Agradezco en la figura del señor Cuadrilongo, a toda la academia por elegir mi persona para desglosar esta historia, que ya no es una historia, por habernos sucedido a cada uno de nosotros en la decisión de Juan Fatiga Roca. Señores, todos sabemos que el sistema de palabras que nos convocan ya no pertenece más al vocabulario del pueblo Argentino. La decisión unánime de la academia es que a pesar de ser esta la última oportunidad de poder pronunciar esas palabras, debemos sellarlas en este último día bajo el discurso del callar lo perdido. Anticipando el método a utilizar en mi disertación dejo el nombre de Cuadrilongo a modo de sugerencia ejemplificante para el apellido que usted, señor, debe cambiar por ser un término sinonímico bastante alejado al de su actual nominación. No recomiendo, por estar expresamente prohibido,  cualquier mera traducción al idioma de ellos. Como es de dominio público, Juan Fatiga Roca o Fatiga, nació no tan circunstancialmente en los callejones paralelos a las vías en La ciudad de Rosario, desde donde rápidamente fue llevado al pueblo más lejano que el primer tren de aquella madrugada pudo transportar. De padre incierto y madre fallecida durante las horas posteriores al parto, su infancia fue testigo de los primeros impulsos aplicados sobre los hilos hechos ovillos en la superficie del patio de la viuda de Roca. La viuda de Roca, o la Lula, como Fatiga la bautizó, fue la perspicaz promotora del ascenso de su niño cobijado hacia las alturas máximas del cielo lúdico. Vemos así en estas imágenes la destreza con la cual sus ágiles extremidades inferiores ya poseían los giros e improntas que reconocemos descansando en millones de fotogramas. En esta primera imagen Fatiga entrepasa velozmente también los montículos llenos de cardos a sus ocho años. En esta otra hace lo mismo, pero bajo la llovizna de otoño. Ya a los 14, lo recordamos devolviendo en movimiento impensado el bolso por caer de la escalerilla del avión a una Lula decidida a continuar la vida en tierras extranjeras. 

Antes de continuar viendo la serie de logros que supimos disfrutar, es preciso destacar la importancia de la escritura en la perduración de la memoria humana. Mientras pensaba esta introducción explicativa a la Carta de Fatiga al Pueblo Argentino, no pude evitar reflexionar sobre lo superador de la palabra escrita ante la imagen hablada. Fatiga nos legó, de toda su vida los momentos más lúcidos no a propósito en parejas líneas de trazos delicados. Esas líneas serán recordadas en millones de pensamientos y repetidas como una imagen no puede ser dicha tan nítidamente con palabras. No es casual que de aquella secuencia en los instantes finales más frenéticos vividos por el universo deportivo, sean las referencias a la ética Nicomaquea lo que nos quedará de Fatiga desde el postrero sonar de esta medianoche. Pensar del mundo, cuna de civilización, el Helenismo reconstruido sobre el país ahora dominante cautivó a un Fatiga embebido por las constantes lecturas de su Lula, quien nunca quiso empero combatir el modismo genuino del hablar de su niño. El cántico celebratorio [olé olé olé, Lulaa Lulaa Nicooo Nicooo] deben pertenecer ya como guía al futuro nuestro como nación. 

Poco propenso a especulaciones propias del deseo o ideología que profeso, insistentemente dejaré mis ideas de lado a los fines de mostrar la misiva de Fatiga tal como quedará plasmada en cada cuadro de las escuelas del país. Hábil Censor obligado, espero estar a las alturas del desafío que imponen los tiempos drásticos a nuestras generaciones. De la extensa Ética Nicomaquea, los pasajes preferidos de Lula se basan en la consecución de la felicidad. El “actuar rectamente” para quien “alcanza las cosas buenas y hermosas; y la vida de éstas es por sí misma agradable”. Entiendo que el tiempo prima, según me indican. He aquí la carta:

Carta de Fatiga a los Argentinos

"A todo lo Argentino le digo soy muy feli. Ahí en la (superficie adecuada a fines) sentí lo grito. me emocione. Me vino todo lo recuerdo del pueblo. La empanada de la Lula que me mira del cielo. Lo asado al lado de la via. El primer (desagüe pluvial) al gordo tito. ¡sootanaaa!. piñón me puso. Pero Vo me va a entender. Estadio. Sol de frente. Viserita. Me tire como flecha. Ahí lo vi. Ma triste que el día que se me fue la Lula. Esquive do, tre, cuatro chabone. El pibito ma triste. Me frene. Pasaron. Volví a encara. Me re bardearon boluuu! Dale Fatiga (!impulsa tactilmente!) ¡Dale ( …).udo! Pero la carita en la pantaya seguía triste. Frene, otro (desagüe pluvial) impulse (protector de sol para cabeza) y la desquicie al (segmento donde se cortan perpendiculares las líneas de un cuadrángulo) Esa cara pensé se merece el futuro. Así vamo a crece inteligente como ello decía la Lula. No lo grite por repeto. Hice perde la apuesta, pero gané sacarno del barro. Está bien sea solo de eyo, marca registrada y se yame Soccer".