Es un día extraño para entrevistar a Oona Chaplin. Acaba de estrenarse la película más esperada del año, la secuela de James Cameron Avatar: El camino del agua, y Chaplin tiene un rol asegurado en la tercera parte, que ya fue filmada pero se estrenará en dos años. Por lo tanto, no es ese el tema principal de la charla. El tema es la nueva serie de espías de Netflix, Traición, que protagoniza junto a Charlie Cox (la cara principal de Daredevil) y la ex chica Bond Olga Kurylenko. Es la clase de serie criminal ideal para el maratoneo que se ha vuelto sinónimo de productos similares cono Guardaespaldas o Vigil. Una de esas ofertas que invita a quedarse en la cama, iniciar Traición y quedarse enganchado durante cuatro horas.

"Estoy admirando tu biblioteca", dice Chaplin sobre el fondo del Zoom, que ha sido cuidadosamente revisado para evitar los lugares más caóticos de la casa. "Para mí también es mi lugar favorito de mi casa", dice con una risa. Su curiosa educación mientras crecía (la mayor parte del tiempo en Madrid) le dejó un acento español-americano. Tiene ojos marrones, cejas empáticas y cabello oscuro, un resultado de su herencia mapuche por el lado de su padre, el director de fotografía chileno Patricio Castilla. La nieta de la legendaria estrella del cine mudo Charlie Chaplin está muy lejos de su bigotudo ancestro. Aún así, el humor de Charlie resulta evidente en su sonrisa torcida y sus ocasionales comentarios irónicos.

"¡Anduve por ahí, hice algunas cosas!" grita con un fingido acento barriobajero cuando le pregunto si trabajar con Kurylenko le despertó algún deseo de ella también ser una chica Bond. Resulta que ya ha trabajado con Kurylenko antes, nada menos que en Quantum of Solace. Tenía una aparición de esas que se pierden en un pestañeo como la recepcionista del hotel de Atacama que el agente 007 vuela por los aires en el final de la película. Bajo la dirección de guionistas como Phoebe Waller-Bridge, que fue incorporada a Sin tiempo para morir para darle más espesor a los personajes femeninos, una chica Bond de la nueva era es el rol que Chaplin podría aprovechar bien. "No me atrae mucho como concepto", dice. "Pero en realidad no sé si le diría que no a una propuesta."

Desde que filmó Quantum of Solace, de manera silenciosa Chaplin se ha convertido en una presencia regular en la pantalla. Quizá sigue siendo más conocida por su personaje en Game of Thrones como Talisa Stark, la esposa de Robb Stark, quien sufre una de las muertes más brutales en la historia de la televisión cuando es apuñalada en su vientre de embarazada durante la tristemente célebre masacre de la Boda Roja. Los espectadores quizá también la recuerden por su fugaz aparición en Sherlock como Jeanette, la novia de John Watson -de muy breve vida-, o por su rol como la medio hermana de Tom Hardy, Zilpha Gleary, en la serie de misterio de 2017 Taboo.

En Traición está sumergida en un triángulo amoroso con su esposo Adam Lawrence (Cox), quien ha ascendido misteriosamente en el escalafón hasta convertirse en el jefe del MI6, y la ex espía rusa Kara (Kurylenko). Una historia familiar de rusos malos contra británicos buenos que juega con un centro del aún más tópico tema de confabulaciones políticas y conspiraciones. Chaplin no se siente especialmente exaltada sobre esta narrativa. "Estoy algo enferma, harta de esto de los rusos siendo los malos. Ni siquiera puedo explicarlo", dice. "¿No puede aparecer alguien que tenga un mejor estereotipo con el que podamos jugar?". El elemento ruso fue agregado a medida que avanzaban, señala, "quizás porque dadas las circunstancias (aludiendo a la guerra en Ucrania); quizás solo porque subía las apuestas... va a ser bárbaro cunado la guerra ideológica que tenemos con Rusia se convierta en noticias viejas."

Es una afirmación temeraria contra el show que supuestamente debería estar promoviendo, pero lo cierto es que su propio abuelo no era de los que esquivaba los asuntos políticos. Pero, tristemente, tampoco tenemos permitido hablar sobre Charlie. Desde el surgimiento del movimiento #MeToo, el actor cómico nacido en Londres aparece entre las figuras históricas cuyas relaciones con las mujeres han sido re-examinadas bajo un nuevo lente cultural. Durante su vida, Charlie tuvo numerosas relaciones con mujeres tan jóvenes como los 16 años, la última de las cuales fue la abuela de Oona (Oona O'Neill), con quien se casó cuando ella tenía 18 años y él 54. Su matrimonio se extendió por 34 años, hasta la muerte del actor en 1977.

