El represor Mario Sandoval fue condenado a 15 años de prisión por el Tribunal Oral Federal número 5 de la Ciudad de Buenos Aires por ser coautor del secuestro y las torturas sufridas por Hernán Abriata, un militante de la Juventud Universitaria Peronista que fue secuestrado a fines de octubre de 1976 y que continúa desaparecido. 

La esposa de Abriata, Mónica Dittmar, explicó este miércoles cómo fue el proceso que derivó en la condena de Sandoval. "Lo logramos con la presencia de organismos de derechos humanos en Francia, periodistas, la Cancillería argentina y las Madres (de Plaza de Mayo), como Nora Cortiñas, que nos acompañó mucho. Esta es una lucha permanente y colectiva", declaró en AM750

Mario Alfredo Sandoval era subinspector y trabajaba en el Departamento de Asuntos Políticos de la Superintendencia de Seguridad Federal cuando un operativo de las fuerzas de seguridad secuestró a Abriata en octubre de 1976. 

El represor se fugó en los '80 a Francia y consiguió la ciudadanía en 1997. Allí fue reconocido una década después por una estudiante de La Sorbona que lo tuvo como profesor. En 2008, la periodista (y actual directora del diario) Nora Veiras lo denunció en Página/12, y a partir de ese artículo periodístico comenzó el proceso de prueba para lograr su extradición. 

"Fue difícil, duró ocho años. Estaba encubierta esta situación. La figura de desaparición forzosa no existe en los procesos judiciales en Francia. Había que demostrar que el cuerpo del delito no estaba porque decían que en ese caso no se podía extraditar", explicó Dittmar en Aquí, Allá y en Todas Partes

Y agregó: "Ayer fue un paso importante porque todo este proceso llevó a evidenciar quién es Mario Sandoval, cómo fue su accionar en conjunto entre coordinación federal y los grupos de tareas de la ESMA. Se extraditó solamente por Hernán Abriata porque se pudo comprobar, a partir de los testimonios y documentos, que él estuvo en ese momento".

Por último, Dittmar adelantó que van a apelar la sentencia e insistirán con que se trató de genocidio: "Seguiremos luchando porque fue un genocidio, y por los 30.000", concluyó. 

Abriata estuvo secuestrado en el centro de detención clandestina que funcionó en la Escuela de Mecánica de la Armada conocido como Capuchita, y continúa desaparecido.