La TV abierta argentina culminó el 2022 con la certeza de que si no busca nuevas respuestas a los desafíos que le presenta el nuevo ecosistema audiovisual le será muy difícil revertir la estampida de televidentes. Como desde hace casi dos décadas sucede de manera ininterrumpida, el encendido televisivo volvió a bajar el año pasado. Si bien firmarle el certificado de defunción a la TV abierta pareciera ser una exageración imprudente, no es menos cierto que la posibilidad de que mantenga su histórica popularidad como centro de entretenimiento e información en la sociedad argentina se deshilacha temporada tras temporada. Ya existe toda una generación de argentinos y argentinas que no encendieron nunca (o casi nunca) el aparto de TV para ver TV abierta. Es hora de que programadores, productores y conductores entiendan que aún están a tiempo de ofrecer propuestas capaces de atraer a nuevas audiencias y mantener estimuladas a las históricas.
Cada vez menos gente mira la TV abierta y 2022 no fue la excepción. El encendido televisivo disminuyó 6 décimas respecto del año anterior, pasando de los 20,3 puntos de 2021 a los 19,7 de la temporada que acaba de terminar. La disminución en el acumulado de rating de los canales de TV abierta no es novedad: muy a tras quedaron los 36,9 puntos que los canales argentinos acumularon en 2004, desde cuando la TV abierta perdió el 46 por ciento de la audiencia. Tampoco hay que ir tan lejos para comprender el proceso: hace una década, en 2012, el encendido fue de 31,2 puntos, un 37 por ciento más que el actual. En el último lustro, cuando las plataformas empezaron a pisar fuerte en la Argentina, la TV abierta perdió el 14,7 por ciento de la audiencia. Y eso que desde hace unos años el mercado televisivo local “sumó” dos canales (Net TV y Bravo TV) a su oferta.
Si bien la persistente huida de televidentes obedece a múltiples factores, su repaso histórico sirve para analizar en mayor profundidad lo que ocurre con la TV abierta. Es que su ininterrumpida caída de audiencia no se dio únicamente en el último lustro, cuando las plataformas de streaming comenzaron a popularizarse en el país, sino que se produce desde hace dos décadas. Los servicios de streaming son una causa real y concreta de la merma, pero no explican en sí mismo el comportamiento de la audiencia. De hecho, en ningún país del mundo la TV abierta cayó tan aceleradamente como en Argentina en los últimos veinte años. La merma en la audiencia televisa obedece a la mayor competencia hogareña en el rubro de entretenimiento e información (internet, consolas de video juegos, streaming), pero el comienzo del proceso es anterior a la masificación de estas tecnologías. La falta de atractivo de los contenidos que ofrecen los canales de TV es una verdad insoslayable a la hora de buscar razones del fenómeno.
En 2022 Telefe volvió a ser el canal más visto de la TV argentina, como lo viene haciendo desde hace 11 años de manera ininterrumpida, con Gran Hermano, La voz argentina y Masterchef Celebrity a la cabeza. Su liderazgo es indiscutido: fue el ganador en todas la franjas horarias y en todos los segmentos demográficos (sexo, edad y nivel socio económico), con un share (cuota de mercado) promedio de 43,23 por ciento a lo largo de todo el año. En materia informativa, el canal de Paramount también se impuso, con noticieros como Telefe noticias y El noticiero de la gente, que mejoraron sus promedios respecto al 2021 y superan con comodidad a los de El Trece. En ese segmento, los informativos de El Nueve se consolidan como una opción cada vez más elegida, al punto que -detrás de Bendita (4,1 puntos promedio)- Telenueve al mediodía (3,2) y Telenueve central (3) fueron los dos ciclos más vistos de la pantalla del Grupo Octubre. En efecto, el rating del 2022 en los noticieros ya dejó una consecuencia: Diego Leuco dejará la conducción de Telenoche para, según dijo, abandonar la política y dedicarse al entretenimiento.
Aún cuando Telefe consolida su liderazgo, hay otro hecho de 2022 que marca la integralidad del proceso que sufre la TV abierta: a excepción de la TV Pública (gracias a las impresionantes cifras de las transmisiones del Mundial de Fútbol de Qatar 2022), ninguno de los canales incrementó sus promedios de audiencia en relación al 2021. A los largo del año, Telefe promedió 8,56 puntos de rating, por debajo de los 9 puntos que marcó el año pasado (4,9% menos de audiencia); El Trece midió 5,92 puntos, menos de los 6,1 de 2021 (3% menos); El Nueve conservó el tercer lugar en audiencia con un promedio de 1,99 puntos, aunque por detrás de los 2,3 de la temporada anterior (13% menos); América se mantuvo en el cuarto lugar de las preferencias con un promedio de 1,95, igualando su marca del año pasado. La TV Pública mejoró su audiencia en casi un 20%, pasando de 0,8 del 2021 al 1,01 del 2022, pero atribuible básicamente a su cobertura mundialista.
La merma de televidentes de los canales abiertos es generalizada y persiste en el tiempo. El encendido del 2021 había sido la excepción, mostrado una leve recuperación, pero que solo se explicó por los extraordinarios años que se vivieron en pandemia. El 2022 volvió la antigua normalidad televisiva. No parecería que hacer más de lo mismo sea un eficaz intento para revertir el proceso de audiencia en 2023. Quien pueda ver, que haga algo distinto.