Antoine Fuqua era solo un niño cuando recibió un disparo en las calles de Pittsburgh, pero el recuerdo es espectacularmente vívido. "Tenía 15 años", dice el director de la ganadora del Oscar Día de entrenamiento, hoy con 56 años. "Recuerdo estar corriendo en un callejón, y que estaba lloviendo, y recuerdo una voz diciéndome 'corré'. No sé de dónde vino. Pero me acuerdo de cada uno de los detalles de esos momentos. Todos y cada uno de los detalles."

Escuchar a Fuqua describiendo lo que sucedió es, de algún modo, como ver una secuencia de una de sus películas neo noir. "Las balas golpeando los postes de teléfono. Las esquirlas volando. El sonido", dice. "La lluvia sobre el tipo que estaba disparando. Los lentes que usaba. El agua golpeando esos anteojos. El rifle en sus manos." Cada fotograma viene con un gesto: las manos abiertas para las balas, los nudillos deslizándose ante sus ojos para la lluvia, su dedo apretando un gatillo imaginario. "Recuerdo que después me metí en un negocio, y la realidad de la sangre cayendo al piso, y recuerdo estar pensando en mi familia". También pensó en su funeral, el olor de las flores llenando sus fosas nasales. Y pensó en Dios. "A veces, es en tus peores momentos en los que ves a Dios", señala.

Por supuesto, Fuqua sobrevivió a la balacera, y una vez llamó a ese momento su "gran quiebre", porque lo sacó de las calles y lo metió en el mundo del cine. La fe que encontró en ese momento tan cercano a la muerte se convirtió en la sangre vital de todas sus películas. Quizás la más prominente fue el electrizante thriller criminal de 2001 Día de entrenamiento, en el que el mundo aparece dividido entre lobos y ovejas. Denzel Washington ganó el Oscar al mejor actor por su retrato de un corrupto, lupino agente de la policía de narcóticos de Los Angeles, Alonzo Harris, quien comete una atroz letanía de crímenes, todos mientras porta un macizo crucifijo colgado al cuello. 

La primera nota que Washington -frecuente colaborador de Fuqua y un devoto cristiano- apuntó en el guión fue una línea de la Biblia: "Porque la paga del pecado es la muerte". Las siguientes películas de Fuqua, desde la aventura histórica Rey Arturo y el drama deportivo Southpaw al western Los siete magníficos y la saga del vigilante El Justiciero, todas aluden de algún modo a la religión. Y en su nueva película, la bella y brutal Emancipación, (Apple TV+) la fe es una parte vital que mantiene vivo al personaje de Will Smith, un esclavo en fuga.

"Si el corazón de la película es el amor y la fe, estoy interesado", murmura Fuqua con su profundo timbre de voz. Está sentado en un sillón en el centro de una habitación de hotel londinense, un retrato de la elegancia y la serenidad en su traje negro, un polo azul marino y zapatos tan lustrosos como el Chevy Monte Carlo de Alonzo. "Yo no estaría acá sentado hablando con vos si no hubiera un Dios, o algo más grande que yo."

Ethan Hawke, que coprotagonizó Día de entrenamiento como el novato de ojos saltones que queda enredado en las retorcidas estrategias de Alonzo, dijo una vez que ve a todos los films de Fuqua como "un grito colectivo contra la autoridad". Fuqua asiente. "Ethan tiene razón. Es algo que sucede de manera subconsciente. Todas vuelven sobre el tema de la injusticia, sobre gente que sufre alguna forma de opresión o maltrato. Yo crecí en una zona muy dura, y vi cómo eso le sucedía a mis padres. Gente que se tomaba ventaja. No me gusta para nada, sea una figura de autoridad o un matón. No me gustan los matones."

Emancipación está llena de la peor clase de matones. Está inspirada en la historia detrás de una imagen de 1863 de "Whipped Peter" ("Peter azotado"), que expuso la horrible crueldad de la esclavitud estadounidense y se convirtió en una imagen definitoria para la causa abolicionista. Smith encarna al esclavo escapado de la fotografía, quien fue retratado con su espalda llena de cicatrices con queloides provocadas por los latigazos enfrentada a la cámara. El actor desaparece en el personaje. Ya no se lo ve como una estrella de cine; es un hombre con una misión por la libertad en el Estados Unidos de la Guerra Civil. Se enfrenta desafiante a la cara de perros que gruñen y dueños de esclavos que escupen, vadea pantanos y lucha contra cocodrilos en su camino a la armada de Lincoln en Baton Rouge. Hay varios minutos en los que no hay ningún diálogo, pasajes en los que Smith luce aún más poderoso, con las mandíbulas encajadas y la mirada dura. En su primera película tras el episodio del cachetazo en los Oscar, captura de manera exquisita la dignidad que se ve en el Peter de la fotografía, la barbilla bien levantada.

Will Smith desaparece en el personaje.

"Will tiene mucha dignidad", dice Fuqua. "Es un gran ser humano, no he conocido a nadie como él". Al director lo tomó por sorpresa ver a Smith pegándole a Chris Rock en el escenario de los premios de la Academia en marzo, luego de que el comediante hiciera un chiste sobre la cabeza afeitada de Jada Pinkett Smith, esposa de Smith. "Estaba shockeado, porque ese no es el Will que conozco", dice. "Pero hay mucha presión en las vidas de todos. A veces es difícil ser una celebridad. A veces el humano sale a la superficie, y no lo hace de la mejor manera. No son malas personas, para nada... y es una lucha. No hay un ser humano perfecto. Will quedó profundamente arrepentido. Hablé con él después y no paraba de llorar. Estaba dolido, ¿sabés? Tenemos que ser cuidadosos. Es divertido hacernos bromas pero a veces todos nosotros debemos ser un poco más sensibles."

