¿Por qué preferir el arbitraje? ¿No sería mejor patear la pelota? Más vale preguntar a las y los verdaderos protagonistas sobre lo que hacen y por qué. A saber, no hay juego sin árbitro así como tampoco ciertas exclamaciones –hay de todo, se sabe– tan precisas como “¡La hora, referí!”. Justamente, éste es el título de la serie que estrena Santa Fe Canal; hoy a las 21.30 –y lunes siguientes– se verá el primero de estos cuatro capítulos documentales, dedicados al mundo del arbitraje en el deporte.
Con guión, producción y dirección de Pablo Romano y Daniel Kowalczyk, La hora, referí! es una producción de Anicha Cooperativa, y fue realizado con el apoyo del Ministerio de Cultura de Santa Fe en su convocatoria 2017. “Tomamos tres disciplinas: fútbol, rugby y waterpolo, porque nos parecían interesantes por diferentes motivos y singularidades. En el waterpolo, el árbitro solo cobra lo que ve, y lo que se ve es el 15% porque todo lo demás pasa debajo del agua; de manera tal que no puede decidir a partir de la intuición. Es uno de los deportes olímpicos más difíciles de dirigir, de los más violentos”, comenta con entusiasmo Pablo Romano a Rosario/12.
“Con Daniel Kowalczyk venimos trabajando desde hace muchos años, interesados en ciertas cuestiones del deporte, en relación a la subjetividad, a lo que pasa en la cabeza de los hinchas, de los deportistas. Daniel me propuso hacer algo vinculado al mundo del arbitraje, empezamos a investigar y nos encontramos con historias fascinantes. Lo que nos interesaba, y es algo que pusimos en la serie, es qué es lo que ve un árbitro. Y por otro lado, tratamos de romper esa idea de que el árbitro entra a una cancha para impartir justicia, cuando en realidad es un garante de un juego reglado; lo que tiene que hacer es que ese juego fluya de la mejor manera. Eso es un árbitro”, continúa.
Cada capítulo ofrece un eje temático, que Romano distingue: “El primero es sobre la elección, ¿cómo se llega a elegir esta profesión? El segundo se llama ‘La soledad del garante’, el árbitro es el único que no tiene hinchada. Uno de los protagonistas, un árbitro ya retirado pero que trabaja en la formación de otros, dice que es la profesión más linda del mundo pero que nadie te va querer; ¡y que lo más lindo es cuando te putean las dos hinchadas! El capítulo tres está dedicado al entrenamiento y la tecnología, indaga en cómo influye hoy la tecnología en la percepción y puesta a punto de los árbitros. Y al cuarto lo llamamos ‘Navegante de pasiones’, porque tienen que saber surfear un partido y comunicar las decisiones; el árbitro tiene que estar definiendo todo el tiempo entre pitar o no, y esa decisión trae consecuencias, sea una cosa o la otra. Pero son decisiones inmediatas, y hay un gran entrenamiento para eso y para lo que implica olvidar cuando se comete un error, porque si uno se aferra al error no puede seguir dirigiendo. La serie es coral, pero cada capítulo tiene una o un protagonista”.
-Seguramente, no faltaron las anécdotas.
-Recolectamos un par de anécdotas de exjugadores, para saber qué pensaban de los árbitros, pero debieron ser jugadores que ya no estuvieran en el campo de juego, de lo contrario iban a tratar de ser políticamente correctos, al sentir que lo dicho podría tener consecuencias en futuros partidos. Hay una anécdota maravillosa de un jugador, que cuenta que jugó contra su hermano, en clubes distintos, y que en ese partido, cuando el hermano lo está por pasar, él le pega una trompada que lo deja en el piso, sin aire, ¡y le recrimina que se levante porque lo podían echar! Cuando llega el árbitro, él le explica que no le quiso pegar, y el árbitro le responde: “¡no lo hecho porque es su hermano!” (risas).
-¿Grabaron durante los partidos?
-Sí, estuvimos filmando en canchas, desde un potrero a un estadio de fútbol de primera. La idea era seguir a los árbitros, ver qué sucede antes del partido, en los entretiempos, cómo se comunican ellos; todo eso nos parecía muy seductor.
-¿Qué cuestiones te llamaron particularmente la atención?
-Lo que más me llamaba la atención es cómo observan y cómo tienen que decidir en la inmediatez; por otro lado, la percepción está íntimamente ligada con el estado físico, eso es claro, un árbitro mal entrenado empieza a tener una mala percepción de la jugada cuando está cansado, así que tienen que tener un gran entrenamiento para estar con una mirada desinhibida, poder percibir el juego, y que ese juego se dé de la forma, te diría, más libre y fluida posible. El buen árbitro es el posibilitador de un juego reglado.
-En el caso de las árbitras, ¿surgieron algunas cuestiones distintivas?
-Hay algo que me hizo notar uno de los entrenadores de la Asociación Rosarina de Fútbol, algo que si bien yo lo vi, lo tomé como algo natural, pero él me hizo notar que no era así. Me dice: “Son fascinantes las mujeres dirigiendo fútbol infantil: en una misma secuencia, le hablan al entrenador de una manera; al niño de otra, muy dulcemente; y de otra manera a los padres; en cambio, nosotros, le hablamos a todos por igual, tanto al nene como al entrenador, y eso está mal”. Vi cosas alucinantes en árbitras, desde atarles los cordones a los chicos a explicarles alguna falta que habían cometido.