del intento de magnicidio le prometió: “El trabajo si se dan bien las cosas lo voy a terminar yo”, cuando las dos veces que gatilló Fernando Sabag Montiel no impactaron en el cuerpo de Cristina Kirchner.
En su declaración testimonial ante Capuchetti y el fiscal Carlos Rivolo, "Lía" aclaró que desde abril se reunía con la banda de Los Copitos, en la casa de Carizzo. Todos formaban parte de un grupo de Whatsapp denominado los "Girosos". Y desde ese mes -según su testimonio que reconstruyó Télam- Sabag Montiel ya anticipaba que quería asesinar a la vicepresidenta. En ese sentido, ella se excusó en que "no le prestaba atención" a los dichos del ahora detenido.
Pero no fue el único detalle que dio sobre Sabag Montiel: comentó que la pareja de Brenda Uliarte solía hablar de nazismo y se declaraba fan de Adolf Hitler.
Sobre Uliarte confirmó lo que había trascendido en las imágenes. Esto es, su vínculo con Revolución Federal, el grupo comandado por Jonathan Morel, el mismo que la familia Caputo lo recompensó con 14 millones de pesos por unos trabajos de carpintería en Neuquén. "Lía" contó -siempre de acuerdo a la reconstrucción de Télam- que Uliarte mostraba, vía Whatsapp, sus fotos en las violentas marchas que organizaba Revolución Federal. Capuchetti siempre rechazó incluir en la causa sobre el atentado el rol de este grupo ultraderechista, pero que si es investigado por el juez Martínez de Giorgi en otra causa.
El testimonio de Lía se conoce luego de que la jueza, cercada por su recusación y durísimos cuestionamientos de la querella, decidió delegar la investigación en la fiscalía de Carlos Rívolo. La jugada de la magistrada buscó anticiparse a la decisión que debe tomar el camarista Leopoldo Bruglia —uno de los nombrados a dedo por Mauricio Macri—: si la aparta o la confirma en el caso. Ella lo presentó como un “remedio procesal” ante los reclamos de CFK que ponen en duda su imparcialidad, y para evitar futuras nulidades.