La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner compartió un artículo del diputado Leopoldo Moreau y que publicó Página|12 acerca de cómo la Corte Suprema de Justicia de la Nación está tomando decisiones que exceden sus competencias e interfiere con las facultades de los poderes Legislativo y Ejecutivo. "En solo 4 párrafos, la verdad de la milanesa sobre la responsabilidad de la Corte en el conflicto institucional. Clarísimo el diputado @MoreauLeopoldo", escribió la exmandataria.
"A veces, esta intromisión toma la forma de medidas cautelares que paralizan o neutralizan decisiones adoptadas por el Poder Ejecutivo Nacional, orientadas a beneficiar el interés general y en otros casos, que se vienen reiterando en los últimos tiempos, nada más y nada menos que la Corte Suprema de Justicia de la Nación se subroga facultades del Poder Legislativo en franca violación de aquellas que le otorga la Constitución Nacional, con una severa afectación del estado de derecho", afirma Moreau en su nota.
La vicepresidenta compartió en imágenes la nota del diputado del Frente de Todos, en la que también señala que la CSJN declaró la inconstitucionalidad de una ley vigente hace 16 años para condicionar la conformación del Consejo de la Magistratura y de esa manera "resucitó para asombro de una amplia mayoría de juristas una ley que había sido derogada por el Congreso Nacional, asumiendo facultades legislativas que le están expresamente vedado ejercer, dando origen a un conflicto de poderes con pocos precedentes en la vida institucional de la nación".
"Mal puede la Corte Suprema achacar a los órganos políticos una parálisis del Consejo de la Magistratura, que solo ha sido consecuencia de su indebida incursión en las facultades de otros poderes del Estado, en este caso en aquellos que están apoyados en la soberanía popular, llegando al extremo de utilizar acordadas como si estas fueran equivalentes a fallos o sentencias judiciales", agrega Moreau.
Y concluye: "En estos días en los que el Poder Judicial transita el escándalo más bochornoso del que se tenga memoria a lo largo de la historia, resultaría más sano para reconstituir su prestigio que la máxima instancia de los Tribunales se volcara a ejercitar su facultades de superintendencia para poner en orden las graves inconductas éticas y morales que más allá de las consecuencias penales que esos comportamientos pueden traer aparejadas restituya la dignidad y la independencia de la magistratura en todas sus instancias".