¿Cómo se explica un festejo de más de cinco millones de personas? Fútbol, sí, pero ¿qué más? La Selección de Messi y Scaloni parece haber logrado una cercanía especial con los y las hinchas que apoyaron al equipo desde la inesperada derrota con Arabia Saudita hasta los penales con Francia. “La Selección logró trasladar la idea de que ‘estamos todos juntos’. Hay una transmisión muy lograda de la potencia de lo colectivo”, opinan en diálogo con Página/12 especialistas de las Ciencias Sociales, las Letras y la Psicología. Un equipo que sin exitismo le "lleva la copa" y la felicidad al pueblo, una nueva relación con un líder "sencillo" y una generación entera que se vincula con los jugadores por redes sociales y se descarga con sus primeras alegrías futbolísticas.
¿Locura?
"No traten de entenderlo", dice la última publicación en el Instagram del capitán Lionel Messi, con imágenes de la caravana sin precedentes del martes. "Una locura", "somos diferentes", escriben otros de los integrantes del plantel sobre las sensaciones que vivieron este martes cuando las calles, avenidas y autopistas de la Ciudad de Buenos Aires y del Conurbano se llenaron como nunca antes para verlos traer la copa. ¿Se puede explicar esa "locura"? Para el psicoanalista Yago Franco, una de las claves radica en el modo en que los futbolistas presentaron discursivamente la obtención del trofeo: "Los jugadores dejaron en claro algo que no es muy habitual: dijeron 'la copa es de ustedes, se la llevamos'. Ese es un discurso muy fuerte que sostuvieron incluso con el cuerpo llevándola en el micro entre la gente", señala a Página/12.
Se trata de una integración colectiva. La idea, defendida por los jugadores y el cuerpo técnico desde un primer momento, de que "nosotros somos como ustedes" y de que cualquier hincha podría estar en el lugar de los futbolistas. "Es una participación en conjunto y eso implica una condición más arraigada en los sentimientos, en las pasiones, un fervor expuesto de manera pasional que es lo que se vio este martes", asegura Esteban Di Paola, sociólogo e investigador del Conicet. "Lo que se evidenció fue un momento extraordinario donde, con una masividad nunca vista, se conjugaron las condiciones del fervor y del sentimiento popular", agrega.
El escritor Eduardo Sacheri atribuye la masividad de los festejos "en buena medida a que la mitad de los argentinos nunca habían vivido esta alegría, esta fiesta compartida de salir campeones del mundo en el deporte que más nos gusta y que mejor jugamos". Los 36 años incluyen a varias generaciones. Los nacidos post 86 sufrieron el primer después de Maradona, con duras eliminaciones y huérfanos de héroes. Los del '95 para adelante, criados a puro Messi, lo siguieron desde sus inicios hasta la reciente consagración, pasando por las finales más amargas. Los últimos, nacidos con Messi ya en su esplendor, llegan a la consciencia futbolística con el mejor de los regalos: "Los argentinos de 7 u 8 años tendrán un primer recuerdo que van a conservar para el resto de la vida", destaca el escritor.
Derrota, ilusión y triunfo
Hace solo un mes, el 22 de noviembre, los actuales campeones del mundo perdían el primer partido de Qatar 2022 frente a Arabia Saudita. Un inicio similar, o peor, al de 2018. Un mal resultado también ante una Selección menor, pero con sensaciones diferentes. Frente al caótico post partido en la derrota ante Islandia en Rusia, ahora en las redes sociales y en las calles se transmitía un aire diferente: había apoyo y hasta banderazos de esperanza, y el "ahora nos volvimo' a ilusionar" no se dejaba de cantar.
Los especialistas destacan en este sentido el efecto de un relato unificado de lo colectivo, construido desde los primeros días del ciclo Scaloni, hace ya cuatro años y medio, y mantenido durante todo el Mundial. "Hubo una transmisión muy lograda en cada conferencia de prensa, desde los futbolistas y el cuerpo técnico, de esa integración, de un juego y de un trabajo en equipo, trasladando a las personas la idea del 'estamos todos juntos' y de la potencia de lo colectivo", apunta Di Paola. Un mes después, Argentina es campeón del mundo y el vínculo con el equipo es el mismo que había tras aquella primera derrota.
En el medio, los triunfos trajeron nuevas imágenes de identificación colectiva que llegaron incluso a lugares que, en teoría, se encuentran ajenos a la pasión futbolera. El "Muchachos" pasó así por los sitios menos esperados y se vieron videos de monjas cantando por las calles de la Ciudad o de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil tocando el tema después de los aplausos del Réquiem de Verdi. El coro de niños y niñas del Teatro Colón sumó su aporte y en las entregas de medallas o los actos escolares de fin de año sonó la canción después del himno.
