Harry Melling ha conseguido algo bastante raro. A los 10 años se metió en lo que se convertiría en una de las más grandes franquicias de todos los tiempos, como el primo Muggle del joven mago de Daniel Radcliffe en Harry Potter y la piedra filosofal. Pero el actor se las arregló para en buena medida salirse de esa asociación, y darle forma a una carrera en la que interpretó en pantalla varios papeles fascinantes y peculiares. Estuvo su encantadora performance como el artista sin extremidades del film antológico de los hermanos Coen La balada de Buster Scruggs. Después vino el predicador que pone arañas venenosas en su cabeza en la película de horror noir The Devil All the Time. Ahora encarna al asustadizo, incomprendido joven Edgar Allan Poe en el misterio gótico detectivesco Los crímenes de la academia, que se estrenará en Netflix este viernes 6.
Al sentarse frente al actor de 33 años en un hotel londinense se entiende rápidamente cómo lo hizo. Hay un extraño filo, un centelleo en él. Sus pómulos de porcelana y sus rulos negros. Estira el cuello y fija la mirada azul pálido. Sus nudillos golpean en la mesa, buscando las palabras, reforzando una opinión. Este no es un hombre destinado a papeles flojos. Sería un desperdicio.
Melling se ha convertido en algo así como un favorito de Netflix: Los crímenes de la academia es el cuarto proyecto en dos años de la plataforma. Antes estuvieron la película de superhéroes The Old Guard, donde fue un despiadado CEO de la industria farmacéutica; The Devil All the Time, y Gambito de dama, donde fue el amable campeón de ajedrez de Kentucky que trababa amistad con la prodigio Anya Taylor-Joy. "Que Netflix me haya contratado más que otros es solo una coincidencia", dice, e insiste conque "no me siento un pibe de poster Netflix".
En la nueva película, Melling encarna al joven escritor estadounidense junto al veterano detective Augustus Landor (Christian Bale), quien es convocado por la prestigiosa academia militar West Point en los años 1830 para investigar una muerte sospechosa y macabra. Poe efectivamente fue cadete de esa academia, pero Landor y los crímenes que investiga son inventados. La de Melling es una performance llamativa. Su Poe es un fuerte bebedor que arrastra las palabras al modo sureño, y que se tambalea por las habitaciones mientras le presenta evidencias a Landor. Situado en un paisaje nevado del Hudson Valley, en el estado de New York, su retrato de Poe revela a un hombre cuyos "modales, edad y estética" lo llevan a ser abusado por otros cadetes.
A Melling le encantó actuar con Bale, a quien llama "uno de los performers más generosos con los que he trabajado". ¿Fue testigo de algún método de actuación? "No sé realmente qué es eso", dice. "Quizá sea una respuesta para salirme del rincón, pero mi experiencia trabajando allí es que aparecíamos, no hablábamos de la escena, y simplemente la hacíamos. No había una cosa de permanecer en personaje, aunque creo que siempre te quedás en cierta forma en el personaje porque estás vistiendo sus ropas y estás en ese ambiente como esa persona. Creo que el método de actuación a veces se convierte en una marca que no ayuda en mucho."
Claramente no viene del punto más extremo de la actuación, como Jim Carrey negándose a salir del personaje durante cuatro meses, mientras interpretaba al comediante Andy Kaufman en la biopic de 1999 Man on the Moon. "¿Cómo me siento con eso? Creo que cada cual hace lo suyo", dice. "Cualquier cosa que te ponga en el lugar en el que necesitás estar. A veces entiendo perfectamente por qué te ponés en una situación particular, para llegar al lugar en el que tenés que estar cuando alguien grita '¡Acción!'. Otras veces pienso si es necesario. Pero a veces tenés que canalizar las cosas, y eso puede llevar algo de tiempo. Despegarte antes de hacer algo que va a demandar mucho de vos."
El director de Los crímenes de la academia, Scott Cooper, eligió a Melling tras verlo en el episodio "Meal Ticket" de La balada de Buster Scruggs, actuando junto al empresario ambulante de Liam Neeson. Melling volvió a trabajar con Joel Coen en The Tragedy of Macbeth como Malcolm, el hijo mayor del rey Duncan, que es asesinado por Macbeth. Sueña con unirse al ranking de los intérpretes frecuentes de los hermanos, como Frances McDormand (nueve películas) y Steve Buscemi (siete). "Quién no, ¿verdad?", dice. "Son increíbles. El hecho de que hayan dicho 'Quiero a este tipo' -dice y se señala- ya fue un gran momento para mí, en términos de su validación."
Melling dice que no tiene ni idea de qué buscaban los hermanos y encontraron en él. Cuando lo presiono a que haga una conjetura inmodesta, explota en una enorme y deliciosa risa. "Creo que les gustan los actores que estén dispuestos a ridiculizarse a sí mismos, en una manera extraña", dice. "Gente dispuesta a tomar riesgos." Elogia la manera específica en que trabajan los realizadores. "Conocen cada fotograma de su película", dice. "En una película, creo que Fargo, hubo solo dos tomas de cámara que no usaron en la edición. Joel está entrenado como editor, con lo que era solo elegir un momento, y otro y otro momento. En términos de performance, te dejan divertirte, que es por lo que consiguen estas películas tan artesanales y estos personajes algo excéntricos viviendo en ellas."
