Uno de los clásicos en los Mundiales son las cábalas. Acompañan durante el torneo y, si la suerte es propicia, se conservan por lo exitosas. Tras el logro, viene otra cuestión, que suele acompañar a las cábalas: las promesas. Hinchas y jugadores se hermanan en las cábalas y también en las promesas a cumplir si se consigue el objetivo.
Están los que optan por un tatuaje, o por teñirse el pelo, o por raparse. O, incluso, los que pasan por el registro civil y/o el altar y se casan. Algunas parecen apuestas, como ofrendar una comida si se da la vuelta olímpica. Es el caso del chef turco Salt Bae, el chef de un restaurante en Doha, Qatar, que tuvo entre sus comensales a Diego Maradona y Lionel Messi. Nusret Gökçe, dueño del local, publicó en sus historias de Instagram una foto abrazado al presidente de la AFA, Claudio Tapia, antes de la definición. Allí anunció que si la Argentina se coronaba, habría “una gran celebración todos juntos”.
Alejandro “Papu” Gómez dijo, antes de la final, que “mi sueño es estar en Casa Rosada y tirarme del balcón con la gente. Es lo que soñamos todos. Levantar la Copa en Casa Rosada, estar ahí con la gente... Después de tantos años, sería algo extraordinario”. De momento, tendrá que esperar para cumplirla, dado que la Selección no pasó por la Casa de Gobierno.
Promesas y marketing
Otras promesas tienen forma de promociones. Suele ocurrir que hay empresas que juegan de esa forma para posicionarse. Es el caso de El Topo, la marca de churros. Un día después de la consagración, la firma cumplió su promesa de vender una docena a 100 pesos, es decir, al valor unitario. Lo hizo durante la tarde del lunes, con largas colas en sus locales.
Por su parte, Noblex hizo una apuesta que ahora le cuesta un millón de dólares. La marca de electrodomésticos anunció en octubre pasado que aquellos que compraran televisores de 65 y 75 pulgadas el día 30 (natalicio de Diego Maradona) recibirían el dinero de vuelta si la selección de Lionel Scaloni conseguía el tricampeonato en Qatar. Se calcula que Noblex vendió ese día unos mil televisores por 300 mil pesos promedio. Por día, en condiciones normales, la marca vende 75 televisores. Ese artificio de marketing ya había sido utilizado en 2017 con miras al Mundial de Rusia. La magra campaña del equipo en ese torneo impidió un final feliz para los consumidores.
El misterio de Tilcara
De todas las promesas, hay una que es mítica en el imaginario colectivo: la ofrenda a la Virgen de Tilcara por el título de 1986. En enero de ese año, Carlos Bilardo se llevó a parte del plantel a entrenar a esa localidad jujeña. El entrenador quería que sus jugadores se acostumbraran a un clima muy similar al de México. Por eso se instalaron en la altura de la Puna para saber lo que era jugar a 2 mil metros sobre el nivel del mar.
Según se cuenta, el DT y los jugadores se acercaron a la iglesia de Tilcara y allí habrían pedido la ayuda divina para tener éxito en la Copa del Mundo. Seis meses más tarde, y contra todo pronóstico, una Selección que había llegado envuelta en críticas al torneo se lo llevó de manera brillante. Con el tiempo se instaló la idea de que el plantel debería haber regresado a Tilcara para agradecerle a la Virgen. La historia nunca se confirmó y la mala suerte del combinado nacional en los mundiales siguientes hizo que creciera el mito de la mala suerte por no haber vuelto a Jujuy.
De hecho, los propios jugadores de aquel plantel han dicho que nunca hubo una promesa. Varios de ellos regresaron a Tilcara para una publicidad en 2017 y aclararon que eso no tenía nada que ver con una promesa pendiente. El 18 de diciembre de 2022 quedó claro que, si había algo pendiente, ya estaba saldado.