Al caso del Polaquito, bajo el título de una nota periodística televisiva Infancia quemada, lo asocié al film argentino Infancia clandestina, película histórica dramática, dirigida por Benjamín Avila que ganó el premio Goya. La historia, que transcurre durante la última dictadura militar argentina, es narrada por Juan, un niño de 12. El drama de la elección de vida está en el filme.
El psicoanálisis constata que, hoy día, el lugar dado al niño en el deseo de la madre, de la familia y de la civilización es el de un objeto ‑de satisfacción‑, y no de Ideal.
El niño tiene derecho a elegir qué desear. Tal elección, que se realiza en la infancia, es inconsciente y forzada. Lo cual no lo exime de su responsabilidad. El ser hablante, desde muy temprana edad, se va encontrando con la encrucijada de tener que elegir entre la bolsa o la vida. Si elijo la bolsa, me quedo sin la vida. Y si quiero vivir, es a costa de perder la bolsa. Es decir, que al elegir siempre algo perdemos. Como también el no elegir, da como resultado perderse, literalmente.
El polaquito eligió la bolsa. De ello es responsable y no víctima. Victimizarlo no es la solución. Cito sus palabras: "Yo elegí la plata fácil" (hablando cínicamente de sus robos y asesinatos).
Su goce adictivo al dinero, a la droga y a las armas van contra su vida, poniéndola en riesgo a cada instante. El polaquito no puede parar en su goce desenfrenado. ¿Qué busca con sus acciones violentas? Busca contención del lado de los otros, que alguien ejerza la autoridad que no encontró en su familia, ni en lo social. Busca desesperadamente protección, que le pongan límites a su agresividad, un borde al abismo mortal que lo va chupando, y quemándole la primavera de su pubertad.
El caso polaquito nos confronta a revisar qué mundo queremos para nuestros niños y qué hacemos para construirlo, cada uno desde su saber hacer.
* Psicoanalista, miembro EOL y AMP, autor de libros sobre Psicoanálisis con los niños (Ed. Homo Sapiens), Rosario.