El tiempo está después
Durante la pandemia, Patti Smith siguió cultivando su amor por la fotografía y, por sugerencia de su hija Jesse, se abrió una cuenta de Instagram que ella misma administra. Se podría decir que @thisispattismith es un manifiesto donde la artista reflexiona sobre el tiempo que le toca vivir a través de textos diminutos como haikus (incluso cortados como versos) junto a fotos de su archivo personal (propias y ajenas). Así es como construye una autobiografía caprichosa donde conviven sus setlists, su militancia a favor de los derechos humanos y ambientales, su gata Cairo junto a una taza de café negro o los detalles de algunos viajes a través de fotos de sutileza poética (el gesto de una estatua en una capilla, los pliegues de una remera en la playa). De todo este magma se nutre su flamante A book of days, elegido como uno de los libros del año por el New York Times. Se trata de una colección de 366 fotos. Digitales, Polaroid, antiguas y otras nuevas, una para cada día del año, todas acompañadas de texto de Patti. “Jamás le diría a nadie cómo debe acercarse a un libro. Pero todos en general buscamos la fecha de nuestro cumpleaños. Por eso incluí el 29 de febrero para quienes nacieron en año bisiesto. Porque para mí, este libro es una meditación sobre el tiempo”, contó la reina madre del punk que a fin de este mes cumple sus 76. Una imagen de la tumba de Walt Whitman convive una foto de su escritorio, donde se puede ver un ejemplar de Ariel, de Sylvia Plath, que le regaló Robert Mapplethorpe en 1968 o un detalle de sus lentes y una tacita de café con el epígrafe: "Todo lo que necesito en París". Al igual que sus libros autobiográficos o el documental Dream of life, lo que aquí se despliega es la narración sesgada de la propia vida. Aunque esta vez sus fans pueden completar el sentido con las propias vivencias: más discretas, quizás, no menos atravesadas por el tiempo y sus metáforas.
Proletarios del mundo, hagan muuu
Un impensado movimiento libertario recorre Quebec. Se trata de veinte vacas que han decidido no volver a su corral y eluden cualquier intento de captura. Todo empezó a fines de julio, cuando estas bovinas (algunas preñadas) se escaparon de la granja lechera de Pierre Lapointe en Saint-Barnabé, a unos cien kilómetros al norte de Montreal, por una tormenta eléctrica que las asustó. Desde entonces, han buscado refugio en el bosque como auténticas rebeldes en plan emancipatorio, y salen por la noche para comer pasto o maíz que crece en el borde de los campos. Hasta ahora intervinieron el Ministerio de Agricultura y los municipios zonales que lograron apresar a cuatro vacas pero dudan qué hacer con el resto. Es que mientras muchos las han denunciado como una molestia y una amenaza para los conductores, otros tantos celebran esta “revolución bovina”. Una senadora de Quebec le dijo al Senado canadiense que tiene “una admiración ilimitada por estas vacas, que han redescubierto su libertad y continúan retozando en la naturaleza” en una declaración que pondría orgulloso a Henry Thoureau. Mathieu Murphy-Perron, sindicalista vegano y artista de teatro de Montreal, se ha inspirado para hacer camisetas que celebren las vacas con lemas como "Wild, dirty and free" o “Vive les baches libres”. Incluso hizo una publicación en TikTok sobre ellas que ha sido vista casi 400 mil veces. “Por supuesto que si son vacas quebequenses, son testarudas”, dijo Murphy-Perron emulando en sesgo independentista del lugar. “Estas vaquitas punk-rebeldes coinciden con la marca de la gente Quebec, a la que no le gusta que la pisoteen”, agregó. Ajenas a cualquier puesta en escena, las vacas organizan mitines bajo la luna cuando nadie las ve.
