El presidente del Frente Amplio de Uruguay, Fernando Pereira, no duda en definir al líder del poder ejecutivo Luis Lacalle Pou como el menos preparado para gobernar desde la posdemocracia. "Se podría decir que con los blancos se vive peor, contradiciendo el slogan de campaña que decía que con los blancos se vive mejor", apunta un verborrágico Pereira, en referencia a la identificación del mandatario con el histórico Partido Nacional.
Sobre el caso del exjefe de la custodia presidencial Alejandro Astesiano, detenido por falsificar documentos oficiales para que ciudadanos rusos consigan un pasaporte uruguayo, Pereira sostiene que Lacalle Pou eligió "el camino de la opacidad". El exlíder de la central sindical única de Uruguay, el PIT-CNT, celebra que, de cara a los comicios generales de 2024, el Frente Amplio lidere las encuestas. "Los liderazgos son circunstanciales. Lo que queda es el pueblo movilizado y organizado, el pueblo que empuja y lucha", explica Pereira en diálogo con Página/12, en medio de una visita relámpago a Buenos Aires.
-¿Lo sorprendió el caso Astesiano? No parece un escándalo habitual en un país como Uruguay.
-Astesiano era el jefe de la seguridad presidencial. Ojo porque cuando decimos custodio, pensamos en un guardaespaldas pero no: él tiene 160 custodios a su cargo. Cuida al jefe de Estado uruguayo y a todos los jefes de Estado que lleguen de cualquier parte. Accede a todos los sistemas de inteligencia, de videovigilancia, de información policial. No es un perejil. Para el tamaño de Uruguay, una empresa de 160 trabajadores es una gran empresa. ¿Y para qué la utilizó? Para pasaportes uruguayos ilegítimos, o para el seguimiento de dos senadores de la República con fines de extorsionarlos para que levantaran una denuncia. Esto es un método mafioso. La justicia tiene que ir hasta el hueso sin piedad, porque si permitimos que los senadores y los diputados de la República sean vulnerables, ¿qué esperamos para el resto de los mortales?
-Hasta ahora la respuesta del gobierno es que la oposición usa las filtraciones de los chats para "dar manija", o que todavía no hay nada comprobado por la justicia.
-Es una barbaridad, la gente no escribe chats en broma. En broma no le escribe el jefe de seguridad del presidente al número dos o al tres de la policía; en broma no le paga una empresa como le pagó Vertical Skies a Artesiano. Falta investigar mucho en la justicia, pero todos tenemos indicios de que se armó una situación para delinquir en el cuarto piso de la Torre Ejecutiva. Hasta dónde va a llegar la justicia, yo no sé, pero quien tiene una responsabilidad de aclarar los hechos es el gobierno uruguayo. Ellos dicen cada tanto "nos comimos un garrón", pero no fue el Frente Amplio el que les colocó a Astesiano, ellos eligieron colocarlo con 29 indagatorias policiales previas, algunas por estafa, otras por hurto, otras por libramiento de cheques sin fondo. Dos veces había estado en la cárcel. ¿Cómo vas a contratar a esa persona como jefe de seguridad del presidente?
-El otro escándalo es el del narco uruguayo Sebastián Marset, quien estaba detenido en Emiratos Arabes y recibió un pasaporte que encargó desde allá.
-En el caso de Marset, le entregamos un pasaporte legítimo uruguayo a un ciudadano que, de acuerdo al subsecretario del ministerio del Interior (Guillermo Maciel), era un narco pesado y peligroso. Y se lo entregamos a domicilio, se lo dimos un familiar para que se lo llevara y cuando fuera liberado, pudiera salir del país con total impunidad. Hoy nadie sabe dónde está Marset y en Paraguay está siendo buscado por el asesinato del fiscal Marcelo Pecci. De esta cosa horrorosa todavía el gobierno no puso ningún cargo a disposición. Yo creo que por vergüenza o ineptitud, ya se tendrían que haber ido seis o siete hombres del gobierno. Todo esto daña la salud democrática del país.
-¿Cuál es la postura del Frente Amplio (FA) frente al proyecto de reforma de la seguridad social que se debate en el Senado?
-Como todos los proyectos de seguridad social del gobierno, no son proyectos de reforma, sino de ajuste. Buscan que los trabajadores aporten más durante más tiempo. Este proyecto es realmente regresivo, y el de la educación, nadie sabe cuál es. Las maestras y los profesores no saben qué van a hacer el año que viene. El 80 por ciento del sector docente rechaza la reforma educativa. Es que no hemos tenido un gobierno tan poco preparado desde la posdemocracia para acá. Por un lado, hay un problema ideológico: concentración de la riqueza y falta de reparto. Por el otro, hay una falta de operatividad en la gestión que da miedo. En el fondo no estaban preparados para gobernar.
-¿Esto era lo que usted esperaba de Lacalle Pou?
-Fue mucho más allá de lo que yo pensaba. Tal vez en el primer año de gobierno, protegido por la pandemia, porque todos tuvimos una actitud altamente responsable, muchas de sus políticas hayan pasado de largo. Pero lo cierto es que sus políticas públicas han deteriorado la calidad de vida de la gente; no ha cumplido con las promesas de campaña y lejos estuvo de dar la talla para un lugar tan importante. El problema no es si le cae bien a Viviana Canosa en una entrevista, lo puede hacer incluso estupendamente bien en TV porque es un buen comunicador, pero la vida real de las personas empeoró sustancialmente desde que asumieron los blancos. No lograron los avances que prometieron en materia de seguridad, empleo, educación, salud o vivienda. Si conoceréis al árbol por sus frutos, los frutos han sido realmente pocos.
-El FA encabezó la campaña para derogar gran parte de la Ley de Urgente Consideración (LUC) que promovía un ajuste económico y limitaba el derecho a huelga. El referéndum se hizo a fines de marzo y perdieron, ¿le dejó al partido algún aprendizaje?
-Todo. Fue una clase de vida. Nosotros juntamos firmas durante la pandemia. Llegamos a juntar el 30 por ciento de las firmas de las personas que viven en Uruguay. Eso sería imposible en casi ningún lugar del mundo. Y perdimos el referéndum por un punto. Y la publicidad del "No" en relación al "Sí" a veces era de cuatro a uno. Con esas desventajas estuvimos a 18 mil votos de ganar. Cuando la izquierda se siente parada sobre sus propios pies, cuando no pierde la independencia pero tampoco se transforma en indiferente, se potencia. La izquierda es hija de la calle, es hija de las luchas obreras, estudiantiles, ambientalistas, de los derechos humanos. La izquierda es de tú a tú, de que te vean en la calle y te abracen como un compañero más. Como decía el general Líber Seregni, la vida es pugna y es lucha. La pugna es contra un modelo y la lucha es por transformar la sociedad.
-¿Cómo ve al Frente Amplio de cara a 2024?
-Hoy hay vientos de cambio. La gente ya no cree en las promesas que le han hecho, más bien han ido a una política de clientelismo que es repartir fideos y harina a cambio de votos. Y la gente probablemente reciba los fideos y la harina, pero va a votar al FA porque sabe cómo le fue en estos años. Y el FA lo que no puede hacer es fallarle a la gente. Yo diría que el Frente Amplio tenía muy armada la macropolítica y en algunas micropolíticas fallamos. Y nos duele cuando nos dicen eso. Recuperar el alma es el primer trabajo de la presidencia del FA durante todo este año. Hay FA para rato y la generación que viene detrás nuestro es una generación de hombres y mujeres que van a tomar el timón de la izquierda. Tenemos la responsabilidad de construir para el pueblo uruguayo una alternativa al modelo neoliberal.