El ex concejal Alberto Cortés, de nuevo en carrera por regresar al Palacio Vasallo, lanzó una propuesta tendiente a presionar sobre el mercado inmobiliario de especulación para liberar departamentos y forzar una baja en los alquileres: gravar con un impuesto a la vivienda ociosa, de manera de promover más unidades en oferta y, a la vez, que esos recursos constituyan un fondo estatal para ayudar a inquilinos pobres con el requisito de las garantías.
La idea partió desde que en los últimos días un estudio de la Federación de Inmobiliarias nacional (Fira) arrojó que Rosario es la ciudad con los alquileres más caros en el segmento de departamentos de un dormitorio, dato confirmado por otras ONGs abocadas a la problemática de la vivienda.
Cortés asumió que, además de la demanda extra que significa la llegada de estudiantes universitarios del interior y de países limítrofes -clientes típicos de ese segmento del mercado inmobiliario- "hay que mirar el lado de la oferta", dijo. El pre candidato del Frente Social y Popular consideró como importante el hecho de que Rosario está en el epicentro de la economía sojera. "Además de diversos efectos nocivos sobre el medio ambiente -opinó Cortés-, la erradicación de las poblaciones rurales, también trajo como consecuencia que gran parte de la renta agropecuaria se volcara a ciudades como Rosario en ladrillos, pero no para construir departamentos que luego se habitaran o alquilaran, sino simplemente como ahorro", analizó.
En este marco, Cortés se hizo eco de datos oficiales y afirmó que en Rosario hay por lo menos 80 mil viviendas deshabitadas y que no participan de la oferta de alquiler. Y en contraste, "hay una cantidad de familias inferior a la cantidad de viviendas vacías que están sin un techo propio o con posibilidad de acceder a un alquiler acorde a sus ingresos".