El semental italiano convertido en un caballito de mar ajeno a su hábitat. A fin de cuentas, Tulsa King (recién estrenada por Paramount+) descansa con mucha pericia sobre la fórmula del “pez fuera del agua” y plena conciencia de lo que implica un protagónico de Sylvester Stallone. En primera incursión en el universo seriado, el icono interpreta a un capo mafioso que, tras haber pasado un cuarto de siglo tras las rejas, se ve en la ardua tarea de reinventarse en un entorno y tiempo que desconoce. “Me casé con esta vida y mantuve la boca cerrada durante veinticinco años, voy a ver si ella me fue fiel”. Bueno, no lo hizo, y el General Dwight Manfredi empezará a replantearse algunas cosas.

El puntapié enseña al protagonista desterrado y abriendo una sucursal mafiosa en Oklahoma. En su cabeza rondaba la idea de una compensación por haber seguido el código del hampa. Sin embargo, sus jefes decidieron mandarlo al sur, donde los abundan locales de marihuana legales, los saloons y los pozos de petróleo. Un horizonte fecundo y chocante para alguien de Brooklyn que se mueve y viste como John Gotti con esteroides. “Podrían decir que me exiliaron y eso está bien. ¿Querés que haga plata? Voy a hacer pasta hasta que te atragantes. Abandoname, separame de mis amigos y de toda la gente que amo. Sobreviviré. Acá estoy: sangrando, más no vencido y en una ciudad que de ahora en más me pertenece”, dice su criatura de inconfundible prosapia stalloniana.

Tulsa King no intenta reformular jerarquías; por el contrario, exprime al máximo su clasicismo y las líneas narrativas de su antihéroe. Por un lado, está su progreso con códigos, modismos -y banda- fuera de órbita, más cerca de la comedia, aunque contenga su buen pulso para la acción. Por otro lado, esta es la historia de un hombre que debe ajustar cuentas con su propio pasado, específicamente con una hija que lo ha borrado del mapa. “Crecí alrededor de esta clase de tipos en Filadelfia. Entiendo bien la vida en la calle, pero este no es un programa con el estereotipo de gánsteres. Mi pandilla está formada por vaqueros, indios... un grupo de completos inadaptados, en cierto sentido”, explicó recientemente Stallone. Es lógico que el próximo monarca de Tulsa ostente trajes lustrosos, frases y puños siempre preparados adobados; lo entrañable del personaje es como tuerce la maqueta del hampón. Aunque no cargue con el dilema existencial de Tony Soprano, este capo también tiene aristas impensadas. Empezando por la pregunta sobre su “familia”.

Manfredi, a su vez, tuvo tiempo para formarse en literatura clásica y puede ser muy romántico cuando la situación así lo requiere. Es un veterano que aún sabe cómo golpear pero empieza a preguntarse si debe seguir haciéndolo. “Está en la búsqueda de algo más que dinero”, especificó el actor. Tulsa King, con segunda temporada confirmada, es un choque de dos subgéneros bien definidos como el de la mafia y el western moderno. Además de Sly, debe reconocerse a la dupla autoral conformada por Taylor Sheridan (Yellowstone) y Terence Winter (guionista de Los Soprano), que aquí oficia de showrunner. Dos auténticos pesos pesados de la producción audiovisual. ¿Y quién mejor que Silvester Stallone para subirse a un ring de diez rounds/ episodios?