La economía seguirá creciendo. La inflación continuará bajando paulatinamente. La tasa de interés para las colocaciones a plazo será positiva en relación a la evolución general de precios. El tipo de cambio oficial se ajustará diariamente para acompañar la variación de la tasa de inflación. Este es el escenario económico base que proyecta el Banco Central para el 2023.
En el informe "Objetivos y planes respecto del desarrollo de las políticas monetaria, cambiaria, financiera y crediticia para el año 2023" el Banco Central realiza una evaluación del año que terminó y analiza cuáles considera que serán las principales tendencias de variables clave, además de metas específicas para la entidad monetaria.
Balance 2022: la actividad alcanzó niveles prepandemia
El reporte destaca que la economía argentina no fue ajena a shocks externos (el conflicto bélico en Ucrania, la política covid cero de China, el alza de la inflación y el consiguiente aumento de la tasa de interés internacional), que "se adicionaron a los factores propiamente idiosincráticos".
Informa que el PIB mantuvo una tendencia creciente a lo largo del año, ya sin efectos colaterales de la nueva ola de covid, gracias al avance del proceso de vacunación. Así, "la economía habría finalizado el año con una tasa de expansión superior al 5 por ciento promedio anual", precisa.
Para agregar que el desempeño por sectores de actividad económica no fue homogéneo, puesto que el sector primario se vio afectado por una sequía que impactó negativamente sobre la producción de maíz y, hacia fines de año, sobre la de trigo.
Mientras el sector agrícola tuvo este comportamiento, el resto de la actividad económica recuperó los niveles máximos alcanzados en 2017 y el empleo registrado alcanzó niveles record.
El Banco Central dice que, como se esperaba, los rubros particularmente dinámicos en 2022 fueron los que más habían retrocedido en la pandemia y los que, en conjunto, ya lograron "recomponer sus niveles prepandemia".
Qué pasó con la inflación
La entidad conducida por Miguel Pesce ofrece la siguiente explicación acerca de la aceleración de la tasa de inflación en el 2022:
"En un entorno macroeconómico más dinámico y, teniendo en cuenta la elevada inercia inflacionaria que traía la economía argentina, el shock de la guerra en Ucrania y su impacto sobre el precio de las materias primas impulsó la inflación de alimentos y, por ende, el nivel general de precios durante la primera parte del año".
De todos modos surge el interrogante de por qué este shock fue más intenso en la economía argentina en relación a otras.
La respuesta que brinda el Banco Central es que "la existencia de mecanismos formales e informales de indexación aumentó la magnitud y persistencia del impacto de este shock inflacionario". Para detallar que "en particular, se observó un proceso de adelantamiento y concentración de las paritarias salariales".
Luego menciona que, cuando hacia mediados de año comenzaban a disiparse los efectos del shock externo del alza de los precios de alimentos y energía por la guerra, "se dio un episodio de incremento de la volatilidad en los mercados financieros locales que redundó en un aumento de la incertidumbre cambiaria y de las expectativas de inflación, lo que motivó una nueva aceleración en el ritmo de crecimiento de los precios domésticos".
Este "episodio" no es explicitado en el informe pero se trata de la renuncia del ministro de Economía Martín Guzmán.
El Central destaca que en los últimos meses del año se observó una sistemática baja en las tasas de inflación mensuales, como resultado de una serie de medidas adoptadas por el Gobierno Nacional y la orientación de la política monetaria y cambiaria del BCRA para contener la aceleración verificada en el tercer trimestre.
En números, durante 2022 se registró una tasa de inflación promedio mensual de 5,8 por ciento en los primeros once meses del año, que dio lugar a una expansión interanual a noviembre de 92,4 por ciento, apuntando que sobre la dinámica de los últimos meses de 2022 incidió el proceso de segmentación de tarifas de electricidad, gas y agua.
Cómo vienen los mercados financieros internacionales
El escenario económico para el nuevo año que vislumbra el Banco Central define condiciones financieras internacionales similares a las de fines de 2022.
Esto significa que la dinámica inflacionaria global y las respuestas de política económica que se vienen implementando podrían dar lugar el próximo año a una ralentización del crecimiento global, mayores costos de financiamiento externo y menores precios internacionales de las materias primas.
Respecto a lo que puede pasar en los mercados financieros globales, indica que ya hubo importantes correcciones en el 2022 (por ejemplo, el indicador bursátil Nasdaq bajó 33 por ciento, el S&P, 19 por ciento y el índice de mercados emergentes, 23 por ciento), y "no se puede descartar que se registren nuevas caídas en un entorno en el que se espera que las tasas de interés de referencia se sostengan en niveles elevados".
Cuál es la perspectiva de la economía argentina
El Banco Central estima que la economía argentina continuará creciendo por tercer año consecutivo, a un ritmo menor que en 2022 dado que prácticamente todos los sectores alcanzaron sus niveles prepandemia.
Espera entonces una expansión de 2 por ciento a precios constantes en 2023, aunque aclara que esta proyección podría verse condicionada por el riesgo asociado a la sequía que está afectando al sector agrícola y de la cual, por estar todavía en desarrollo, se desconoce su impacto pleno.
Respecto a la inflación, proyecta que continúe en el sendero de desaceleración gradual en línea a lo que sucedió en la última parte del 2022.
En un contexto de crecimiento del PIB y reducción de la inflación, la entidad monetaria evalúa entonces que habrá un incremento de la demanda de dinero. Por eso, aspira tener una menor intervención en la plaza financiera en la tarea de esterilización monetaria (captación de fondos líquidos del mercado).
Además, adelanta que seguirá apoyando la recuperación de la actividad económica estimulando la oferta crediticia, en particular aquella vinculada al desarrollo productivo y al cambio tecnológico.
