En biotecnología, las inversiones en innovación y desarrollo de nuevas verticales de negocio crecen en forma vertiginosa. Son una de las principales apuestas de los fondos de Wall Street. Una muestra de esta tendencia ocurrió la semana pasada con la salida a la bolsa de Nueva York de la empresa argentina de ingeniería molecular para alimentos Moolec Science. En su debut bursátil alcanzó una capitalización cercana a 1000 millones de dólares y coquetea con ser uno de los nuevos unicornios locales.
La firma es pionera en el desarrollo de la tecnología de agricultura molecular (molecular farming) y su principal objetivo es el desarrollo de proteínas animales en cultivos vegetales. En otras palabras: permitir que las plantas sean fuente de proteínas que hasta ahora ofrecen las carnes.
“La tecnología molecular farming permite la síntesis de ADN de proteínas animales en cualquier cultivo de semillas, seleccionando cuidadosamente cada proteína por su capacidad de agregar valor en términos de un rasgo de funcionalidad objetivo, como la coagulación, el sabor, la textura o el valor nutricional”, explican en Moolec. Las proteínas sintetizadas son una alternativa “libres de crueldad, más sabrosas, más funcionales y asequibles”.
La principal apuesta de los inversores en esta firma de biotech es que logre convertir su visión de negocio en una realidad. Principalmente madurar las tecnologías que permitan producir alimentos con la estructura de costos de los productos de origen vegetal pero con las propiedades organolépticas (el sabor, la textura, olor, color, entre otros) de los productos animales. El cambio sería de tipo copernicano para la industria de los alimentos.
El desarrollo de las tecnologías de agricultura molecular de Moolec no es reciente sino que hace más de una década que viene experimentando en el sector y tiene reconocimiento por haber sido una de las primeras en producir una proteína bovina en un cultivo. Entre los principales accionistas de la firma se encuentra Bioceres, un gigante de la industria de biotecnología para el campo. Las operaciones y el equipo de investigación de Moolec se encuentran repartidos actualmente en Estados Unidos, Europa y América latina.
En este contexto, la inteligencia artificial y la biotecnología son dos sectores que revolucionarán en las próximas décadas la forma en que las sociedades se organizan, producen y distribuyen. Las grandes potencias las ubican en el podio de las disciplinas prioritarias y, para algunos especialistas, la combinación de ambas tecnologías posiblemente tenga la capacidad de modificar a mediados de este siglo algunos aspectos básicos en la evolución de los seres humanos. Ser más fuertes o incluso más felices son parte de la hoja de ruta de las investigaciones.
La inversión en estos sectores viene creciendo a pasos acelerados durante los últimos años. En el portal Our World in Data se estimó el volumen de recursos que los privados vuelcan año a año al desarrollo de la inteligencia artificial. En 2013 la cifra era cercana a los 6 mil millones de dólares, en 2017 había subido a 52 mil millones y en 2021 a un pico anual de 177 mil millones.