El Banco Central insistió ayer que conseguirá cumplir la meta de inflación del 17 por ciento. El presidente de la entidad, Federico Sturzenegger, dijo que tomará las medidas que sean necesarias y subirá la tasa de interés todo lo que haga falta. No le importa el impacto en la producción interna y el empleo. “Entre julio y diciembre vamos a jugar el segundo tiempo contra los precios y estamos convencidos que bajarán lo suficiente”, mencionó. El titular del Central presentó en conferencia de prensa el informe trimestral de política monetaria, en el que los técnicos de la entidad plantean la perspectiva oficial sobre cómo avanzan las principales variables de la economía. Para el organismo, el segundo semestre de este año será de fuerte expansión, con la actividad creciendo al 4 por ciento, la inflación más baja desde 2009, una recuperación de las inversiones e incluso un boom de los créditos. Este optimismo contrasta con las estimaciones de los economistas opositores y los consultores del mercado, que adelantan un PBI con poco movimiento, tensiones de precios en julio y octubre, un consumo que no da señales de reactivación y escasas inversiones productivas.
“La inflación en el segundo semestre va a ser sustancialmente más baja”, mencionó Sturzenegger, quién se mostró confiado en que a fin de año el Central podrá “mostrarle a la sociedad” que cumplió su objetivo inflacionario. Planteó que en los próximos meses los precios subirán a un ritmo por debajo del 1 por ciento mensual. “El año pasado la inflación en el segundo semestre fue un tercio de la del primero. La tasa de interés que se aplicó en ese momento para conseguir ese proceso de desinflación es similar a la que mantenemos ahora para generar el mismo efecto”. En la licitación primaria de Lebacs de ayer la autoridad monetaria subió un punto la tasa de interés hasta el 26,5 por ciento (respecto de la licitación del mes anterior), al tiempo que la semana pasada convalidó tasas de hasta el 28 por ciento en el mercado secundario (ver aparte). “Estos niveles de dureza de la política monetaria son los que nos van a permitir cumplir con la meta”.
Los banqueros que se sentaron ayer a escuchar la conferencia de Sturzenegger se reían por lo bajo ante la insistencia con la meta. Los deseos del titular del Central, para la city, son impracticables. En los primeros seis meses de 2017 ya se acumuló una suba de los precios del 11,8 por ciento. Esto implica que en la segunda mitad de este año se debería anotar una inflación del 5 por ciento para cumplir la meta. En las consultoras calculan que sólo en julio los precios subirán un 2 por ciento.
Los industriales y los economistas de distintas corrientes critican la falta de muñeca de la autoridad monetaria para bajar el rendimiento de las Lebacs. Afirman que la tasa alta no soluciona el problema inflacionario y mantiene a la economía en una situación de fuerte estancamiento de la demanda y la inversión. En el propio Gobierno le piden a Sturzenegger que sea más flexible y baje las tasas de interés para ayudar a reanimar el mercado interno. A principio de julio, el secretario de Comercio, Miguel Braun, convocó a una mesa de especialistas para ver qué pasa que no reaccionan las compras de las familias. Los presentes le apuntaron a la tasa que maneja el Central y afirmaron que el problema no es sólo sobre el consumo sino en la inversión. No tiene sentido para una empresa, mencionaron, comprar una máquina cuando invertir en Lebac resulta más fácil y rentable.
El directorio de la autoridad monetaria hace oídos sordos acerca de lo que ocurre en la economía real, en la cual los últimos datos de consumo del Indec arrojaron caídas de las ventas del 2 por ciento en los supermercados y del 9 por ciento en los shoppings, y adelantó que en el segundo semestre habrá un boom de crédito y demanda. El informe de política monetaria adelantó que no sólo crecerán los préstamos para consumo sino que habrá fuertes compras de equipos durables de producción (inversión en maquinaria) y calculó que la economía en su conjunto crecerá en los próximos meses a un ritmo del 4 por ciento anualizado. Desde mediados de 2016, el BCRA viene mostrando un indicador adelantado de PBI en el que asegura que la reactivación está por comenzar, un pronóstico que nunca se concreta. Los datos duros de los últimos 18 meses muestran que la inversión es un 5 por ciento menor que la de finales de 2015 y el consumo 2 por ciento menos. El PBI del segundo trimestre de 2017 sigue por debajo del registrado al final de 2015.
La recuperación del crecimiento no es la única variable que Sturzenegger adelantó sin éxito. El titular del organismo afirmó en abril que las reservas iban a subir en forma acelerada para alcanzar un stock de divisas cercano a los 65.000 millones de dólares. Pero, desde que realizó esa declaración, las reservas mostraron un fuerte retroceso y pasaron de 52.000 millones de dólares en mayo a menos de 48.000 millones de dólares este mes, con caídas de 2 mil millones mensuales. Ayer cerraron en 47.779 millones, al retroceder en 173 millones. La meta de inflación de 2016 fue otra de las variables que el Gobierno pronóstico sin acertar. Había afirmado que los precios iban a subir al 25 por ciento el año pasado, pero cerraron con una suba del 41 por ciento, la cifra más elevada en las últimas dos décadas.