Dos efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) quedaron detenidos ayer por robar celulares y notebooks del depósito de la fuerza de seguridad provincial, que debían custodiar, en una investigación que demandó cuatro meses de trabajo a los pesquisas de la Agencia de Control Policial. Uno de los teléfonos estaba en manos de un hijo de uno de los detenidos. También detuvieron al dueño de un local donde se vendió uno de los dispositivos a una clienta, quien actuó de buena fe y es ajena a la investigación.

Uno de los detenidos es el suboficial Jonatan Ariel C., que fue arrestado en Sánchez de Bustamante al 2300, mientas que al oficial Carlos Alberto J., se lo buscó en su domicilio de Deán Funes al 6100, aunque no fue ubicado, al igual que en el Bosque de los Constituyentes, donde presta servicio de adicionales. Posteriormente se entregó ante la ex Asuntos Internos que lo estaba siguiendo desde hacía tiempo. En tanto también quedó detenido el comerciante, Matías S., de 32 años, por portación de arma ilegal.

La pesquisa comenzó por una advertencia que hizo la encargada del depósito de la AIC, ante un pedido de restitución de un smartphone que no estaba en ese lugar debidamente caucionado. Ante esto, lo que hacen es informar al jefe de la AIC para que poner en marcha un relevamiento del aparato. Sin embargo, en ese lapso dieron cuenta que también faltaban más teléfonos al igual que notebooks, situación que tomó conocimiento el fiscal David Carizza.

Con eso, Carizza comenzó a realizar medidas para monitorear los teléfonos y computadoras que faltaban y gracias al IMEI que poseen los smartphone pudo intervenir las líneas.

Con todo esto, se asumió de que podía venir de los policías que hacían custodia o adicionales en el depósito de la AIC hasta que, concretamente, se detectó que uno de los aparatos estaba en poder del hijo de uno de los policías en cuestión.

Desde Fiscalía precisaron que el chico estaba de viaje y por esa razón no pudieron realizar el allanamiento correspondiente. No obstante, aclararon que el seguimiento del mismo y el proceso para detectar "qué teléfono había sido robado, a qué causa estaba afectado, averiguar su IMEI fue un trabajo exigente y prolongado".

Como resultado de toda la investigación ayer se hicieron nueve allanamientos en lugares donde se detectó que los teléfonos sustraídos y posteriormente seguidos habían estado. Se encontró un I-Phone en un local de Lavalle 1100, a cargo de Matías S. Según trascendió, el aparato lo tenía una docente que lo había comprado allí de buena fe.

Las medidas la llevaron a cabo Personal de la Delegación Sur y Centro Norte de la ACP, y contaron con la colaboración de la Agencia de Investigación Criminal.

La causa que lleva adelante, relacionada con la “sustracción de evidencias” que se habían robado entre septiembre y diciembre del 2021. Estaban al resguardo de la AIC en el depósito de secuestro de Lamadrid 550.

En el operativo se secuestró casi una decena de celulares, computadoras portátiles, un revólver calibre 32 largo y municiones del mismo calibre y otros elementos de interés a la causa.

Los domicilios allanados son: Alvear al 800, de San Javier; Dean Funes al 6100, Rosario; Chile al 600, de Granadero Baigorria; Garay al 3800, La Paz al 4000, Lavalle al 1100, Mocoretá al 2500 y Sánchez de Bustamante al 2300, todos de Rosario.

Todo el asunto comenzó con un teléfono ceclular de alta gama que fue requerido para su devoiklución y no estaba en el depósito de la AIC. Allí empezaron a sospechar que en realidad faltaban muchas más cosas que no estaban debidamente caucionadas en el depósito policial.