Grita. Insulta. Mira el cielo. Abrazado a Lautaro Martínez y Nicolás Otamendi, Lionel Messi observa cómo Gonzalo Montiel toma carrera, mira a Lloris y patea a la izquierda del arquero. Y en esos segundo ocurre la imagen que todo un país quería ver. El Diez, arrodillado, festeja lo que siempre buscó: ser campeón del mundo.