Los testigos citados a declarar este martes en el debate oral por el homicidio de Fernando Báez Sosa "son claves". Se trata de "testigos presenciales que nos van a aclarar cómo fue la mecánica del abordaje a Fernando", explicó el letrado esta mañana a la prensa en la puerta del palacio de tribunales.
"Muchos reconocen a los autores del crimen", añadió, y adelantó que podrían pedirles a los imputados "que se bajen los barbijos" para una eventual identificación.
Los ocho imputados -Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano (21), Ciro (22) y Lucas Pertossi (23)- están presentes en segunda audiencia.
"Patadas en el pecho y en la cabeza"
Uno de los amigos de Fernando detalló que al joven los rugbiers imputados le dieron "primeramente piñas", y luego de que cayó al piso lo siguieron golpeando con "patadas en el pecho y en la cabeza".
"Había cuatro o cinco personas pegándole. Fue un instante que vino gente gritando y le pegaron, y se cae el piso. No hubo acto de defensa, fueron piñas. Eran seis, siete. Había tres o cuatro pegándole a Ferni, y un par evitando que nos acerquemos nosotros", aseguró Lucas Filardi ante los jueces María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lázzari del Tribunal Oral Criminal (TOC) 1 de Dolores, ubicado en Belgrano 141 de esa ciudad.
Pasadas las 9.51, la nueva audiencia comenzó con el testimonio de Alejandro Rossi, padre de Julieta, la novia de Báez Sosa. El hombre sostuvo que su hija no puede declarar porque "no está emocionalmente preparada para enfrentar el juicio", y que "permaneció un año sin salir de su habitación" debido a las secuelas emocionales que le dejó el crimen.
"Les juro que no le deseo a nadie ver lo que yo vi en el cuerpo de Fer. Ni al peor animal en el medio del campo. A ningún papá le deseo ver a Fernando acostado y esperando que lo ingresen a un cajón", expresó Rossi.
"Se sacó emocionalmente" al enterarse de la muerte de Fernando, dijo respecto de su hija y luego recordó el momento en el que viajó desde Pinamar -donde se encontraba- a Villa Gesell y vio el cuerpo del joven en la morgue.
Luego mencionó que cuando llegó a la fiscalía, su hija tenía la camisa de Fernando, que entregó a la fiscal para realizar las pericias correspondientes de ADN. "Era una camisa que estaba rasgada", describió.
Rossi describió a Fernando como "una persona excelente, un ser humano extraordinario, más que compañero, más que amigo, brindado a todo", al igual que su grupo de amigos.
Qué pasó en la primera audiencia
Durante la primera jornada del debate oral --que comenzó este lunes-- las partes expusieron sus lineamientos. La defensa solicitó la nulidad del juicio bajo el argumento de que "no se había respetado el debido proceso durante la instrucción de la causa y la posterior calificación", pedidos que fueron rechazados por el tribunal.
La madre de Fernando, Graciela Sosa Osorio, fue la primera en declarar de los 177 testigos propuestos para el juicio, aseguró que se siente "una mujer acabada", al tiempo que se preguntó "con qué derecho (los imputados) le arrebataron la vida" a su hijo.
Por su parte, Silvino Báez, padre de la víctima, recordó cuando tuvo que reconocer el cuerpo de Fernando: "Fue duro porque una parte de mí estaba ahí tirada en una bandeja. No lo podía tocar porque recién venía de la autopsia, estaba chorreando sangre por todos lados", describió el hombre, quien detalló que en la morgue lo vio "hecho pedazos".
En línea con los representantes de la familia de la víctima, la Fiscalía de Juicio N° 8 de Dolores, a cargo de Juan Manuel Dávila y Gustavo García, adelantó que pedirán la pena de prisión perpetua para los ocho acusados. "Se va a acreditar que se pusieron de acuerdo para dar muerte y que a Báez Sosa lo atacaron por sorpresa aprovechando que estaba de espaldas", sostuvieron.
Los hechos
De acuerdo a la investigación, Fernando Báez Sosa se encontraba dentro del boliche "Le Brique" la madrugada del 18 de enero de 2020, cuando él y sus amigos fueron expulsados del local por un presunto encontronazo con el grupo de rugbiers acusados.
Según los registros fílmicos, el joven fue atacado en la puerta del establecimiento por el grupo de agresores, quienes también golpearon a los amigos de la víctima.
Por las lesiones que sufrieron al menos cinco de ellos -Ignacio Vaudagna, Juan Manuel Pereyra Rozas, Juan Bautista Besuzzo, Lucas Begide y Tomás Agustín D'Alessandro-, los rugbiers están imputados por el delito de "lesiones leves", que se suma a la acusación principal del juicio por "homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas".