Gracias, muchachos, por ubicarnos en el Scaloni más alto del podio mundial. Por Armani un show de fútbol que “Dibu” sonrisas en la gente. La alegría será De Paul vida.
Ver los partidos de la Scaloneta campeona Foyth una fiesta permanente. Y el partido frente a Francia tuvo el Marcos Acuña ideal. Al principio no sabíamos si ir Álvarez para tomar una cerveza o al Mac Allister a comer hamburguesas con Huevo Acuña. El primo de mi amigo Romero, el Rulli, sugirió ir al Palacios de la Papu frita. Pero no. Por cábala, terminamos viendo la final en mi casa de la calle Tagliafico, en Martínez.
Arriba de la Messi, pusimos un Montiel de hule con los colores patrios y mientras gritábamos los goles nuestros y soportamos el asedio de los franceses, nos comimos una Pezzella riquísima.
Claro que hasta que llegó el último penal que nos transformó en campeones, caminábamos por las Paredes y los nervios nos daban vueltas como un Molina. El partido fue tan intEnzo Fernández que casi terminamos todos infartados en el Otamendi.
Menos mal que la Pulga y el Ángel Di María del gol gestaron tres golazos que gritamos con el Almada.
Ganamos bien, el primer tiempo los franceses parecían perros sin Correa y en el segundo se despertaron.
Yo nunca le Dybala a las coincidencias que se mostraron. Pero me gustaron. Elegí creer.
PD: ¿Y de Francia qué decir? Hicieron un gran Mbappé, el equipo Giroud alrededor del número Griezmann y cuando nos empataron Koundé el pánico, me dio una Rabiot bárbara, quedé en estado de Coman, me quise poner a Lloris. Pero por suerte ganamos. Y les hicimos la Camavinga.