Mucho se habló en los últimos años del auge de la novela gráfica. Como si no fuese, en última instancia, un mero formato de edición, o un modo refinado (cuando no snob) de decir “historieta”. Por eso Cuentos de terror gana interés en las bateas contemporáneas. El libro de Carlos Trillo y Eduardo Risso coeditado por Historieteca y Puro Cómic no sólo es un puñado de historias autoconclusivas bien contadas y dibujadas, también sirve para pensar el presente de la disciplina.
Es muy interesante en ese sentido la elección de palabras para el título. El “cuento” es un artefacto literario muy preciso, un cross a la mandíbula, un martillo que rompe la cabeza del lector, una bala disparada a la frente en la última línea. Y Trillo dominaba ese artefacto. Décadas de oficio como guionista, años incursionando en publicidad, muchos alquileres y expensas pagados gracias a mercados que se sostenían en base a relatos cortos le daban esa maestría. ¿Cómo definir, entonces, a los relatos de esta antología? ¿“Cuentos gráficos”?
Aunque la portada sugiere un tinte sobrenatural en todos esos Cuentos de terror, lo cierto es que muchos son más bien realistas o hasta brutalistas. Hay algún vampiro que se cuela en una fiesta de disfraces (y hace recordar a la versión de Breccia de La mascarada de la muerte roja) y un fantasma que duda de su mortalidad, pero no faltan los matones de la mafia con traumas sin resolver, los crímenes de pareja y hasta alguna disputa empresarial mal avenida. El hilo en común es el guión preciso e implacable de Trillo, que funciona realmente como un artefacto impecable. El cuento en su estado más puro, pues ni siquiera se advierte un esfuerzo –como sí en otros trabajos suyos más famosos- por plantear reflexiones más profundas sobre la naturaleza humana o las relaciones, por caso. Sí hay espacio para la ironía en algunos remates.
El trabajo de Risso, en tanto, se complementa perfectamente con la propuesta de Trillo. Risso es desde hace décadas uno de los grandes nombres del noir, especialmente por su trabajo para Estados Unidos en el ya clásico 100 balas junto a Brian Azzarello. Aquí deja bien claro el por qué de ese prestigio bien ganado y, además, exhibe perfectamente eso que muchos llaman “estilo cinematográfico”, que refiere en rigor no a todo el cine sino a cierto uso de planos y secuencias que emulan a lo que la producción hollywoodense propone a sus espectadores. Más allá del manejo maravilloso del claroscuro e incluso de cierta ocasional inversión de blancos y negros, es inevitable la sensación de que esas once historias tranquilamente podría filmarse con sus mismas páginas como storyboard.
Finalmente, palabras aparte para la reversión de Frankenstein que la dupla propone en el mundo contemporáneo. Un monstruo sensible, aunque torpe, y que recuerda al lector que en última instancia, la definición de monstruo también debe revisarse. Aunque dé miedo hacerlo.
Lanzamientos
El Recolector (E y E Plissken, Sebastián Cabrol / Plissken Studio)
Con El Recolector, los Plissken profundizan la línea editorial dedicada al misterio/ horror sobrenatural con fuerte influencia lovecraftiana. Una de las mejores bazas del libro es la afinidad entre guión y dibujo, que abrevan en un tono oscuro. La historia propone una suerte de inminente apocalipsis en que todo tiende al vacío, cruzado por la llegada de una criatura alienígena. Pero lo que más se luce es el dibujo de Cabrol, que se encarga de profundizar y sostener el relato.
Las andanzas del Incorregible Paolo Pinocchio (Lucas Varela / Hotel de las ideas)
Quizá menos revulsivo que en anteriores apariciones del personaje, aquí Paolo Pinocchio se fuga del infierno -donde genuinamente pertenece- reiteradamente para seguir con su vida libertina. El libro tiene muchas páginas ingeniosas, aunque queda la sensación de que Varela podría haber ido más a fondo. Y si se echa algo en falta la cuota corrosiva, el dibujo de Varela cubre las expectativas sobradamente. Es una auténtica clase magistral de línea clara, detalle y narrativa gráfica.
Ladrones y Mazmorras 3: El gran golpe (Rodolfo Santullo y Jok / LocoRabia / Grupo Belerofonte)
Tras dos volúmenes que recopilaban historias cortas y autoconclusivas, aquí Santullo y Jok cuentan una aventura extensa. El resultado se salda con el buen oficio de guionista y dibujante para combinar el universo medieval fantástico con una típica historia de ladrones y traiciones cruzadas. Santullo monta la historia como un mecanismo sin fallas a la vez que expande el universo preexistente. Jok, en tanto, da forma a ese mundo e imprime el tono de bajos fondos que la historia necesita.
¿Cuáles son los colores de la mañana (Beibi Kebab / Deriva Editorial)
La novela gráfica debut de Kebab (Flo Larrarte) es un excelente slice of life que recorre sus relaciones (baugmanianamente líquidas). De una beca en Francia al encierro pandémico en Villa Crespo, Kebab observa formas del extrañamiento de los cuerpos: ante una desconocida al aislamiento de los demás y el reencuentro con les otres. En lo gráfico, la autora encuentra una solución formal impecable en esos rostros borrosos e indefinidos que podrían ser ella y los suyos, pero también cualquiera.
Viñetas
Candidatos en Angouleme
En la 50° edición del Festival Internacional de la Bande-dessinnée d’Angouleme, que se celebra en enero en esa ciudad francesa, habrá dos candidatos para sus prestigiosos Premios, los “Fauve”. En la selección oficial y peleando por su luga entre los elegidos por lectores juveniles se ubica Soledad Otero por su Naftalina (publicado en la Argentina por Hotel de las Ideas). Otero, además, integra la lista de diez autores emergentes de todo el mundo a los que el Festival propone seguir especialmente. En tanto, en la competencia SNFC Polar (auspiciada por la empresa nacional de trenes franceses y que premia a las novelas gráficas policiales), está nominado El dormilón, del guionista uruguayo Rodolfo Santullo y el dibujante argentino Carlos Aón (publicado en nuestro país por LocoRabia). El FIDB de Angouleme se celebrará del 26 al 29 de enero.
Vuelven a imprenta
Varias revistas y personajes de renombre internacional volverán a aparecer en las bateas extranjeras. Por un lado, Dark Horse Comics volverá a sus propuestas de revistas antológicas con el relanzamiento de Blab!, dirigida por Monte Beauchamp. Por otro lado, el célebre personaje francés Spirou volverá a vivir aventuras. Esta vez con los guiones de Jul (actual Lucky Luke) y dibujos de Libon. Spirou chez les fous (“en la casa de los locos”) será publicado por Dupuis, su histórica editorial. Finalmente, la icónica Dragon Ball Super regresará a la revista nipona V-Jump, de Shueisha, de la mano de Toyotaro, actual responsable de la serie. Según se anticipó, Trunks y Son Goten serán los principales protagonistas de la nueva aventura.
DC y lo digital
DC Comics sigue haciendo esfuerzos para sostener sus ventas digitales. Ahora anunció que la categoría “Infinite” de su servicio DC Universe sumará más de 5000 números de distintas series orientadas al público adulto de la editorial, sobre todo con títulos pertenecientes a las líneas Vertigo y Black Label. Así los suscriptores de DC Universe – infinite (que sale 99 dólares anuales) accederán a clásicos como Sandman Mystery Theatre, Kill your boyfriend, The books of magic, Death: the high cost of living y Death: the time of your life, Black Orchid, The invisibles, Transmetropolitan, Stardust, 100 bullets, y muchísimas otras.
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