El primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, se disculpó en nombre del gobierno neerlandés por el papel de su país en la esclavitud en sus colonias. El mandatario la calificó de "un crimen contra la humanidad". Distintos organismos que luchan contra el racismo se pronunciaron tanto a favor como en contra del tardío reconocimiento.
Paises Bajos participó durante 250 años en la esclavitud de sus antiguas colonias. "Hoy me disculpo en nombre del gobierno neerlandés por las acciones del Estado en el pasado", dijo Rutte. El pedido de disculpas lo dijo en inglés, papiamento y surinamese, lenguas que se hablan en las islas del Caribe y en Surinam, sus excolonias.
"Nosotros, viviendo en el aquí y ahora, solo podemos reconocer y condenar la esclavitud en los términos más claros como un crimen contra la humanidad", precisó. Mientras pronunciaba el discurso, los ministros estaban presentes en las excolonias de Bonaire, San Martín, Aruba, Curazao, Saba, San Eustaquio y Surinam, para "discutir" el tema con los lugareños.
El mandatario neerlandés tuvo reservas durante mucho tiempo acerca de emitir una disculpa, con el argumento de que la era de la esclavitud era demasiado antigua y que una disculpa avivaría las tensiones en un país donde la extrema derecha sigue siendo fuerte.
Al finalizar el discurso, quienes estaban en la sala se abrazaron, a pesar de que la fecha elegida para disculparse del gobierno provocó un feroz rechazo en los Países Bajos y en el extranjero durante varias semanas.
La fecha seleccionada por el gobierno se filtró por la prensa neerlandesa en noviembre, pero las organizaciones de conmemoración contra la esclavitud querían una disculpa el 1º de julio, cuando se recuerda el fin de la esclavitud, en una celebración anual llamada "Keti Koti" (Romper las cadenas) en Surinam.
La cuestión de las disculpas por el papel del Estado neerlandés en la trata de esclavos en las antiguas colonias se lleva planteando desde hace años. El tema cobró impulso el año pasado con la publicación de un informe de una comisión que recomendaba al gobierno reconocer la esclavitud como un crimen contra la humanidad y presentar disculpas.
Igualmente, una encuesta reciente indicó que solo el 38% de la población adulta estaba a favor de una disculpa. Lo cual generó la crítica de diferentes organismos que luchan contra el racismo, que remarcaron el hecho de que “la falta de consulta por parte de los Países Bajos huele a una actitud colonial”.
“Es económica, la reparación debe ser económica, las disculpas no alcanzan”, dijo a Página 12, Sandra Chagas, afrodescendiente, afrocandombera y activista por los derechos humanos sobre el racismo en Argentina. El pronunciamiento del primer ministro causó enorme rechazo en diferentes países afectados, que exigen una compensación.
“Tienen que devolver todo lo que se robaron de África. Tienen que reparar todas las muertes que causaron”, sostuvo la activista, al mismo tiempo que añadió: “Basta de discursos sin contenido para quedar bien con un determinado grupo o sector cuando se llevó a cabo el mundial en el país que menos cumple con los Derechos Humanos y no reclamaron, ni se posicionaron al respecto”.
“Que devuelvan lo que se robaron”
El país traficó 600.000 africanos, principalmente conducidos hacia América del Sur y el Caribe. Para Holanda este hecho significó un periodo de prosperidad durante el siglo XVI Y XVII, que además le permitió financiar la “Edad de Oro”. En el apogeo de su imperio colonial, las Provincias Unidas, conocidas actualmente como Países Bajos, tenían colonias como Surinam, la isla caribeña de Curazao, Sudáfrica e Indonesia, donde la Compañía Holandesa de las Indias Orientales tenía su sede en el siglo XVII.
El país y sus ciudades, como Ámsterdam, se enriquecieron enormemente, floreció la cultura y el arte, con Rembrandt (1625-1669) como una de sus mayores figuras. En 1634, la WIC procedió a la trata de miles de esclavos desde la Costa del Oro (hoy en día, Ghana) hacia Nueva Holanda, el Brasil neerlandés, para mandarlos a trabajar a las plantaciones.
El mismo año, la compañía conquistó Curaçao, isla del Caribe anteriormente en manos de los españoles, que rápidamente se convirtió en un centro de comercio de esclavos. En 1667, los neerlandeses colonizaron Surinam, en la costa noreste de América del Sur, que se transformó en un territorio de plantaciones que dependía en gran medida del trabajo de los esclavos procedentes de África.
Los esclavos fueron llevados principalmente a Ciudad del Cabo desde lo que hoy es Madagascar e Indonesia, antes llamada las Indias Orientales neerlandesas. Lo que hacían era secuestrar personas que vivían en el sur de india, ponerles un precio y venderlas.
En los últimos años, Países Bajos comenzó a hacer frente a su papel en la trata de esclavos y su historia colonial. También el movimiento Black Lives Matter en los Estados Unidos hizo que resurja el debate en Holanda, donde el racismo sigue siendo un sufrimiento para los ciudadanos de las antiguas colonias.
Por su parte, las ciudades de Ámsterdam, Rotterdam, Utrecht y La Haya también se disculparon por su papel en la trata de esclavos.
La esclavitud fue abolida en Surinam y otros territorios bajo control neerlandés el 1 de julio de 1863, pero no terminó sino hasta 1873 después de un período de "transición" de 10 años.
El imperio Británico era el más grande de la historia a principios del siglo XX, se extendía desde Canadá al oeste hasta las islas Fiji en el Pacífico Sur. En 1913 gobernaba a más de 400 millones de personas, aproximadamente una cuarta parte de la población mundial y de la superficie terrestre.
A principios del siglo XX, el segundo imperio colonial más grande pertenecía a Francia, que en 1931 reinaba sobre 12 millones de kilómetros cuadrados de territorio y 60 millones de habitantes, desde la Guyana francesa en América del Sur hasta la mayor parte de África Occidental y Nueva Caledonia en el Pacífico Sur.
Pero, en su apogeo a finales de 1700, el imperio español era más grande, abarcando alrededor de 13,7 millones de kilómetros cuadrados de territorio, especialmente América.