Pinkett Smith sufre de alopecia, y Fuqua dice que puede relacionarse con las fuertes emociones que despierta la pérdida de cabello. "Sé que no es lo que Jada tuvo, pero tengo alguien cercano en mi vida que recientemente atravesó un tratamiento contra el cáncer", dice. "Quien se somete a eso pierde todo su pelo y le suceden un montón de otras cosas, y a veces si no sabés nada de eso y hacés una broma sobre eso puede herir mucho más profundamente de lo que te podés imaginar. Las celebridades tienen los mismos problemas que un montón de otras personas. Atraviesan sus propios tormentos mentales, personales, que nunca ves."

Tras la confrontación en los premios de la Academia, Washington fue visto corriendo al lado de Smith. Más tarde, hablando entre lágrimas mientras recibía su Oscar al Mejor Actor por Rey Richard, Smith reveló lo que Washington le había dicho: "En tu mayor momento, tené cuidado: ahí es cuando el diablo viene por vos". "Fue perfecto que Denzel fuera y tratara de abrazar a Will, y brindarle algunas palabras de sabiduría", dice Fuqua, haciendo un gran gesto de abrazo con las manos extendidas. "Eso es lo que es Denzel. Cuando estamos juntos hablamos mucho sobre la fe. Mucho más que cualquier otra cosa."

Fuqua ciertamente necesitó un poco de fe durante la filmación de Emancipación. La producción de la película estuvo plagada de problemas desde el mismo comienzo. Originalmente se iba a filmar en Georgia, pero se trasladó a Louisiana en protesta contra las restrictivas leyes de votación de ese estado, que afectaban principalmente a las comunidades de color. Entonces pegó el huracán Ida, que devastó el área y psotergó aún más la filmación. También debió ser realizada en 2021 bajo estrictas restricciones fijadas por el covid, y cada día sufrían temperaturas de 40 grados. "Todavía me estoy recuperando", dice Fuqua, con una risa muy, muy pequeña. "En este momento aún sufro de algo así como estrés postraumático. Se suponía que iba a ser un proceso de filmación de cuatro meses, y terminamos trabajando ocho meses. Tuvieron que darnos chaquetas con hielo para resfrescarnos. Fue la cosa más difícil que haya hecho alguna vez. Todo lo que nos podía caer encima nos cayó encima. Una noche se incendió mi trailer, cuando estábamos filmando en una plantación real." ¿Cómo fue eso? "Sí, exacto", dice, con una mirada triste y significativa que delata que parece tener algunas teorías al respecto. "Fue realmente duro."

La temática de la película le pasó factura a Fuqua y el elenco. Dice que estuvo al borde de las lágrimas buena parte del tiempo, y que tuvo que darse una ducha inmediatamente después de cada jornada de filmación. "Se sintió horrible", dice. "Tenía que lavarme. Pero tuvimos terapia para todos. Y fue el equipo y los actores, negros y blancos, los que me mantuvieron en marcha. Tras el huracán, un montón de personas involucradas en la película estaban sin hogar y aún así se presentaban cada día a trabajar. Cuando ves esa humanidad juntarse para contar una historia, es algo que te llega muy adentro."

La película, como todo el cuerpo de trabajo de Fuqua, está repleta de una violencia implacable y traumática. Las piernas de un esclavo son destrozadas a dentelladas por un perro. A otro le marcan con hierro candente una mejilla, mientras las cabezas de esclavos que intentaron escapar lucen en estacas en campos de los Confederados. "No creo que puedas soslayar la violencia cuando estás contando una historia sobre la esclavitud", dice el director. "No hay un 'Prohibida para menores de 13' en eso. Pero tampoco quise explotar la cuestión. Simplemente son los hechos. Hay una gran frase, creo que de Maya Angelou, quien dijo 'No saber es difícil, pero saber es mucho más duro'. Cuanto más me metía en el tema de la esclavitud, ni siquiera podía rascar la superficie de lo horrible de todo eso." En Emancipación, Fuqua creó un lugar que recuerda al infierno en la Tierra: campos confederados donde hombres, tanto negros como blancos, perdían miembros a causa de las enfermedades, y fosas comunes desbordaban de cuerpos que se pudrían bajo el sol.

Fuqua también cree que mostrar la violencia es importante para detener la posibilidad de que la historia se repita. En la mañana que hablamos, Kanye West acaba de ser suspendido en Twitter por postear la imagen de una esvástica dentro de una Estrella de David. Fuqua viene siguiendo los comentarios del rapper sobre HItler, y recuerda cuando dijo en 2018 que la esclavitud le parecía una "elección". "Solo espero que obtenga la ayuda que necesita", dice Fuqua sobre el artista, quien tiene un desorden bipolar. "Decir que cuatrocientos años de esclavitud fueron una elección es algo ridículo. No sé por qué diría algo así. No es posible. ¿Qué ser humano querría estar en cadenas, y tener a su familia alejada, y ser tratado peor que un animal?" Semejantes experiencias siguen siendo increíblemente difíciles de procesar, razón por la cual Fuqua quiso crear una sensación de desorientación desde la primera escena de la película. En la secuencia de apertura, una toma aérea sobre los pantanos hace que la Louisiana de 1860 parezca de otro planeta. "Mirando eso, podrías estar en Marte", dice haciendo un gesto hacia lo alto. "Y aún así, se trata de nuestro mundo. Esto es lo que nos hemos hecho unos a otros, y no fue hace tanto."

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.