Miguel Pesce descartó la más mínima intención de aplicar una fuerte devaluación ni un ajuste "discreto" del tipo de cambio oficial. Imagen: NA.
Cuál será el recorrido del dólar oficial
En el informe del Banco Central queda claro que el equipo económico (el ministro Sergio Massa y Miguel Pesce) no tienen ni la más mínima intención de aplicar una fuerte devaluación ni un ajuste "discreto" –como lo denominan economistas de la city- por encima de la tasa de inflación.
No consideran que exista un atraso cambiario relevante y, por lo tanto, continuará el régimen de crawling peg (pequeñas modificaciones diarias de la paridad) acompañando la evolución general de precios.
El reporte lo dice del siguiente modo:
"La mejora gradual del tipo de cambio real y la calibración de las tasas de interés en un terreno positivo en términos reales, de manera de garantizar una mayor disponibilidad de instrumentos de ahorro que permitan a las y los argentinos obtener rendimientos acordes con la evolución de la inflación y del tipo de cambio, contribuirán a anclar las expectativas cambiarias favoreciendo el proceso de desinflación".
A su vez, informa que seguirá interviniendo en los mercados secundarios de deuda para acotar la volatilidad de las cotizaciones de los títulos públicos en pesos.
Para que no haya dudas acerca de lo que piensa el Banco Central acerca del tipo de cambio oficial, reitera que "se adecuará el ritmo de depreciación de la moneda doméstica con el objetivo de mantener la competitividad externa de la economía y propiciar la acumulación de reservas internacionales sobre la base del ingreso genuino de divisas provenientes del sector externo".
En este sentido, pondera que la construcción del gasoducto Néstor Kirchner genere un importante ahorro de divisas por la sustitución de importación de combustibles con producción local e incluso incrementar la capacidad de exportar combustibles (por ejemplo, a partir de plantas que permitan exportar GNL a través de embarcaciones).
Los 9 objetivos principales del BCRA
A continuación se enumera los aspectos más destacados de la guía de gestión del Banco Central para el año que comienza:
- Procurar disminuir la tasa de inflación en modo consistente y gradual, mediante la administración prudente de las condiciones monetarias, financieras y cambiarias.
- Calibrar la política cambiaria y de tasas de interés para propender a la estabilidad cambiaria y fortalecer su posición de reservas internacionales. Las regulaciones cambiarias contribuirán a minimizar eventuales presiones en el mercado de cambios y en el mediano plazo se relajarán progresivamente en la medida que se observe una consolidación en el saldo favorable del sector externo.
- Construir un proceso que restablezca la confianza en la moneda local como reserva de valor. El BCRA entiende que el fortalecimiento de la moneda doméstica, para que actúe como reserva de valor de las y los argentinos, es un proceso largo. Para ello es precondición asegurar la sostenibilidad del régimen cambiario y establecer un sendero de tasas de interés que asegure que las y los argentinos obtengan rendimientos acordes con la evolución de la inflación y del tipo de cambio. Lograr este objetivo permitirá potenciar la intermediación financiera y profundizar el mercado local de capitales, sobre los cuales se podrá alcanzar un crecimiento económico sostenible.
- Continuar apoyando el proceso de expansión del mercado interno y el crecimiento de las exportaciones, incentivando aumentos en la inversión privada y la productividad. Esto permitirá conjugar la expansión de la demanda y el empleo con la transformación productiva necesaria para darle sostenibilidad al crecimiento económico.
- Seguir estimulando la oferta de crédito al sector privado, entendiendo que es una herramienta necesaria para el desarrollo productivo y el cambio tecnológico.
- Contribuir de manera coordinada con otros organismos del sector público nacional en la profundización del mercado local de capitales para propender a un mayor financiamiento interno, público y privado, y a una ampliación del abanico de posibilidades de inversión de ahorristas, permitiendo la canalización de fondos a actividades productivas.
- Mantener actualizada la regulación micro y macroprudencial, en función de las mejores recomendaciones internacionales de la materia, sin descuidar las características propias del mercado financiero local. Además, preservar el monitoreo del desempeño de las entidades en pos de prever y abordar eventuales situaciones de vulnerabilidad, apuntando a sostener adecuados niveles de liquidez y solvencia en el conjunto de las entidades.
- Profundizar la promoción de la educación financiera, ampliando y democratizando el alcance de los servicios financieros como condición necesaria para que todos los segmentos de la sociedad contribuyan y se beneficien con el crecimiento de la economía.
- Promover una adecuada incorporación, gestión, regulación y supervisión de los riesgos asociados a los criterios ambientales, sociales y de gobernanza en el sistema financiero, incluidos los riesgos financieros y de balanza de pagos, asociados al clima.
No son pronósticos; son lineamientos de política económica
A diferencia de la secta de economistas de la city que se dedican a jugar en el paño de las variables económicas, tirando fichas de cifras a la bartola, el informe del Banco Central plantea cuáles son los objetivos de la política monetaria y cambiaria en un determinado escenario económico local e internacional.
Después se observará, al cabo de un año, si se consiguieron alcanzar esas metas, como la reducción de la inflación, la expansión de la actividad o la estabilidad en la plaza cambiaria.
Pero resulta una guía imprescindible de conocer porque orienta acerca de cuál es el sendero que el equipo económico quiere transitar, lo que implica una pista consistente para la toma de decisiones por parte de los agentes económicos y también para la evaluación en términos políticos del último año del gobierno de Alberto Fernández.
Es mucho más importante saber entonces qué piensa hacer el Banco Central en el 2023, independientemente de si se está de acuerdo o no con estos lineamientos y previsiones, más que prestar atención a los pronósticos-deseos de los economistas del establishment convertidos en expertos en el error.