Agitadores ultraconservadores están logrando su incalificable cometido en los Estados Unidos: en bibliotecas escolares, cada vez más y más libros desaparecen de las estanterías. Así lo confirma la American Library Association, entidad que lleva varias décadas documentando los volúmenes que son víctimas de censura, señalando que desde el macartismo, jamás había visto semejante persecución.
Para más inri, los preocupantes récords batidos en 2021 y 2022 -cuando más de 1600 títulos fueron prohibidos en colegios de 32 estados-, podrían intensificarse el año próximo, según vaticinan especialistas que ven con gran inquietud la violenta escalada de lo que algunas voces ya llaman “guerra cultural”. El target en la mira: relatos que giran en torno a personajes LGBTQ+, que tienen por protagonistas a afroestadounidenses, que aluden a la defensa de los derechos civiles, que critican prácticas sexistas, que cuestionan el racismo…
Es tal el frenesí de veto que bibliotecarias y bibliotecarios del país dicen estar en estado de alerta, a la par que denuncian que se está instalando una cultura del miedo donde el objetivo es reprimir y silenciar cualquier letra que, desde una perspectiva inclusiva, ayude a reflexionar sobre sexualidad, etnia, identidad de género…
De Leonardo da Vinci a Shakespeare
Texas y Florida lideran esta ola extremista, aunque se multiplican los casos en otras latitudes de la nación. Ejemplos recientes se han visto en, digamos, Missouri, donde solo entre los pasados meses de agosto y noviembre se prohibieron alrededor de 300 títulos en una docena de distritos escolares, incluidas obras sobre Leonardo da Vinci y Miguel Ángel, también novelas gráficas basadas en trabajos de Mark Twain y Shakespeare. Piezas que, al disparatado entender de estos fundamentalistas, contienen “material sexual explícito”.
Por cierto: otra novela proscripta, retirada del alcance de alumnos de primaria y secundaria, es Cats vs Robots #1: This is War (2018), de Margaret Stohl y Lewis Peterson, acerca de… una guerra espacial entre mininos y androides. A los ultra les chirría que, en algunos párrafos de este libro sci-fi para teens, se haga breve mención de un personaje no binario.
Como señala el New York Times, siempre han existido madres y padres intolerantes que esporádica e irracionalmente protestaban contra algún que otro título disponible para sus niñas y niños, pero solo en los últimos años puede hablarse de “una red de grupos conservadores genuinamente influyente, que crece a velocidad alarmante”. Grupos organizados, interconectados, financiados por poderes políticos (del ala más extrema de los republicanos, para sorpresa de nadie) y sumamente eficientes a la hora de conseguir lo que pretenden, en palabras del mentado rotativo, que asimismo cita los “argumentos” más habituales de esta gente: “proteger la inocencia de nuestros niños”, que no tengan a mano materiales “inapropiados o pornográficos”, que no sean “adoctrinados” por la agenda progresista…
Los libros más censurados
¿Qué entienden por indecente y ofensivo organizaciones como Parents Defending Education y Moms for Liberty, por citar algunos de los tantos núcleos cuyos esfuerzos desgraciadamente están rindiendo deplorables frutos? A continuación, algunos de los títulos más censurados en bibliotecas escolares de los Estados Unidos, firmados por escritoras.
Desde su publicación en 2017, The Hate U Give ha sido sensación entre teens; a tal punto que pronto fue adaptada a pantalla grande y editada como exitoso audiolibro. Alineada con el movimiento Black Lives Matter, esta obra donde debuta Angie Thomas como autora, cuenta la historia de una chica de 16, Starr, que es testigo de cómo la cana dispara y asesina a Khalil, su amigo de infancia, en un acto de brutalidad policial que la lleva a volcarse al activismo ¿Qué le recriminan a este libro? Increíblemente, que aliente el odio contra las fuerzas de seguridad.
También Out of Darkness, de 2015, es constantemente sometida a escrutinio: en esta ficción histórica, la autora Ashley Hope Pérez sitúa en un pueblito petrolero de Texas en la década de 1930, narrando un romance prohibido entre una chica de raíces mexicanas y un muchacho afro que deben surfear toda suerte de dramáticos escollos (sexistas, clasistas, racistas) en tiempos en los que la segregación era asunto de vida o muerte. Con la excusa de que contiene lenguaje vulgar y escenas violentas, también ha sido barrido de cantidad de bibliotecas escolares. Como también ha pasado con Beyond Magenta (2014), donde la galardonada escritora y fotógrafa Susan Kuklin narra las vicisitudes de seis adolescentes trans, sus luchas y conquistas, tras conversar antes, durante y después de cada transición. Un libro necesario que extremistas señalan como “sexualmente explícito” y “anti-familia”.
En Gender Queer, conmovedora novela gráfica de 2019, Maia Kobabe traza un viaje de autodescubrimiento, de la adolescencia a la adultez, signado por la confusión, los cortocircuitos familiares y amorosos, las dudas hasta lograr asumirse asexual y no binarie. Aclamado por la crítica, este tebeo en clave autobiográfica es además el libro más condenado en los Estados Unidos, absurdamente calificado de “obra pornográfica” por detractores que han logrado que se prohíba en decenas y decenas de escuelas.
Ojo, la merecedora del premio Nobel de Literatura Toni Morrison casi, casi le pisa los talones: la genial autora de Beloved también figura en la nefasta lista de libros prohibidos. Más precisamente, por su primera novela, Ojos azules, de 1970, donde sigue el recorrido de una niña negra que se cree fea por causa de los inalcanzables y excluyentes estereotipos de belleza blanca, mientras lidia con maltrato, abuso, incesto, opresión en un pueblito rural de Ohio.