Estados Unidos se está preparando para el fin del Título 42, una norma sanitaria instaurada por el expresidente Donald Trump y mantenida por el actual gobierno, que permitió hasta ahora expulsar a la mayoría de las personas que cruzan la frontera sur. El gobierno de Joe Biden debe acatar una orden de un juez federal en Washington D.C., que ordenó a mediados de noviembre levantar la normativa, a la que calificó de "arbitraria y caprichosa".
Se espera que el fin de esta regla, que prohibió la mayor parte de las solicitudes de asilo en la frontera, conlleve un aumento en la cantidad de personas que llegan al sur de Estados Unidos con la esperanza de buscar refugio en el país. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ya delineó la estrategia que seguirá para hacer frente a una mayor llegada de migrantes, pero aseguró que el sistema estadounidense "no está diseñado" para lidiar con el flujo migratorio actual.
El alcalde de Nueva York, Eric Adams, pidió este domingo ayuda a las autoridades federales ante lo que espera, será una llegada masiva de demandantes de asilo a la ciudad como consecuencia del fin de aquella política anti-inmigración. Según Adams, la Gran Manzana se está preparando para recibir "desde hoy" un alto número de buses procedentes de la frontera, y para que cada semana lleguen a la ciudad más de mil solicitantes de asilo por encima de lo normal.
Este año decenas de miles de personas terminaron en esta situación en Nueva York, en su mayoría venezolanos, muchos de ellos enviados en colectivos fletados desde Texas por el gobierno del republicano Greg Abbott, quien optó por esta medida para repartir la carga y criticar las políticas migratorias de la administración de Joe Biden.
"Ya hemos recibido más de 31 mil solicitantes de asilo en nuestra ciudad y actualmente tenemos abiertos 60 albergues de emergencia, cuatro centros de apoyo humanitario y dos centros de bienvenida. Hemos metido a miles de niños en escuelas y gastado cientos de millones de dólares de los contribuyentes para vestir, alimentar, dar hogar y apoyar a esta población muy necesitada", señaló Adams en un comunicado.
Según el alcalde, ahora Nueva York necesita "ayuda urgente" por parte de las autoridades estatales y federales, a las que acusó de haber "mayormente ignorado" las peticiones de apoyo hechas hasta ahora. "Nuestro sistema de acogida está lleno y estamos casi sin dinero, personal y espacio", insistió el político demócrata, quien le pidió a Washington posibles planes para trasladar a solicitantes de asilo a otras ciudades, permitirles trabajar y "enviar ayuda a las ciudades que se han llevado la peor parte de esta crisis".
Estado de emergencia en Denver
El alcalde neoyorquino no es el único preocupado por la llegada masiva de migrantes, ya que en las últimas horas se sumó su par en Denver, Michael Hancock, al declarar el estado de emergencia en la capital del estado de Colorado. "Las ciudades de todo el país se ven obligadas a lidiar con algo para lo que no estamos equipados", se quejó Hancock.
El demócrata dijo que se anticipó el jueves a decretar la medida, antes de que se convirtiese en pocos días en una nueva crisis humanitaria que empieza a notarse en la frontera de Estados Unidos con México, en la que está aumentando de forma descontrolada la llegada de familias, mucha de ellas de Venezuela y Nicaragua. "Está en un punto de crisis en este momento", enfatizó Hancock, quien dijo que no ha colapsado la ciudad gracias a la ayuda de iglesias y organizaciones humanitarias.
El alcalde de Denver subrayó que de 40 a 170 personas llegarán a Denver cada noche en una avalancha que, dijo, no sabe cuándo se detendrá. Muchos de ellos llegaron a la ciudad por cuenta propia o ayudados por organizaciones, y desconocen qué van a hacer o a dónde ir. Ellos forman parte de la migración en masa que está ocurriendo en El Paso -Texas- hasta donde llegaron en una sola noche, el domingo pasado, unos 1.500 migrantes de una caravana.
Mario D'Agostino, subdirector municipal de El Paso, indicó que esa ciudad podría ver hasta cinco mil detenciones de migrantes diarias cuando se levante el próximo miércoles la orden de un juez que, desde 2020, expulsa de inmediato a los migrantes en la frontera. Estas familias, que han tenido que dormir en la calle o en terminales terrestres y aéreas de transporte de El Paso, se están empezando a trasladar a otras ciudades como Denver y Dallas, y otra más lejanas que incluyen Chicago y Nueva York.
Sin siquiera una ducha
Centenares de esos migrantes llegados a Denver solicitaron este viernes ayuda de las autoridades locales y de la comunidad en sus redes sociales y en medios de comunicación para encontrar alojamiento y trabajo en esta ciudad, tras agotarse la ayuda inicial que habían recibido. A pesar de que la municipalidad abrió dos albergues temporales, y de la colaboración de varias organizaciones religiosas o sin fines de lucro, muchas de las familias recién llegadas carecen de necesidades básicas como ropa de invierno o un lugar adecuado para asearse.
"Se necesita capacidad adicional para garantizar que se satisfagan las necesidades básicas y que la ciudad no experimente una crisis humanitaria por mantener a cientos de migrantes sin hogar desplazados en nuestra ciudad", enfatizó la alcaldía de Denver. Específicamente pidió a los residentes que donen ropa interior nueva, camisas de manga larga, pantalones, calcetines, sudaderas, zapatillas cerradas y, ante todo, abrigos de invierno.
La urgencia para obtener ropa invernal se debe a que se anticipa que dentro de una semana llegará un frente frío a Colorado provocando la primera tormenta de nieve severa de la temporada y causando que las temperaturas se mantengan bajo cero. La alcaldía local estima que hasta el momento destinó unos 800 mil dólares en fondos de emergencia para ayudar a unos 900 inmigrantes, la mayoría de ellos de Venezuela. Hancock además pidió ayuda del gobierno federal para continuar asistiéndolos.
La Casa Blanca pide acción al Congreso
La Casa Blanca le exige al Congreso de Estados Unidos que "actúe" y apruebe la reforma propuesta por el presidente Biden para "modernizar el sistema" migratorio que considera "desmantelado" por su antecesor Trump. Así se expresó en una rueda de prensa la vocera de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, mientras el gobierno se prepara para levantar el Título 42.
"Necesitamos que el Congreso actúe. Es importante que nos entreguen los recursos que hemos pedido para la seguridad y la gestión de la frontera", dijo Jean-Pierre. La secretaria de Prensa recordó que desde el "día uno" Biden envió al Congreso una propuesta de reforma migratoria para "proteger" a los llamados "soñadores", migrantes indocumentados que llegaron a Estados Unidos de niños, y para "modernizar el sistema" de asilo que fue "desmantelado" por la anterior administración.
A pesar de no haberse aprobado esta reforma, Jean-Pierre reivindicó los esfuerzos del gobierno para lidiar con la crisis migratoria y recordó que el país tiene la cifra más alta de agentes de seguridad en la frontera, unos 23 mil. Un juez federal ordenó levantar para el 21 de diciembre el Título 42, instaurado en 2020 para expulsar de forma exprés a los migrantes bajo el pretexto de la pandemia.
El gobierno de Biden advirtió a los migrantes que no traten de cruzar la frontera con México de forma irregular porque serán expulsados de todas formas a pesar del levantamiento del Título 42. Jean-Pierre dijo que esta semana la Casa Blanca compartirá más detalles de cómo será la política del gobierno federal luego de este levantamiento.