Una reconocida ajedrecista iraní compitió sin el hiyab obligatorio en el Mundial de partidas rápidas esta semana en Kazajistán, a lo que la federación local iraní reaccionó el miércoles afirmando que no estaba representando a la República Islámica.
Sara Khademalsharieh, gran maestra iraní de 25 años, apareció sin velo durante ese campeonato mundial organizado por la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), un gesto considerado como una muestra de apoyo a las protestas que sacuden Irán desde hace más de tres meses, desde la muerte de la joven Mahsa Amini.
Amini, de 22 años, murió el 16 de septiembre tras ser detenida por la policía de la moral en Teherán, por supuestamente no ajustarse a la estricta indumentaria femenina obligatoria en Irán, que incluye el uso del hiyab en público.
"Esta jugadora de ajedrez participaba por su cuenta" en el torneo, declaró el jefe de la federación de ajedrez iraní, Hassan Tamini.
"Khademalsharieh no participó en esas competiciones a través de la federación, sino que fue de forma independiente e hizo esta acción", insistió.
Las atletas femeninas están obligadas a cumplir con el código de vestimenta también en el extranjero cuando representan a su país en eventos internacionales, pero algunas han aparecido recientemente en competiciones sin cubrirse la cabeza.
El pasado octubre, la escaladora Elnaz Rekabi solo llevó una cinta en la cabeza durante un evento en los Campeonatos asiáticos en Seúl.
A su regreso fue recibida como una heroína por decenas de personas que acudieron al aeropuerto Imán Jomeini de Teherán.
Posteriormente, la atleta se disculpó por el incidente e insistió en que su velo se le había resbalado accidentalmente, en comentarios a los medios estatales.
"No esperábamos que esta ajedrecista hiciera eso porque había participado en competiciones previas conforme a las normas", dijo Tamini en referencia a Khademalsharieh.
Según reportaron medios españoles, la deportista tiene pensado residir en España tras el Mundial que se celebra del 25 al 30 de diciembre en Almaty, junto a su marido, el documentalista Ardeshir Ahmadi, y su bebé.