El tema de la preservación posee diversos aspectos entre ellos, decidir por qué y para qué algunos edificios o varios de ellos que conforman un espacio urbano deberían mantenerse en pie. La antigüedad es importante si sostiene consideraciones sociales o estéticas que aporten a la identidad de un sitio. Del mismo modo la originalidad no es lo “nuevo”, sino lo “originario” que tiene que ver con ciertos principios. Observar en ambos casos que el hecho sea “bueno” en el sentido que le dan algunos filósofos. Lo bueno moral y/o lo bueno formal, doble aspecto que otorgan algunos semiólogos desde la cultura occidental. La Arquitectura tiene la virtud de ser generadora de espacios vacíos o llenos que cobran sentido por los habitantes dentro de su historia como representativos de ella. Luego está el turismo, o el placer que genera el disfrute de esos espacios. En esos diferentes sentidos, es respetable construir una arquitectura preservable, no solo defender lo antiguo o lo nuevo solo por serlo, insisto.

Roca al 500.

Hay una tendencia, aún en instituciones que regulan lo que son edificios históricos, en conservar las “fachadas” y algunos metros más…eso da como resultado algunas construcciones que han estirado hasta varios pisos parte del frente lo que da un resultado casi risible y otras incrustaciones bastante desafortunadas. Insisto en el concepto que la arquitectura es un arte espacial, nunca planar o pictórico. Estimo la tarea desarrollada por un grupo del Colegio de Arquitectos de Rosario alrededor de los 90 llamado Comisión de Investigación y acción sobre el patrimonio que publicaron cuatros guías de diferentes “estilos” en el casco céntrico de nuestra ciudad que invitan a recorrer, disfrutar y valorar aspectos a veces desconocidos por los rosarinos. (1)

Sarmiento entre Urquiza y San Lorenzo.

Pero pensemos en una de las definiciones de” política”, que, desde Aristóteles en adelante es el arte de lo posible. Mientras estemos viviendo en un sistema cuyo mal llamado valor es el dinero, creo que sería interesante pensar que aquel dueño que decida conservar los valores arquitectónicos, artísticos o sociales de su propiedad pueda conseguir una retribución en impuestos, o para sustento de tareas de restauración que son muy necesarias, pensando que esto no es un gasto sino una inversión (como ahora se dice…) y en la generación de ingresos proveniente del turismo o simplemente como acto de Estado hacia su historia construída. Hay ejemplos en otros países pero… sería interesante inventar nuevos usos que no sean generar metros cuadrados para consolidar en ladrillos enormes fortunas.

Tres edificios de interesantes intervenciones patrimoniales, con resultados diferentes: 

La demolición: enorme conjunto en calle Corrientes entre Tucumán y Catamarca en un neo interesantísimo, condenado a la picota, que aunque sea la fachada debería restaurarse… 

La restauración: calle Roca al 500, un hermoso ejemplo de Art Nouveau que ha sido dedicado a otros usos del que fuera su origen.

El azar: un neobarroco cuasi siciliano que sirve de depósito para un supermercado, propiedad que está en calle Sarmiento entre Urquiza y San Lorenzo. Desconozco su interior, pero el frente es imponente.

El tema es extenso e intenso, tal como se usan hoy esos adjetivos. Una gran amiga italiana psicóloga y crítica de arte, le gusta Rosario porque se puede ver casi toda la arquitectura europea y algunas más exóticas pero en “chiquitito”…es decir que en poco tiempo de recorrido ilustraba la historia de nuestra historia.

Otra muy respetada colega de Santa Fe, me susurra: ¿por qué nos gustan las causas perdidas?

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(1) A quien le interese una copia de los mismos les ruego escribirme por privado.