El amor es un naufragio
El director de Titanic, James Cameron, está harto de responder que no cada vez que aparece la pregunta: ¿podría Rose haberle hecho lugar a Jack en su trozo de madera flotante, manteniéndolo fuera del agua helada y salvándole la vida? Cameron ha explicado que el guión indicaba que Jack debía morir, que la película en torno a la malograda pareja que interpretaron Leonardo Di Caprio y Kate Winslet estaba pensada de ese modo, que el amor es así. Pero ahora, cuando se cumplen 25 años de este éxito de taquilla que se va a estrenar en versión remasterizada en febrero del año próximo, para San Valentín, Cameron redobla la apuesta. Y lo hace con evidencia científica ya que los argumentos filosóficos o narrativos parecen naufragar una vez más. Mientras promociona su nueva película Avatar: Way of Water, le dijo a The Toronto Sun que encargó un estudio científico “para poner fin a todo esto de una vez por todas”. “Hemos realizado un análisis forense exhaustivo con un experto en hipotermia que reprodujo la balsa de la película”, explicó. “Tomamos a dos personas que tienen la misma masa corporal que Kate y Leo, y les pusimos sensores por todas partes y aún dentro de ellos. Los sometimos a agua helada, probamos una variedad de métodos para ver si podrían haber sobrevivido”, abundó. Spoiler alert: la respuesta es que al final del experimento, solo uno de los involucrados pudo sobrevivir. El estudio se estrenará por el canal de National Geographic, también en el marco de San Valentín, quien no parece muy conforme con la campaña de desprestigio a la que lo están sometiendo.
El otro Nick Cave
Esculturas en tamaño XL plagadas de colores vibrantes. Texturas suntuosas tachonadas de pedrería, erizadas de pequeños objetos que penden de cables o de hilos. Instalaciones de pelo sintético (y del otro) que alguien usa como traje mientras baila como si flotara en el viento, llamadas justamente “Soundsuits”. Todo esta obra lleva la firma de Nick Cave. No, claro que a nuestro amado y sombrío cantautor australiano no se le ha dado por crear una explosión cromática en clave artie. Estamos hablando de un artista plástico que desde los años noventa vive en Illinois, cuya estética soleada nada tiene que ver con su homónimo. Ahora bien, si su nombre circula con insistencia en las páginas culturales de Estados Unidos es por el éxito de su primera retrospectiva, llamada Forothermore, una de las actividades centrales del Museo de Arte Contemporáneo de Chicago durante el año que se va. Este Cave, nacido en Misouri en 1959 y con raíces afroamericanas, saltó a la fama en los noventa, cuando se convirtió en director de la carrera de diseño de modas en la escuela del Art Institute de Chicago. El artista focaliza su trabajo en la indagación de la tríada raza-género-clase, cubriéndose a sí mismo y a otras personas con estos gigantes Soundsuits que ocultan cualquier rasgo identitario. Las instalaciones nacieron en respuesta a la brutal golpiza que la policía de Los Ángeles le propinó al taxista Rodney King en 1991. Abarcando escultura, instalación y performance, el trabajo de Cave interpela “el racismo, la homofobia y otros fanatismos”, según explica el medio online especializado Colossal. Desde esa perspectiva, tensando un poco el razonamiento, emerge cierta oscuridad que hermanaría un poquitín a los Cave. Y algo de eso es posible teniendo en cuenta que ambos se conocieron en 2013 durante un evento artístico en Nueva York y posaron juntos para la foto de rigor. “Forothermore es una oda a aquellos que por temor a diversas formas de intolerancia, viven sus vidas como la máscara de ‘otro’. Y es una celebración de la forma en que el arte, la música y la moda pueden ayudarnos a imaginar un futuro más justo”, indicaron desde la web del Museo de Arte Contemporáneo de Chicago. Y el mismo Cave agrega: “Cuando pienso en el recorrido histórico de trabajo, constato que sigo apostando por lo luminoso. Me refiero al intento de traer luz al tema del racismo y la desigualdad”. Es evidente que aunque hay intereses comunes, cada uno de los dos artistas tiene su forma singular de dialogar con la época. Let love in.