Con AVEN, un lugar sin piso, de Diqui James y con música de Gabriel Kerpel, Fuerza Bruta vuelve a demostrar la efectividad de su fórmula. Una técnica perfecta al servicio de la sensorialidad, imágenes oníricas y distópicas construidas en base al movimiento, las formas y los colores, un sentido de comunidad en un público que va subiendo en efusividad y participa, un espacio muy bien aprovechado. El show de este jueves, el estreno, terminó con las mil personas presentes gritando "Dale campeón" y aplaudiendo a Germán Pezzella, quien se encontraba en el VIP. Transcurrió en una sala construida específicamente para este espectáculo en el predio del club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA), ubicado en el barrio porteño de Palermo.

La palabra "aven" es inventada: alude a "una mezcla de aventura y paraíso", según la gacetilla que presenta la propuesta. El texto dice, también: "Buscamos ser libres, recrear elementos y efectos de la naturaleza. Una obra lúdica y con una mirada amorosa que busca recobrar esa belleza que ya nos es extraña". Con una ajustada compañía nueva de actores y bailarines jóvenes, el espectáculo sucede a Wayra, que le dio al grupo un nombre a nivel internacional y lo mantiene en gira hace más de 15 años con temporadas y presentaciones en Nueva York, Londres, Tokyo, Moscú, Seúl y Río de Janeiro, entre otras ciudades, además de un tour asiático.

Como en aquel célebre show, las escenas ocupan escenarios y el aire, irrumpiendo de sorpresa en cada sector ante espectadores que se encuentran parados y van moviéndose por todo el espacio guiados por el staff. Intérpretes corriendo sobre un globo terráqueo, una pareja que se besa y se desencuentra a través de una cabina llena de agua, un baile dentro de una jaula rodeada por mariposas y una ballena gigante manejada como si fuera un submarino son algunos de los números en los que resuenan conceptos abstractos y universales como la libertad, el amor, la relación con la naturaleza y el planeta. Aunque, como es habitual, la línea narrativa no es aquí tan central como la apelación a los sentidos, tan característica de FB. Un estilo que puede no convencer del todo a quienes necesiten de otra profundidad. De todos modos, casi todos saben bien con qué se encontrarán. No asoman demasiadas novedades dentro de una maquinaria de fórmula exitosa.

Foto: Télam.

AVEN, que se presenta en la sala "Sinpiso", creada y pensada para este espectáculo, contiene nueve números de los intérpretes en solitario, dúos o entre más personas. Hay momentos netamente musicales, como la apertura, con canto y tambores electrónicos, y de danza, como una coreografía sobre una cinta, muy aplaudida, compartida entre cuatro. Este momento llega después de una escena que dialoga con Wayra: un joven de traje encerrado en un tubo de aire escala y desciende las paredes vidriadas, rodeado de papelitos blancos que podrían ser billetes. 

Aunque la atmósfera se abre a unos pocos momentos de emotividad, lo que domina es la euforia. Todo el tiempo de parte de los bailarines y actores hay una arenga hacia el público que, hipnotizado con lo que sucede, no se conforma con observar sino que quiere tocar los elementos y a los performers. Más cerca del clima de un recital o de una rave que del de una obra de teatro, muchos sacan fotos, filman o toman cerveza. Aplauden cada número como si se tratara de una canción. También hay lugar para una fuerte participación con el baile como ritual compartido. La danza tiene un rol protagónico en este show; también la destacada música de Kerpel, en distintas variaciones del tecno.

"¡Lo que va a suceder es estupendo!", anuncia alguien del elenco después de pedirle a los espectadores que se agachen. Todos están en cuclillas, y de pronto se levantan y bailan desaforadamente, respondiendo al DJ que pasa "I lLove It", del dúo sueco Icona Pop. Después van a sonar Lykke Li, Daft Punk, Bizarrap y Quevedo, entre otros. 

A toda la energía propia del show se le suma la mundialista, que no se evapora aunque pasen los días. Hacia el final de AVEN, una gran esfera de boliche invita a continuar con el baile y hay una escena con agua que reenvía a lo que se vio en las calles este martes, con los hinchas siendo empapados desde balcones y terrazas de hogares porteños. "¡Vamos la Scaloneta!", celebran los actores después de mencionar a todas las partes de un trabajo tan colectivo, y el público entero saluda a Pezzella, sentado en una de las mesas del VIP, en el custodiado piso de arriba. Un espectáculo como AVEN se fusiona bien con la buena energía y las ganas de festejo que recorren a la sociedad en estos particulares días de diciembre.

*Las funciones se desarrollan entre el 23 de diciembre y el 29 de enero, con entradas que cuestan entre 3500 y 4900 pesos, en Julio Argentino Noble y Ramón J. Cárcano.