A casi cuatro años de sancionada la ley para regular la producción y la comercialización de cannabis, las farmacias de Uruguay comenzaron a expender marihuana de manera legal, en paquetes sellados de 5 gramos y disponibles solamente para los casi cinco mil usuarios registrados previamente. La venta regulada está prevista para todo el país, en 16 farmacias habilitadas específicamente para ello, el 60 por ciento de ellas en Montevideo, donde ayer se registraron largas colas de clientes a la espera de concretar su primera compra. Así, Uruguay se convirtió en el primer país del mundo en legalizar todo el proceso, desde la producción hasta la venta al público, con el Estado como figura central de regulación.
Cada paquete de marihuana, de la cual se producen dos variedades (“Alfa 1” y “Beta 1”), fue puesto a la venta por 6,5 dólares (187,04 pesos uruguayos) y de acuerdo con las disposiciones del Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA), que estipuló que, como máximo, cada usuario registrado podrá obtener un máximo de 40 gramos al mes (con límite de 10 semanales) para consumo propio. El control de quién compra se realiza sin necesidad de presentar documentos, sino con registro de huella digital.
Los paquetes presentan advertencias sobre el consumo de la hierba, para cuya compra se registraron un 40 por ciento de personas de entre 30 y 44 años, 30 de entre 19 y 20 y otro 30, de mayores de 45. El packaging indica: “No consuma cannabis en presencia de menores de 18 años y mantenga el producto fuera de su alcance”, “prohibido el consumo de este producto en el lugar de trabajo y en ocasión del mismo” o en “lugares públicos cerrados”. De acuerdo con información del IRCCA, el 60 por ciento de quienes se registraron para acceder a la compra de marihuana vive en Montevideo. Además, el 70 por ciento son hombres y el 30, mujeres.
La marihuana que llega a las farmacias es elaborada, envasada y distribuida por dos empresas autorizadas por el Estado a producir un máximo de 2 toneladas anuales bajo estrictas condiciones que permiten vigilar el producto desde la semilla hasta el consumo de la flor. Del precio de venta al público, el 70 por ciento corresponde a ganancia de la empresa productora, mientras que el resto del dinero se reparte entre el IRCCA y la farmacia que fue punto de expendio.
El proyecto que fue aprobado durante la presidencia de José Mujica hace casi cuatro años, buscó garantizar el seguimiento del cannabis, de venta exclusiva dentro del país y solo para ciudadanos uruguayos, puesto que está explícitamente prohibido el acceso de los extranjeros o su comercialización fuera de las fronteras. Cada farmacia puede obtener hasta dos kilos de marihuana al mes, sin importar de cuál de las dos variantes disponibles se trate.
“Se va a vender mucho y se va a registrar más gente, lo que es importante para seguir desplazando el narcotráfico”, adelantó Diego Pieri, de la ONG Proderechos, aunque esperaban que la venta en farmacias comenzara “mucho antes”. Algunos activistas que apoyaron la venta legal de cannabis han manifestado que el grado de THC de la marihuana vendida en farmacias, que es de 2 por ciento, hace que el nivel psicoactivo sea bajo, pero Piero señaló que la garantía de la calidad, de la legalidad y el precio permiten plantarse con fuerza frente al narcotráfico.
La ley fue puesta en vigencia en 2014. “Dejamos a la gente en manos de los narcos si no hacemos nada. Lo peor es esconder la cabeza”, dijo el entonces presidente Mujica, al acompañar la promulgación de la norma. Hasta ayer, además de los 4959 usuarios registrados para acceder a la compra en farmacias, el Estado uruguayo aprobó también a 6948 autocultivadores y 63 clubes de membresía en los que cultivar y consumir.