En medio de las celebraciones de Navidad y el comienzo del Año Nuevo, Estados Unidos atraviesa una histórica ola polar, impulsada por una "supertormenta" de nieve, por la cual se registraron al menos 61 muertes.
El epicentro de la tormenta fue la ciudad de Buffalo, ubicada en el estado de Nueva York, donde ya murieron 39 personas, según los últimos reportes oficiales, y en donde se esperan que la cifra de víctimas fatales siga subiendo.
Allí, en el condado de Erie, en los últimos días cuatro personas fueron encontradas sin vida dentro de sus automóviles, 11 en sus domicilios particulares y 17 a la intemperie.
El mal tiempo hizo estragos, hasta el punto que en muchos casos los propios equipos de rescate quedaron varados en el terreno. Las autoridades gubernamentales ahora deben responder a las críticas, que cuestionan su gestión de la crisis.
El frío se hizo sentir en mayor o menor medida en casi todo el país, incluso en Texas (sur) y Florida (sureste), estados poco acostumbrados a tales condiciones climáticas.
La tormenta también causó graves trastornos en los aeropuertos, con la cancelación de miles de vuelos.