Es cierta dinastía en la que nació Chaplin. La misma O'Neill era la hija del escritor ganador del Nobel Eugene O'Neill, autor de The Iceman Cometh y Largo viaje hacia la noche. Mientras tanto, la madre de Chaplin, Geraldine, primera de los ocho hijos de Charlie y Oona, fue una de las estrellas del romance épico Dr. Zhivago, dirigida en 1965 por David Lean. Para mantener la línea, Chaplin puede cimentarse a sí misma en ese legado del show business con su rol en la saga Avatar. Mientras para muchos intérpretes sería un tormento actuar en trajes de captura de movimiento contra una pantalla verde, Chaplin encontró la experiencia liberadora. "Soy una persona muy física", dice. "Y siempre quise habitar de manera física un personaje de maneras mucho más grandes de lo que la pantalla a menudo puede ofrecerme. Y se sintió muy bien poder finalmente liberar mi bestia interior. ¡Saltar, y volar, y pelear!"

Felizmente, una de las personas con las que no tuvo que pelear fue el director, quien ha sido conocido en el pasado por su temperamento colérico. En una anécdota famosa de Hollywood, Kate Winslet prometió nunca volver a trabajar con James Cameron tras su experiencia en Titanic, donde el director la apodó "la pesada Katey". Chaplin le asigna a Cameron su furia como parte de su propio "genio". "La verdad es que él puede hacer el trabajo de cualquiera que esté en el set mejor, el 99 por ciento de las  veces", dice. "Entonces, hay momentos en los que pierde la paciencia, o está tratando de expresarle algo a alguien que no lo entiende y que a él le parece obvio. Pero tiene mucha integridad, y entonces hará las cosas absolutamente bien, y al final conseguirá que todo tenga un balance". Si se lee entre líneas, parece entenderse que Cameron ha aprendido a pedir perdón.

A diferencia de Winslet, quien tenía solo 20 años cuando empezó a filmar Titanic, Chaplin -quien tiene 36 años- ya tiene una experimentada vida en el set de filmación a escala monumental con Game of Thrones. Está también entre las actrices que pasaron cierto tiempo desnudas en la serie. Desde entonces, Emilia Clarke ha sugerido que no siempre se sintió totalmente cómoda en esas escenas, pero Chaplin deja claro que no tuvo esos problemas. "En el momento era más joven y estaba dispuesta a hacerlo", dice, aunque dejó claro "ciertos parámetros específicos: nada de pellizcos". Le pregunto, entonces, qué opina de la popularidad que en estos días ha ganado la figura de "coordinadores de intimidad". No está enteramente convencida. "Quiero decir... está buenísimo que haya más gente consiguiendo trabajo", dice con una risita sarcástica. "Es bárbaro darle a la gente una voz, sobre todo cuando siente que no tienen una", agrega, "pero al mismo tiempo, si vos le decís que sí a un guión, le estás diciendo que sí a un guión. Si te ponen en una situación en el set en la que se te solicitan ciertas cosas con las que no estás cómoda, entonces parate, ponete firme y decí que no."

Es una línea controversial para tomar, porque por supuesto hay muchas actrices que no sienten que tengan la capacidad de pararse y ponerse firmes. Ese es el problema. Pero una vez más, la confianza no es una cualidad que parezca que vaya a faltarle a Chaplin. A los 15 años ordenó ser enviada a una escuela pupila (sí, de verdad), y así terminó en la escuela del rey Carlos III, la Gordonstoun en el norte de Escocia. La experiencia de Gordonstoun, dramatizada en The Crown, se revuelve alrededor de la ética de hacer que los niños "se enfrenten al triunfo y la derrota". En los días de Charles, eso se traducía en duchas frías cada mañana y un montón de carreras a través del campo.

Mientras algunos estudiantes, como el futuro rey de Inglaterra, lucharon con el estricto régimen de la escuela, Chaplin prosperó. "Estaba en una posición en mi propia vida como adolescente en la que quería algunos límites", señala. "Quería disciplina. Aun cuando no lo hacía de manera consciente, estaba buscando una guía". Le sugiero que Gordounston suena como la clase de lugar que te forja o te quiebra. "Por supuesto", responde. "Es como todo." Como a su personaje en Traición, va a ser necesario mucho esfuerzo para quebrar a Oona Chaplin.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.