“Uno podría pensar que hay algo vinculado a una revancha, por la fecha, porque teníamos que estar celebrando los dos años de una ley que tanto nos llevó conseguir pero que socialmente sentimos y vivimos como la ley más colectivamente luchada”, dice Ruth Zurbriggen, coordinadora de Socorristas en Red. Hace referencia a que a dos años de la sanción de la ley 27610, que regula el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo, y abandona el paradigma de la criminalización, cinco mujeres activistas de la colectiva fueron detenidas entre el miércoles y el sábado pasado y estuvieron y recién lograron su libertad el lunes por supuesto “ejercicio ilegal de la medicina” y “encubrimiento” según los casos.
Ruth Zurbriggen es además activista e investigadora en SenRed y en La Revuelta en Neuquén. En diálogo con Página/12 conversó acerca de las detenciones de las socorristas. Explicó que en el marco de una serie de allanamientos realizados el 21 de diciembre en Villa María, Córdoba, fueron detenidas dos socorristas que estaban dictando un taller de información para personas que necesitan abortar. Ese mismo día detuvieron a una médica. “A las compañeras, por ejercicio ilegal de la medicina y a la médica le dicen que por encubrimiento”, contó. Mientras que se emitió una orden de detención para dos socorristas que estaban de vacaciones en Brasil y que al enterarse decidieron volver al país para ponerse a disposición de la justicia. “Quedaron a disposición de la Policía de Seguridad Aeronáutica en una celda en el aeropuerto de Ezeiza desde el sábado hasta ayer. Les garantizaron un régimen de visita. Las otras compañeras el jueves a la noche fueron trasladadas a Córdoba, a UCA, un centro con un régimen penitenciario, en condiciones espantosas de detención. Un régimen muy estricto que no se condice con el delito por el cual se las persigue”, relató. “Fue muy dañino. Fue muy cruel que las hayan tenido detenidas todos esos días. Ese sector del Poder Judicial mostró la cara más cruel”, apuntó.
Desde la organización perciben cierto ensañamiento en esas detenciones. “Uno podría pensar que hay algo vinculado a una revancha, por la fecha, porque teníamos que estar celebrando los dos años de una ley que tanto nos llevó conseguir pero que socialmente sentimos y vivimos como la ley más colectivamente luchada –señaló-. Es una ley que atrapó amplísimos sectores, convenció, la Campaña (por el acceso al aborto legal, seguro y gratuito) y todas las organizaciones que trabajan por el aborto legal sentimos que es una ley que se consiguió por esa adhesión social. El aborto llegó a la mesa de las familias en 2018; se discutió de aborto en las escuelas, en las instituciones en los medios, y especialmente en este medio cotidiano. La sensibilidad conseguida fue muy importante, tanto que se consiguió la ley. Y ahora nos encontramos con esto. Es una ley que en su texto abandona el paradigma de la criminalización, no puede ser denunciada una mujer que aborte. Obviamente no pueden ser criminalizados los médicos. Solamente pueden ser criminalizados si llevan adelante un aborto en contra de la persona embarazada”.
Por otro lado, Zurbriggen hizo hincapié en que la ley reconoce que la autogestión del aborto es legal; que garantiza el acceso al aborto y al pos aborto: “Esto quiere decir que si una persona llega a un centro de salud, a una clínica, con consecuencias por aborto se la debe tratar humanamente con los mismos criterios respetando todos sus derechos, no importa donde se haya provocado el aborto. Esto da cuenta que se reconoce que la autogestión del aborto es una práctica que hecha con medicamentos adecuados produce salud. Que es lo que estamos haciendo las socorristas desde 2012”.
Socorristas en red es una organización formada por cuarenta colectivas y unas cuatrocientas integrantes que trabajan en todo el país como voluntarias para asistir y acompañar a mujeres y personas con posibilidad de gestar que quieran realizarse un aborto de manera autogestiva. Fue creada en 2012 y desde 2014 hasta 2021 realizaron 70 mil acompañamientos a mujeres que quería abortar. Este año, desde enero hasta octubre, 1022 personas pidieron información en Socorristas en red.
Las acompañantes existen en todo el mundo. Tal es así que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció en sus últimas directrices de 2022 que el acceso al aborto seguro también se da a partir de las acompañantes comunitarias. “Es un trabajo muy responsable en término de compromiso con la vida y la salud de quienes abortan y también de cambian otras narrativas, desclandestinizantes y despatologizantes”, explicó.
-¿Cómo es el trabajo de las Socorristas?
-Durante la pandemia fue mayoritariamente por teléfono y con talleres virtuales. Pero siempre la Red priorizó lo presencial porque eso colabora en politizar el aborto y sacarlo del silencio. En algún momento empezamos a armar talleres presenciales grupales para poner a circular la palabra: el abrazo de la que dice ´te entiendo, quedáte tranquila´, el relato de experiencias de abortos horribles de años anteriores o de muy jóvenes, el relato de la soledad del aborto. Contra eso nos organizamos como red de socorristas porque nuestras políticas de cuidados son colectivas, apuntan a los colectivos. Es la escucha al servicio de esa decisión y buscar con esa persona cuál es el mejor camino para llevar adelante la decisión. Lo que el socorrismo no hizo desde que salió la ley es abandonar el hacer más artesanal, el “andá a este centro de salud porque está tal médica”. Ya que si bien se abrieron más espacios para garantizar la ley, se hizo más público el hacer, se sumaron profesionales en algunas provincias más que en otras, todavía no podemos descansar en “andá a pedir el turno y fijáte”. Estamos encima, pedimos los turnos con la persona adecuada, es el trabajo más micropolítico. Todavía falta mucho para el acceso universal y falta mucho para que el acceso sea en los términos que la ley dice, que son términos muy defendidos por el movimiento feminista. Por ejemplo los profesionales tienen que darle información de la ley a la persona que se tiene que hacer una prueba de embarazo. Esa persona tiene que tener toda la información disponible.
-¿Y eso no está pasando?
-Los lugares donde pasa eso deben ser contados con los dedos de la mano. Además, la confidencialidad por ejemplo, es muy difícil de garantizar sobre todo en lugares muy pequeños. Hay personas que dicen ´no quiero ir ahí porque trabaja mi vecina y todo se sabe´. Entonces hemos conseguido muchas cosas con la ley pero todavía estamos lejos de que todos los sentidos y derechos que plantea la ley se garanticen de forma extendida y aceitada en todo el país.