Los hermanos Coen también aman a los actores de teatro, y Melling hizo mucho de eso tras entrenarse en The London Academy of Music and Dramatic Art, que también dio estrellas como Benedict Cumberbatch, Ruth Wilson y Chiwetel Ejiofor. Estando allí, Melling perdió mucho peso. Su cambio de imagen significó que cuando volvió a interpretar a Dudley Dursley en Harry Potter y las reliquias de la muerte, tres años después de La orden del fénix y habiéndose saltado la película en el medio, los productores le pusieron agregados prostéticos para mantener la continuidad. Las cosas escritas sobre Melling en el momento en que perdió peso, en 2009, producen un shock. En un diario, su rol infantil fue descripto como "el primo balde de manteca de Potter", con el periodista escribiendo que "ya no hay trazos de los ojos de cerdito y la doble papada en este joven de 20 años".
Es algo a lo que Melling está acostumbrado. "Sé de qué artículo estás hablando, y sabrás lo que siento sobre eso", dice, riendo incómodo. "Pero lo entiendo. Bueno, no, no lo entiendo, pero, eh..." Se queda en silencio un momento. "Cuando tenés 10 años y hacés un personaje como ese, la gente va a pensar en vos como esa cosa, y va a querer quedarse con eso. Obviamente, eso fue 23 años atrás. Y obviamente, ese periodista estaba tratando de enganchar a la gente, con lo que entiendo por qué decía esas cosas, pero tuve que aceptar que era su manera de presentar la entrevista. No hay mucho más que pueda decir."
Cuando le pregunto si se le hizo más fácil leer esa clase de cosas, suelta un suspiro dolorido. "Creo que sí", dice. "No tengo control sobre la narrativa. Pero fui a una escuela de actuación y perdí peso, eso es todo". Se ríe. "¡Para mí! La gente se fascinará con ello, quieren preguntar por qué y cómo lo hice, pero no tiene ningún interés. La gente quiere aferrarse a esas experiencias cuando ve la película, con lo que entiendo que sea la movida de apertura."
¿Piensa que la pérdida de peso tuvo un impacto en su carrera, en su habilidad para evitar la asociación con Harry Potter? "Pienso que podés ser actor en cualquier forma que quieras", dice. "Pero en ese momento perder peso no fue una decisión consciente, para nada, fue simplemente algo que sucedió. Por supuesto que hace que la gente te vea de forma diferente, y quizá abre otras oportunidades de casting. Quizá en mi fuero interno, en algún lugar, siempre estuve interesado en los actores que se transforman... con lo que quizá hubo un instinto de donde vino eso."
Melling no está en contacto con sus coprotagonistas de Potter, Radcliffe, Emma Thompson, Rupert Grint y Tom Fenton. En realidad no compartió muchas escenas con ellos, más bien estaba en 4 Privet Drive con el señor y la señora Dursley, interpretados por el ya fallecido Richard Griffiths y Fiona Shaw. "Es esa cosa tan extraña, lo hicimos cuando éramos muy jóvenes", señala. "Creo que todos seguimos adelante e hicimos nuestras cosas. Muchos dejaron el Reino Unido, lo cual es interesante. Yo de algún modo me quedé clavado acá."
Con respecto al debate sobre las controversiales opiniones de J. K. Rowling sobre los derechos transgénero, Melling hace un eco de la declaración de Radcliffe. "Solo puedo hablar por mí, y lo que siento es muy simple. Las mujeres trans son mujeres y los hombres trans son hombres. Cada persona tiene el derecho de elegir quién es e identificarse con lo que les resulta verdadero. No quiero unirme al debate de levantar el dedo y dice 'Eso está bien, eso está mal', porque no creo ser la persona adecuada para eso. Sí creo que todos tienen el derecho de elegir."
Algún día, Melling quiere volver a escribir. Cuando se presentó en el off Broadway, en 2014, su poético unipersonal Peddling, sobre un vendedor puerta a puerta en el norte de Londres, fue celebrado por The New York Times como "poderoso y delicadamente calibrado". "Se trata de darme tiempo para hacerlo, y tener la idea adecuada", dice. "Cuando escribí Peddling sabía que tenía que hacerlo. Fue un impulso. Y tuve el espacio y el tiempo para hacer un borrador, que era horrible, y construir desde ahí. Pero todavía no tuve la misma chispa."
En breve se lo verá en la nueva película de Michael Winterbottom, Promised Land, en la que interpreta a un policía en búsqueda del poeta carismático y soldado sionista Avraham Stern en la Tel Aviv de los años '30. Le encantó la filmación. "Michael no grita '¡acción!', solo parece suceder", dice. "Lo cual es una continuación de muchos de los documentales que hace. Se trata de atestiguar eventos, en contraposición a construirlos de una manera extraña". Y después de eso, ¿quién sabe? Pero ciertamente ser un camino muy largo desde Privet Drive.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.