La militancia por la baja de la edad de punibilidad no se detiene. Un policía de la Bonaerense mató de un balazo en la cabeza a un adolescente de 14 años e hirió a otro en el partido de San Martín. Familiares del joven se concentraron frente a la casa del uniformado y le arrojaron piedras contra el frente y le prendieron fuego. Igual que en el caso del adolescente baleado en Barracas por un bombero policial, el Bonaerense articuló como defensa que lo quisieron asaltar y se defendió. Los policías lo saben. La sola declaración en ese sentido empuja a jueces y fiscales a considerar el caso como de legítima defensa. Resultado, la duda no está en la responsabilidad del victimario, el policía, sino que se traslada a las tres víctimas, el chico fallecido y los dos amigos, uno de ellos herido. Si fuera cierto que intentaron asaltarlo, estaban desarmados: los peritos no encontraron rastros de otra arma hasta el momento. Habrá que esperar el análisis de los 14 disparos.
El crimen tuvo lugar en las últimas horas del lunes, en Ocampo y José Hernández, del partido de San Martín, y el policía, que presta servicios en el Grupo de Apoyo Departamental (GAD) de ese partido, quedó demorado mientras que la Auditoría de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad bonaerense dispuso la desafectación de su cargo hasta tanto se resuelva su situación procesal.
Tras el hecho, Irma Mansilla, la madre del adolescente que murió, identificado como Rodrigo Alejandro Correa, aseguró que su hijo no era delincuente, que no tenía armas y que demoraron tres horas en atenderlo.
“Él no tenía mala junta, iba y venía un ratito, enseguida se acostaba a dormir, no salía a ningún lado, ni siquiera un palo tenía en la cintura, nada”, señaló Irma, quien agregó que a su hijo lo conocían “todos los vecinos”.
Según los investigadores, el policía –cuya identidad fue protegida por la justicia y sus colegas investigadores– , quien se hallaba vestido con ropas de civil y estaba franco de servicio, salía de su casa para ir a comprar algo para cenar junto a su novia, de 38 años.
En ese momento, según la versión del policía, cinco adolescentes pretendieron robarle usando un arma y le exigieron los objetos de valor a ambos. El policía declaró que les entregó su teléfono celular y, en un descuido de los asaltantes, extrajo su pistola reglamentaria calibre 9 milímetros y se identificó como policía.
Esa maniobra hizo retroceder a los adolescentes. Según la versión del Bonaerense, uno de ellos le apuntó con un arma y el policía comenzó a disparar. Algunos vecinos relataron luego a los investigadores que en el lugar se escucharon al menos 14 disparos –aunque hasta ayer se desconocía si los asaltantes utilizaron el arma, incluso no se sabe si efectivamente el arma existía o fue una clásica maniobra de defensa policial–; o si fue sólo el policía quien disparó con su pistola.
Correa recibió un tiro en la nuca y murió mientras aguardaban la llegada de una ambulancia. Los otros dos chicos (de 16 y 14 años) fueron aprehendidos, uno de ellos herido de bala, por lo que fue trasladado al Hospital Castex, donde permanecía internado. Tras el hecho, el policía y su novia salieron corriendo del lugar y fueron a denunciar lo ocurrido a la comisaría 5ª de San Martín, con jurisdicción en la zona.
Según el relato de la madre del adolescente asesinado, su hijo había ido a ver a dos amigos suyos y pasaban caminando cuando se cruzaron con el policía, que “salió tirando tiros” desde su casa y “ahí le dio en la cabeza” a Rodrigo.
Mansilla sostuvo que el policía seguramente en su declaración “va a mentir y lo va a ensuciar” a su hijo, pero aseguró: “No voy a creer (lo que diga) porque yo sé la clase de hijo que tenía”.
Tras el hecho, Brocca ordenó el secuestro del arma del policía (no se encontró ninguna otra), que los peritajes vinculados al caso los realice Gendarmería Nacional y que la autopsia se haga en la morgue judicial de Lomas de Zamora, dependiente del Ministerio Público Fiscal.
El fiscal tomaba esta tarde declaración a varios testigos y mañana indagará al policía, quien podría quedar imputado de “homicidio en exceso de la legítima defensa” o por “homicidio simple agravado”.
Tras el hecho, familiares de Correa se dirigieron hasta la casa del policía, donde arrojaron piedras e incendiaron el frente de la vivienda, lo que motivó la intervención de uniformados de la comisaría 5ª y de los Bomberos.
En tanto, la madre del joven asesinado pidió justicia, porque cree que al policía que mató a su hijo “lo van a soltar enseguida”.