Los partidos y los títulos los ganan los jugadores. Y a ellos, a los jugadores de la Selección Argentina capitaneados por Lionel Messi y dirigidos por Lionel Scaloni principalmente les corresponde la porción más grande de esta gloria. Si el fútbol de la Argentina está celebrando el tercer título mundial de su historia es por la calidad, el carácter y el orgullo que siempre se les reconocieron desde el fondo de los tiempos. Y que una vez más aparecieron en el gigantesco estadio Lusail de Doha. Para dominar a Francia durante casi 80 minutos y también para rescatarse del fondo del abismo las dos veces que los ahora subcampeones empataron y estuvieron a punto de pasar a ganar y llevarse la Copa del Mundo.
Pero más allá de Messi, Dibu Martínez, Enzo Fernández, Julian Alvarez y el resto de los cracks argentinos, hay un nombre que, en medio de la euforia, merece subrayarse. Y es el del presidente de la AFA, Claudio "Chiqui" Tapia. Que no escatimó fondos ni energías para que la Selección Argentina trabaje en condiciones propias del primer mundo del fútbol. La convirtió en un bastión personal, volvió a hacer una estratégica alianza personal con Messi y rodeó a Scaloni y a su cuerpo técnico de un respaldo sin reservas. Aún en los tiempos en los que desde la política se lo quería desplazar y poner en su lugar a Marcelo Gallardo antes del comienzo de las Eliminatorias para el Mundial de Qatar..
A "Chiqui" Tapia terminó saliéndole bien la corazonada de haber apostado por un técnico inexperto y sin carisma como lo era Scaloni tras el Mundial de Rusia 2018. Pero no lo dejó solo: lo apuntaló con figuras con más peso específico como Walter Samuel, Roberto Ayala y Pablo Aimar. Y recién lo confirmó después de la primera Copa América de Brasil en 2019 cuando tuvo el aval de César Luis Menotti, a quien a principios de ese mismo año había nombrado con el pomposo título de Director General de Seleccionados Nacionales.
La consagración en la Copa América 2021 le dio a Tapia la espalda que necesitaba para sostener su apuesta y contener las amenazas que le llegaban desde la Casa Rosada y la Residencia de Olivos. Su cintura política y los buenos resultados de la Selección hicieron el resto. "Chiqui" Tapia puede presumir de haber creado las condiciones para que luego de 36 años, Argentina vuelva a ser campeón del mundo. Más temprano que tarde, habrá de sacarle rédito a semejante dedicación.