El 1 de enero, día del aniversario de la muerte de Franco Centurión por la que se abrió una causa para investigar los malos tratos recibidos por policías en la comisaría 45 de Tartagal, el padre y la madre del joven denunciaron que recibieron amenazas de muerte ambos, y de violación dirigidas contra la mujer.
Santos Centurión y Carmen Córdoba denunciaron las amenazas ante la auxiliar de la fiscalía de Derechos Humanos, Josefina Calvo. Padre y madre informaron que recibieron las amenazas vía whatsapp y que incluso les mandaron la foto de un arma y de balas.
Franco tenía 29 años, luego de haber sido detenido en la comisaría 45 de Tartagal a fines de 2021, salió con un cuadro de salud crítico del que no se recuperó. El padre responsabilizó por su fallecimiento a los efectivos policiales afirmando que lo habían sometido a golpizas brutales.
Santos Centurión denunció que el 1 de enero último, alrededor de las 21, comenzaron a llegar al teléfono de su esposa mensajes de whatsapp del número 387 5280274 con amenazas de muerte dirigidas a su familia. Además, a la mujer la amenazaron con violarla. Y le enviaron la imagen de un arma y balas. El padre indicó que cuando esto pasó tuvieron como testigo al policía federal de la consigna fija con la que permanecen después de haber denunciado otros hechos de violencia policial y hostigamiento que fueron posteriores a la muerte de su hijo Franco.
"A mi me pagaron para boletearte a vos y tu familia y yo cumplo", afirma, entre insultos, el primer mensaje recibido en el teléfono de la madre de Franco. Ella contestó que averiguaría quien le escribía y recibió como respuesta: "Yo cumplo. Si vivís, sí, dale ortiva".
Luego siguieron amenazas de violencia sexual desde el mismo número, y se reiteraron las amenazas de muerte: "Sos boleta por orden de mi juez". Córdoba preguntó quién era y le respondieron: "el que te va a boletear".
Centurión dijo que su esposa no contestó más y luego los mensajes del mismo número terminado en 274 comenzaron a llegarle al celular suyo. "Te la tengo jurada, a vos a plomo", volvió a amenazar el remitente de los mensajes, además de insultar otra vez.
Santos Centurión respondió avisando que al día siguiente haría la denuncia en la fiscalía y recibió como respuesta: "hay un fiscal que pide por vos", a pesar de que Centurión o tiene causas penales en su contra. "Vamos a años anteriores y hasta hoy día"; "vas en cana vos", insistió la persona que envió los mensajes amenazantes. Centurión contestó: "ah, vos mataste a mi hijo" e infirió que las amenazas provinieron de policías.
Otros mensajes insisten con la intimidación: "La Federal va por ustedes"; "Qué hermoso vas a caer"; "Yo soy fuerza, gil, llamá al 911, gil; yo soy fuerza". "Mi nombre está en el RENAR, al menos sabé qué significan esas siglas, Registro Nacional de Arma (s). Vos gato, no me jodas, fisura, no me escribas más y evitate el pabellón de Orán".
"Hay una parte donde (quien amenaza) dice que un fiscal y un juez le pagaron para deshacerse de mí y de mi familia", contó Centurión: "Tenés miedito (...), el juez (...) de Tartagal tiene precio de su cabeza'", le dijeron.
Por la afirmación "yo soy fuerza" y porque se dirige a su esposa con nombre y apellido, y otras menciones a jueces y fiscales, Centurión considera que las amenazas provienen de policías que están siendo investigados tras la denuncia que él realizó responsabilizándolos por vejaciones a su hijo cuando lo tuvieron detenido, provocándole un cuadro de salud grave que terminó en su muerte.
Centurión dijo que días atrás un vecino vio a un hombre delgado y alto observando su casa. Además, contó que miembros de la Brigada de Investigaciones rondan todos los días el domicilio familiar en una camioneta sin patente y que miran hacia su casa, algo que no le parece casual.
El denunciante manifestó asimismo que su hijo de 25 años es constantemente perseguido por la Policía. Dijo que en una ocasión le pegaron e incluso luego fueron a su casa y violentaron a la madre, hecho que fue denunciado formalmente. Tiempo después lo interceptaron en la calle, "le pegaron con la cachiporra y le partieron la ceja".
