La fiscal Juliana González descubrió que alguien violó la clausura dispuesta sobre el depósito de la ex empresa Monticas, donde el jueves pasado ardieron 45 ómnibus en un incendio que, según el peritaje oficial, fue intencional. Los investigadores temen que la intrusión haya ocurrido con el ánimo de eliminar pruebas de que alguien quemó todo adrede. Y esperan entonces que algo haya quedado registrado en las videocámaras de seguridad que recién ayer la fiscal hizo secuestrar del predio de avenida Sabin al 900 bis.

González acudió ayer por la mañana a los galpones donde la Monticas guardaba colectivo de media y larga distancia ya en desuso. Lo hizo con los miembros del gabinete científico de la Policía de Investigaciones (PDI), enviados a tomar rastros y entrevistar testigos. Pero entonces hallaron que la faja judicial de clausura que se había colocado el viernes de madrugada en el portón de la avenida Sabin (ex Travesía) había sido violentada.

La faja de papel cortada despertó suspicacias. Anteayer trascendió que el informe de Bomberos Zapadores indicó sin vacilaciones que el incendio fue intencional. Con ese resultado, alguien pudo volver a la escena del fuego para alterar lo que hubiere quedado. En tren de conjeturas, también el lunes el diputado Carlos Del Frade interpretó que el incendio fue "la forma de ocultar pruebas y cobrar el seguro por las unidades quemadas, porque los verdaderos dueños de Monticas, los que manejan Flechabus, quieren borrar de ola faz de la tierra a la empresa".

El depósito ardió el jueves por la noche, pero la fiscal recién ayer hizo secuestrar las videocámaras de seguridad internas y externas. Desde el Ministerio Público Fiscal se informó que serán analizadas por peritos informáticos. Asimismo, también ayer la fiscal González dispuso el secuestro del libro de ingresos y egresos del galpón. En tanto, los policías desplegaron en el lugar peritajes en busca de rastros, revenidos químicos y cálculos de planimetría cuyas conclusiones demorarán algunos días, precisó un portavoz del MPA.

En cuanto a la violación de la clausura, la fiscal de la unidad de Investigación y Juicio se abstuvo de realizar declaraciones y sólo trascendió que avisó a la Secretaría de Control y Convivencia de la Municipalidad para que renueve la orden de clausura y que asignó una guardia policial permanente frente al ingreso al predio situado junto al nuevo barrio de la comunidad Qom.

El fuego se desató hacia las nueve de la noche del jueves, en el interior de algunos de los 45 ómnibus arrumbados en ese viejo depósito de la empresa que fue desmantelada luego de que el 24 de febrero pasado dos de sus unidades protagonizaran un choque frontal en la ruta 33, en las afueras de Pérez, y que le costó la vida a 24 personas.

El peritaje de los Zapadores concluyó con que las llamas empezaron "a través del contacto de elementos de llama libre, como trapos, papeles encendidos, etcétera) con material de fácil combustibilidad dentro de los colectivos, tales como la tela de tapizados, asientos de plástico, cauchos, etc". El detalle alude a que hubo mechas encendidas que propiciaron la ignición, propagada de coche en coche debido al viento que soplaba a esa hora. Para cuando el sereno detectó el fuego y llamó a los bomberos, el siniestro ya era incontrolable. Tuvieron que intervenir dotaciones de Zapadores de Rosario y de Villa Gobernador Gálvez. Esta vez, el desastre fue peor que el incendio de octubre pasado.