Un inventario de acciones culturales de una arquitecta y gestora cultural que se propone “hacer lo imposible”. Diana Saiegh, presidenta del Fondo Nacional de las Artes, presentó Gestión cultural. Recorridos y experiencias, una publicación concretada a través del programa Mecenazgo en la que despliega su experiencia de más de tres décadas en el ámbito público y privado; fue dos veces directora del Centro Cultural Recoleta, dirigió la Casa Argentina de la Ciudad Universitaria de París (el lugar donde vivió Julio Cortázar en sus primeros años parisienses) y el Museo de Arte Tigre (MAT), entre otros destinos. 

En el prólogo del libro Saiegh revela que lo que aparece en los textos “es una trama, hecha con la misma dedicación con la que se teje a mano un poncho. Tejer cultura punto por punto es como urdir un abrigo, un refugio cálido que brinde certezas para un mundo en crisis”.

“Lleva mucho tiempo llegar a ser joven”. La frase de Pablo Picasso la recordó Andrés Duprat, director del Museo Nacional de Bellas Artes, cuando a Saiegh (Buenos Aires, 1948) la distinguieron como “Personalidad Destacada de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en septiembre de 2019. “Lo que más valoro en ella es su constante inquietud e interés en las cosas. Siempre tiene una nueva idea para explorar o un nuevo proyecto para armar. Ese, sin dudas, es un rasgo de juventud”, planteó Duprat, quien definió a la actual presidenta del Fondo Nacional de las Artes como “un espíritu inquieto”. 

El libro contiene material de archivo de la arquitecta y gestora cultural, muchas fotos, recortes periodísticos y textos de escritores, críticos, periodistas, arquitectos, docentes y coleccionistas de arte y gestores culturales, entre los que se destacan Eduardo Berti, Jorge Caterbetti, Delfina Helguera, Graciela Novoa, Emilio Basaldúa, Fernando García, María José Leveratto, Jacobo Fiterman, Andrea Harari, Andrés Gribnicow, Olga Cosentino, Luis Ovsejevich y Alejandra Rodríguez Ballester.

La aventura de transitar experiencias culturales diversas es un trabajo colectivo. Saiegh cree en la fuerza y el empuje que implica armar equipos para gestionar. El libro mismo es una apuesta en conjunto en la que participaron Gabriela Jurevicius (coordinación del proyecto), Mónica Pallone (edición general), la escritora y editora Gabriela Saidon (edición literaria), Paula Repar, Ariela Vilker y Andrés Gribnicow (asistentes de investigación) y Matías Repar (asistente de redacción). 

“El estigma de Diana es hacer lo imposible, siempre se propone cosas que a simple vista no se pueden hacer porque no hay recursos o porque es muy complicado”, cuenta Gribnicow en la Casa de la Cultura del Fondo Nacional de la Artes, ubicada sobre la calle Rufino de Elizalde, en Barrio Parque, casa de inspiración racionalista que construyó el arquitecto Alejandro Bustillo para Victoria Ocampo. “Todos los testimonios hablan de la capacidad de Diana para hacer equipo, entre otras capacidades", agrega Saidon. "Y lo estábamos comprobando en el momento en que hacíamos el libro; la manera amorosa de integrar a la gente que trabaja con ella fue alucinante porque lo que estaba leyendo lo estaba viviendo al mismo tiempo”.

Saiegh, que fue subsecretaria de Cultura de la Ciudad durante la gestión de Carlos Grosso y directora ejecutiva de la Fundación Deloitte para la Educación y la Cultura, tiene una pasión singular por la gestión pública. “Yo fui laica en los 50, comunista en los 60 y peronista en los 70. La lucha laica o libre me debe haber marcado porque mis hermanos mayores estaban muy involucrados. Yo era muy chiquita y me daban un crayón de grasa y me la pasaba escribiendo laica por todas las paredes”, recuerda la presidenta del Fondo Nacional de las Artes con la sonrisa de la niña que fue iluminándole las mejillas. 

“Yo le debo todo a la escuela y la universidad pública. Lo público lo siento como una bandera de lucha”, reconoce la arquitecta y gestora cultural a Página/12. “El sector privado tiene facilidad económica a diferencia de la gestión pública que siempre tiene problemas presupuestarios. En la gestión privada falta la chispa, la llamita de lo público. En el sector privado no hay permiso para el factor riesgo. En el sector público estamos todo el tiempo sin red”, compara.

El año que recién comienza será el último como presidenta del Fondo Nacional de las Artes. “El Estado es una carrera de obstáculos por distintos motivos, no solo presupuestarios”, aclara Saiegh y comenta un ejemplo cercano. Cualquier idea que se le ocurra a ella o a su equipo no se puede concretar si no fue votada antes en la reunión del Directorio. “A veces es jodido porque nos enteramos que alguien está pasando por un problema de salud muy grave y el Fondo tiene el atributo de dar unas becas, que es para casos de enfermedad, pero si no se vota en la reunión del Directorio no se pueden dar. Y la persona lo necesita ya. El Estado tiene reglas muy inflexibles”, reconoce la funcionaria. “La carrera de obstáculos quiere decir tener claro el objetivo y adonde vas; es como intentar salir del laberinto, pero por donde tenés que ir no te lo explica nadie. En ese sentido, mi esperanza es que haya una camada de gente joven que pueda sortear estos obstáculos. La suma del trabajo igual da positivo por todo lo que se va logrando, tanto en el camino como en la llegada”.