El padre añadió que a eso de la 1 de la madrugada del viernes pasado cuando su hijo volvía en moto, dos policías de la motorizada comenzaron a seguirlo odenándole que parara pero el joven no hizo caso y siguió hasta su casa, donde tiró su moto, apresurado por entrar. Por detrás llegó uno de estos policías, pero fue frenado por el federal que realizaba la consigna, entonces el motorizado se justificó afirmando que el joven "viene robando". "El policía federal respondió que el chico no tenía nada, y que la moto era de él", aseguró Centurión. El efectivo provincial se retiró cuando el otro funcionario se disponía a elaborar un informe. Santos Centurión agregó que a un sobrino suyo que tiene el mismo apellido "le quebraron las costillas y la clavícula meses atrás".
En este contexto, Centurión manifestó que tiene miedo por su familia. Contó también que en otra ocasión, cuando iba a buscar del colegio a su hija de 14 años, lo rodearon efectivos de la Brigada de Investigaciones para preguntarle si él era Centurión.
El padre dijo que teme además que la muerte de su hijo Franco quede impune porque en la autopsia se afirma que tenía cáncer y que eso también estaría en la historia clínica del Hospital San Bernardo a donde fue derivado luego de estar internado en el Hospital Juan Domingo Perón de Tartagal. Sin embargo, Centurión aseguró que nunca el personal médico le dijo que su hijo tenía cáncer, además de que en los dos hospitales se negaron a facilitarle la historia clínica. Centurión explicó que si bien su hijo recibió un transplante de médula cuando era chico, ya estaba bien de salud. Sin embargo, después de que lo tuvieran detenido en la comisaría, salió muy enfermo y orinaba sangre.
Además contó que hace unas semanas le reclamó al gerente del Hospital San Bernardo que nunca le informaran que su hijo estuvo internado con diagnóstico de cáncer, y el médico le respondió: "si no le dijeron que tiene cáncer es porque no tenía cáncer". El gerente se comprometió a revisar la historia clínica, y le informó: "figura una fisura en la pierna", pero no le dio más detalles esgrimiendo que debía reunirse con el gobernador en ese momento y después no contestó las consultas.
Policías investigados
Franco fue detenido el 11 de noviembre de 2021 por portación de arma, esa causa sigue abierta a cargo del fiscal Pablo Cabot. Según contó Santos Centurión, el joven había ido con un amigo a recoger algarroba y encontraron un arma cargada que levantaron y guardaron en la mochila. La Policía los detuvo al encontrarla cuando los requisaron en la vía pública. El padre sostiene que Franco fue sometido a golpes durante su detención en el 911 y en la comisaría 45. Centurión dijo que todavía no consigue que le muestren el arma o una foto, y su acta de secuestro.
Después de la muerte de Franco, los fiscales penales Gonzalo Vega y Gabriel González, imputaron al jefe y segundo jefe de la comisaría 45 por incumplimiento a sus deberes de funcionarios públicos.
Luego de avanzar en la investigación ampliaron la acusación a otros efectivos. Dos suboficiales fueron imputados por vejaciones, por un trato denigrante con la víctima a la que obligaron a que se quitara la ropa, y sometieron a tratos humillantes y de burla por su aspecto físico.
Ocho suboficiales fueron imputados provisionalmente como autores de severidades en concurso ideal con omisión de los deberes de funcionario público porque no proveyeron la atención médica que requería el joven Franco Centurión.
Su padre dijo que hubo un acusado más por pegarle a su hijo, aunque no conocía con precisión esa última imputación.
Asimismo, el padre se quejó porque estos policías están libres y en funciones. Indicó que hasta la fecha no recibe asistencia estatal, aseguró que tras la muerte de Franco la familia quedó "destrozada" y con muchas deudas que tomaron para cubrir gastos médicos, de sepelio y abogados. Agregó que los fiscales no le informan sobre el proceso penal y reclamó una audiencia con el nuevo ministro de Seguridad, Marcelo Domínguez, y con el gobernador Gustavo Sáenz.