Las redes sociales hicieron lo suyo, no solo en la difusión y proliferación de videos, imágenes o memes, sino también en una nueva forma de contacto entre equipo e hinchas. El hasthtag #TodosJuntos fue la consigna principal de las redes de la AFA durante todo el Mundial, compartido por los jugadores tras la derrota con Arabia Saudita en un vínculo con los y las hinchas que buscó esquivar a los medios tradicionales. Las apariciones de Messi, Papu Gómez, De Paul y Paredes en el Twitch del Kun Agüero, o las de Tagliafico y Lautaro Martínez en el de la AFA fueron por ese camino.
"El fenómeno de la comunicación directa a través de las redes sociales fue muy importante, porque uno tiene la sensación de participar de las vidas de ellos", subraya Franco en este sentido. El psicoanalista destaca que en esa interrelación, los futbolistas además "transmitieron buen humor, algo que no es lo habitual en la Argentina ante una realidad apremiante. Y es una alegría humilde porque en ningún momento aparece la soberbia, eso permite que el pueblo se identifique con alguien que es 'como uno'".
"Se transmitió cercanía. Si bien no son la pura transparencia, las plataformas digitales plantean un tipo de relación claramente diferente con la posibilidad de que aparezcan imágenes no controladas por los medios de comunicación. Esta relación también la practicó Luis Enrique y permite otro vínculo con el público", añade Santiago Mazzuchini, docente e investigador de la carrera de Comunicación de la UBA.
El factor Messi
Sacheri ve que en los orígenes de ese vínculo hay un cambio de relación de la gente con el capitán Messi. "Hace dos o tres años la sociedad argentina cambió mucho su vínculo con Messi en particular. Dejó de pretender que fuera Diego, se reconcilió con que Leo es un jugador extraordinario, ya en los últimos tramos de su carrera, y tomó la decisión de disfrutarlo y agradecerlo en lugar de exigirle. Creo que sobre esa benevolencia tanto Messi como el resto del equipo contaron con la paciencia y el afecto que merecían", sostiene el escritor.
En la letra de "Muchachos" parece haber una clave en ese sentido: Diego alienta a Lionel. Para las nuevas generaciones no es posible imaginar una competencia entre ambos ni el "¿quién es mejor?" que acechó a Messi en los primeros años de su carrera en la mayor. Los dos líderes, Messi y Maradona, son disfrutados cada uno con sus particularidades. "El líder de la generación anterior fue Maradona y se lo amaba porque excedía todo, incluso a los referentes de la generación del ’86. A Messi se lo ama reconociéndolo como líder de todo un cuerpo colectivo que es La Scaloneta. Viene a ser el líder de toda esa construcción, de un grupo de gente, y eso supone una identificación especial", considera Di Paola.
"Messi se presenta como un héroe que no es trágico y en la historia argentina estamos llenos de héroes trágicos, que mueren en el fulgor. Messi, por el contrario, es un héroe muy especial, que se muestra simple, con su familia, lo que ayuda a la identificación", opina Franco. Algo de esa "simpleza" se combina con un anti-exitismo pregonado por La Scaloneta y que se refleja en una de las últimas publicaciones del Instagram de Messi, en el que el capitán escribe que "el fracaso es parte del camino y del aprendizaje".
Anti-exitismo y alegría
La herencia de José Pékerman está marcada a fuego en la conformación del cuerpo técnico argentino. Una idea sin obsesión por el éxito, basada en el juego, la pelota y en el "disfrutar", palabra utilizada por Scaloni en cada una de sus conferencias. Para Mazzuchini, en la relación de la gente con el equipo fue clave el mensaje basado en "pensar al fútbol como un deporte y no plantear que hay algo más allá, plantear el cómo más que el éxito".
Mazzuchini marca, sin embargo, otra línea discursiva que converge con la "anti-exitista" y que radica en la búsqueda del triunfo como forma de alegría. "Se dan dos interlocuciones: la no exitista y al mismo tiempo la necesidad de traer una alegría. Eso se da en personalidades como la del Dibu Martínez que dice que ataja para darle felicidad a los 45 millones. Lo que se da entonces es un intercambio de felicidad y el aporte de traer una alegría se vuelve importantísimo", sostiene el especialista. Si se lo enfoca así, los "desbordes" de este martes cobran otro cariz: son desbordes de alegría entre un pueblo y un plantel que se agradecen mutuamente por los días vividos.