Una asamblea de 150 ciudadanos franceses, que fueron elegidos por sorteo, comenzó a debatir-y seguirán hasta marzo del año próximo- la manera en que Francia abordará la eutanasia, y lo que decidan será de carácter no vinculante para el gobierno del presidente Emmanuel Macron.
Los participantes comenzaron sus discusiones el 9 de diciembre, acerca de cambiar la ley Claeys-Leonetti de 2016, que prohíbe la eutanasia (donde los médicos administran medicamentos letales) y el suicidio médicamente asistido (donde los médicos ponen a disposición dichos medicamentos), pero permite que los pacientes con enfermedades terminales rechacen el tratamiento y reciban "sedación profunda y continua" hasta morir.
La nueva legislación fortalecería la obligación del médico de respetar los deseos de los enfermos terminales y que no quieren prolongar la vida para permitir que las personas “mueran con dignidad”.
Por el momento, la ley no permite la muerte asistida. Esto significa el suministro de medicamentos letales, en circunstancias definidas y controladas, por médicos a pacientes con enfermedades terminales, administrados por el paciente o por un médico.
Cuál es la postura de Emmanuel Macron
El presidente Macron no expresó públicamente su opinión sobre la eutanasia. Sin embargo, al establecer la asamblea, da entender que la ley debe, al menos, debatirse. De todos modos, el proceso, que durará hasta marzo, es de carácter consultivo y el gobierno no tendrá ninguna obligación de adoptar las conclusiones de la asamblea.
"Vuestro papel no es el de legislar, sino de explorar todas las opciones y de hacer propuestas", dijo la primera ministra francesa, Élisabeth Borne, ante la convención, cuando comenzaron las reuniones en París.
Según una encuesta reciente de IFOP, para la Asociación por el Derecho a Morir con Dignidad, la sociedad francesa está mayoritariamente a favor (78%) de cambiar la legislación de eutanasia.
Los partidos de izquierda apoyan un cambio de la ley en nombre de un “fin digno de la vida”, así como la libertad de elegir la propia muerte cuando el sufrimiento de un enfermo terminal se vuelve insoportable. En cambio, la derecha y la extrema derecha se oponen en gran medida, lo que evoca el riesgo de "banalizar la eutanasia".
En abril de 2021, la Asamblea Nacional francesa debatió un proyecto de ley sobre atención al final de la vida. No pasó a votación después de que se presentaran 3.000 enmiendas. Pero 240 de los 577 diputados de la cámara aprobaron el principio de “asistencia médica activa al morir”.
Los religiosos, en contra del debate
En las últimas semanas, representantes de las religiones católica, protestante, judía y musulmana de Francia expresaron su preocupación por un cambio en la ley, al tiempo que enfatizaron que no están presentando un frente político unido.
Desde estas iglesias aseguraron que quieren que se desarrollen los cuidados paliativos y se evalúe la ley Claeys-Leonetti, pero defienden el respeto "absoluto" a la vida. La Conferencia Episcopal Católica Romana de Francia dijo quela asamblea de ciudadanos marcó un alejamiento de la "herencia ética" de Francia como país católico.
“Durante las últimas décadas, Francia ha encontrado gradualmente un equilibrio al rechazar las terapias inútiles y promover los cuidados paliativos. Este 'camino francés' dice algo sobre la herencia ética de nuestro país”, expresó la iglesia católica en un comunicado.
El rabino jefe de Francia, Haïm Korsia, a su vez, expresó que permitir el suicidio asistido marcaría una "ruptura antropológica", "al borde de la eugenesia". Mientras que el rector de la Gran Mezquita de París, Chems-eddine Hafiz, subrayó que "el suicidio es un pecado" en el Islam.
Países donde es legal la muerte asistida
Actualmente, la eutanasia es legal en ocho países y algunos estados de Australia y Estados Unidos.
Entre ellos, Colombia, España, Países Bajos, Bélgica, Austria, Alemania, Suiza y Luxemburgo. Mientras que en Uruguay, está en tratamiento un proyecto que se espera, será aprobado en el corto plazo.
Otros países también debaten sobre la muerte asistida. Así, el 9 de diciembre, el parlamento portugués aprobó por tercera vez un proyecto de ley para legalizar la eutanasia. Se espera la decisión del presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, un ferviente católico que ya vetó la norma las dos veces anteriores. El jefe de Estado puede promulgar la ley, someterla al examen del Tribunal Constitucional o vetarla nuevamente.
Rebelo de Sousa había dicho que se pronunciaría "seguramente antes de Navidad", sobre esta cuestión.