Desde Brasilia
El Palacio Itamaraty, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, se convirtió este lunes en sede de las reuniones del presidente Lula da Silva con mandatarios de diferentes países, 15 en total según la lista oficial. La agenda del nuevo mandatario dio cuenta de la importancia de su ascenso al Planalto para el mundo, y en particular para América latina y Argentina, donde el gobierno recibió su toma de posesión con mucha expectativa política, económica e institucional. Además, el buen vínculo entre Lula y el presidente Alberto Fernández quedó plasmado en el encuentro que mantuvieron. “En lo institucional ha sido una gran reunión porque claramente hemos decidido volver a poner en marcha el vínculo entre Argentina y Brasil con toda la fuerza que siempre ese vínculo debe tener", declaró Fernández tras la reunión.
"En los últimos cuatros años se hizo difícil, ahora los dos estamos convencidos de la importancia del vínculo entre la Argentina y Brasil y la necesidad de darle la trascendencia que merece”, dijo el Presidente argentino desde Itamaraty. En la reunión también estuvieron el canciller Santiago Cafiero, el embajador en Brasil, Daniel Scioli, la secretaria de Cambio Climático, Desarrollo Sostenible e Innovación, Cecilia Nicolini, y la portavoz de la Presidencia, Gabriela Cerruti.
Fernández anunció que el 23 de enero recibirá a Lula en Buenos Aires. “Esperamos poder avanzar en todo lo que hemos conversado, ya tomando decisiones y poniendo en marcha con acciones concretas el vínculo que Argentina y Brasil deben tener”, dijo, en el marco de dos países que son “indisolublemente unidos y ningún momento político puede perturbarlo. Los dos estamos de acuerdo en tratar de institucionalizar ese vínculo del mejor modo”.
El mandatario no precisó qué puntos fueron acordados en el marco de una agenda conjunta que abarca varios temas, como la posible puesta en marcha de un swap para reforzar las reservas nacionales o un financiamiento para el gasoducto Néstor Kirchner que podría ser vía el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes), entidad a la cual Lula asignó en el discurso de asunción un “papel fundamental” para el período que se abre. Sergio Massa, ministro de Economía, estuvo reunido a fin de diciembre con su ahora par brasileño, Fernando Haddad, y con Gerardo Alckmin, vicepresidente de Brasil y ministro de Industria y Comercio, ámbito del cual depende el Bndes.
La agenda latinoamericana
La reunión “confirma que los dos estamos en la misma senda y buscando el mismo destino para nuestros países y América del Sur”, afirmó Fernández, dentro de un contexto global donde “las regiones tienen un nuevo rol que cumplir”. Dentro de la agenda continental, el Presidente se refirió en particular a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac): “Comparto el deseo de volver a unir a América latina en un espacio común, los dos advertimos que la Celac de algún modo ha venido a suplir eso pero que no ha logrado la institucionalidad que merece”.
Lula asistirá el 24 de enero a la cumbre de la Celac también en Argentina, país que lleva la presidencia pro tempore del organismo desde hace un año, lo cual significaría seguramente el reingreso de Brasil al organismo del cual se retiró en 2020. Alberto Fernández destacó la dimensión regional y global de Brasil: “Creo que el presidente Lula es un líder regional y le va a dar un impulso a la América latina muy importante, su presencia en Brasil es la vuelta de Brasil a todos los foros internacionales. Estos años me ha tocado presidir el Mercosur, la Celac, representar al continente en el G7, en el G20 y la ausencia de Brasil en los foros internacionales fue muy evidente y es algo que no nos podemos permitir”.
Si bien Fernández no se refirió directamente al Mercosur existe una fuerte expectativa sobre el impacto que tendrá en el organismo el regreso de Lula al poder. El presidente brasileño lo mencionó el domingo en primer lugar: “Nuestro protagonismo se concretará por el retorno de la integración latinoamericana mediante el Mercosur, la revitalización de la Unasur y las demás instancias de articulación soberana de nuestra región”. Haddad, más tarde, declaró que “Lula tiene una obsesión con este tema del Mercosur”.
La agenda Mercosur implica a su vez varios debates. Uno de ellos es el posible ingreso de Bolivia, algo en lo cual Lula se comprometió con el presidente Luis Arce en septiembre, cuando el mandatario boliviano estuvo en San Pablo, según afirmó entonces el ex canciller Celso Amorim. Ambos mandatarios volvieron a reunirse este lunes en la mañana. Otro aspecto se relaciona con Venezuela, sobre lo cual el canciller Mauro Vieira ya afirmó: “Apoyaremos el regreso de Venezuela al Mercosur, todavía no han cumplido con algunos requisitos legales”. Lula deberá, a su vez, entablar un diálogo con el gobierno de Uruguay que ha mantenido una posición crítica hacia el organismo regional, en el marco de su intento de avanzar en un incierto acuerdo bilateral con China.
Múltiples expectativas
Varios países expresaron sus expectativas con el regreso de Lula. En el caso de Venezuela, por ejemplo, la agenda contempla diferentes ítems además del Mercosur. El primero es la normalización de las relaciones diplomáticas, que ya está en marcha con la designación de Manuel Vicente Vadell como embajador en Brasil y el anuncio de Vieira de enviar en lo inmediato "a un encargado de negocios para recuperar los edificios que allá tenemos”, para luego designar a un embajador. A Brasilia asistió el domingo Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional venezolana, quien tiene una reunión prevista con Lula este lunes.
El tema Venezuela forma parte, a su vez, de una agenda regional, como evidenció la reunión de noviembre en el Foro de la Paz en París, donde asistieron el presidente Fernández y el mandatario colombiano, Gustavo Petro -además de autoridades de Francia y Noruega- como parte de los diálogos entre el gobierno venezolano y un sector de la oposición. ¿Cumplirá Brasil un rol en ese escenario? Amorim informó que Estados Unidos, durante la visita a Brasilia en diciembre del consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, le acercó el tema a Lula, así como había hecho con Petro luego de su victoria electoral.
Otro caso donde existen varias expectativas es el de Colombia, con la agenda ambiental y en particular de protección de la Amazonía, territorio que se encuentra en su mayor parte entre ambos países. Lula designó a Marina Silva al frente de la cartera de Medio Ambiente, quien ya se reunió con la vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez, en la COP27 celebrada en Egipto en noviembre. Para la asunción del presidente brasileño asistió la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, Susana Muhamad, dando cuenta de la importancia de la cuestión ambiental y amazónica para ambos líderes políticos. ¿Jugará a su vez Brasil un papel en los diálogos de paz que impulsa Petro con diferentes organizaciones armadas?
El regreso de Lula a la presidencia en Brasil implica la aparición de un conjunto de posibilidades para la región. La dimensión de Brasil le otorga un peso particular en el nuevo intento de integración, así como en las políticas bilaterales con los países vecinos, entre los cuales ocupa un lugar destacado Argentina, que tiene en Brasil su principal socio comercial. En tres semanas se sabrá cuáles fueron los acuerdos alcanzados en Itamaraty y lo que implicarán para el país en general y el gobierno en particular, en este decisivo año electoral.